Al menos en votos, que es lo que cuenta, en Barcelona ha ganado Xavier Trias y el PSC en Cataluña. Pero lo verdaderamente interesante empieza hoy, por eso de que una cosa es ganar y otra gobernar. Hasta el día 17, queda inaugurado el baile de los pactos y las parejas o triángulos del festejo dan para combinaciones muy diversas. Vaya por delante la singularidad del nivel de participación, sensiblemente más bajo en Catalunya que en el resto de España en general. Ya presagiaba algo la caída del voto por correo entre los electores catalanes con una campaña de tintes muy distintos según los territorios del Estado, pero planteada como una batalla en clave nacional (estatal), probablemente uno de los motivos de cierta aversión a las urnas.

De hecho, el nacionalismo apenas estuvo presente en estas semanas pasadas y mucho menos el independentismo. La frustración de muchos por la desinflamación del procés ha podido hacer realidad el dicho popular de “camarón que se duerme, se lo lleva la corriente”. Si no, que le pregunten a Esquerra Republicana de Cataluña. A la espera de lo que veamos en los próximos días, podríamos concluir que los únicos felices en esta jornada pasada eran una pareja de mirlos que revoloteaba y canturreaba ayer por una céntrica plaza barcelonesa.

Por el contrario, y a la expectativa de ver como se explican algunas cosas por parte de los afectados, cabe preguntarse si asistiremos a alguna dimisión. Aunque lo normal en estos casos es asistir con perplejidad a las proclamas de exultantes avances en todas las demarcaciones: siempre ganan todos, por difícil que sea justificarlo en tantas y tantas ocasiones. Los republicanos ya se presentaban anoche como “el partido con más concejales de Cataluña”. Si les sirve de consuelo…

Los electores ya no pintamos nada: no sirve ni el recurso al pataleo. Lo previsible es que se fie todo a una aritmética municipal que no sabemos en absoluto a donde puede conducir, dada la multiplicidad de variables que pueden barajarse, pero que queda en manos de los electos y las direcciones de sus partidos que miran ya hacia la lontananza de las elecciones generales. De poco vale ya o más exactamente de nada, interrogarse sobre como habría sido esta campaña en Barcelona si se hubiera centrado en un modelo alternativo de ciudad. El debate local quedó sumergido en las redes. En este baile de los vampiros que se nos aventura, será mejor no aventurarse en demasiadas especulaciones, pero hay algunas conclusiones que merece la pena tener en cuenta a partir de los resultados.

En primer lugar, hay algunos elementos destacables: la irrupción de Vox, la homologación de esta formación de ultraderecha; la desaparición de Ciudadanos como algo que pudo ser y se ha disuelto como un azucarillo; el batacazo de ERC, sin duda el gran perdedor de estos comicios, incluido su fracaso en lo que habían denominado la batalla por el llamado “cinturón rojo” barcelonés; la evidencia de las dificultades que entraña ganar un partido con los suplentes, como es el caso del PSC, probablemente porque nadie quería asumir el riesgo de ser titular; la demostración de que los socialistas catalanes son los vencedores en Cataluña, con lo que ello puede significar a nivel de la comunidad  y el futuro del Govern de la Generalitat.

Al final, está claro que los indecisos no eran tantos como se creía y acaban siempre nadando a favor de la corriente. Incluso cabe preguntarse para que sirve eso de la “jornada de reflexión”, salvo para dar un día de asueto y diversión político-mental a los ciudadanos. Pese a que ganas dan, es preferible no elucubrar demasiado, pero vaya por delante que el PSC correría un serio riesgo de cara a las generales si opta por pactar de entrada con los Comunes y regalarles la alcaldía. Incluso cayendo en la tentación de optar por la vía de un tripartito con ERC. Veremos quién y dónde toma la decisión final de los pactos

¿Y cómo reaccionará ERC? Ha perdido casi cien mil votos en Barcelona a pesar de ostentar, que no ejercer, el Govern de la Generalitat. La división y la abstención han perjudicado claramente al independentismo: ayer se despedía al Camp Nou hasta vaya usted a saber cuando por la remodelación; sin embargo, aquello de clamar “in-inde-independencia” en el minuto 17’14 tardaremos en verlo, si es que vuelve a sentirse.

Vienen unas jornadas para analizar con calma y detalle los resultados, pueblo a pueblo y barrio a barrio. También de examinar el panorama nacional, es decir, estatal, con la perspectiva de unas elecciones generales que con frecuencia se han presentado como una segunda vuelta de las municipales en las que se han elegido más de 67.000 concejales y 766 diputados autonómicos. El PSC ha ganado en votos en Cataluña, pero no es un buen resultado general para el PSOE; tampoco para Sumar y su lideresa, Yolanda Díaz. La estrategia de dar alas a la vicepresidenta y cargar la artillería contra Podemos no parece que haya sido precisamente exitosa en la perspectiva de consolidar el pacto múltiple que ha permitido a Pedro Sánchez asentarse en La Moncloa.