Demos la sincera bienvenida a Xavier Trias en su meritorio esfuerzo por recuperar la alcaldía de Barcelona. Con todo el respeto que le tenemos a su avanzada edad --no tan provecta, al fin y al cabo, como la del “Tete” Maragall--, es una lástima que se presente por un partido que todos, en Cataluña, identificamos con la corrupción, con los hedores del 3% y con la decadencia terrorífica de nuestra región en términos de economía, de inteligencia, de cultura, de operatividad política y, en fin, de cordialidad.

Aunque Trias se dejó algunos jirones de respetabilidad en el caso Paradise papers, y a pesar del perfil de los dirigentes de su partido --Turull, Borràs, Dalmases y tutti quanti banditi y sospechosos habituales--, ahora, en su nuevo asalto al Ayuntamiento de la Ciudad Condal, tiene sus posibilidades, no cabe duda de eso, siempre y cuando, desviando la vista de esa dirigencia que atufa a cantina de presidio, sea capaz de rodearse de un equipo competente y honesto… que no es exactamente lo que hizo en su anterior andadura.

No olvidamos que cuando usted era alcalde de Barcelona, durante los años 2011-2015, los lugartenientes que eligió --sin que nadie le obligase-- eran… digamos claramente mejorables.

Recordamos que fichó como encargado de urbanismo a Antoni Vives, sujeto de carácter injustificadamente prepotente, condenado en los tribunales a dos años de cárcel por favoritismos corruptos cuando era concejal del ayuntamiento, presuntamente enredado en el caso 3%, y actualmente dedicado (según informa Carlos Quílez en El Taquígrafo) a suculentos negocios con una de las dictaduras más turbias y estúpidas del orbe. ¡Con lo bien que Antoni podría vivir en su Cadaqués natal, localidad de la Costa Brava paradisíaca (salvo en verano), dedicándose a escribir sus, sin duda, interesantísimas novelas!

Recordamos, señor Trias, que su otro lugarteniente y heredero in pectore --al margen de Elsa Artadi, que también aspiraba a ser alcaldesa en lugar del alcalde y que, como informó Crónica Global, recientemente ha abandonado su desnortada carrera política para fichar como asesora en Foment del Treball--, era nada menos que Joaquim Forn. ¡Primer teniente de alcalde! Pero ¿cómo demonios se le ocurrió a usted darle ese puesto tan distinguido, si Forn, siendo joven, durante los JJOO que supusieron el gran salto adelante de la ciudad, se enroló con Jordi Pujol hijo y demás cachorros agosarats de las juventudes convergentes… para boicotear los Juegos con sus grotescas reivindicaciones?

Su fracaso en el intento de reventar los Juegos no le enseñó nada: en 2017, pertinaz en el error, ocupó la Consejería de Interior de la que el más avispado Jordi Jané, acababa de desertar (previendo lo que Forn también podía haber previsto: que le lloverían bofetadas), y pringó casi cuatro años en la cárcel por su papel en el Golpe de Estado de Puigdemont y Junqueras. Él creía que sólo lo tendrían encerrado un fin de semana. Un lince.

¡Vaya equipo humano de ensueño, señor Trias! ¡Qué nivel! ¡Le ruego muy encarecidamente que si recupera la alcaldía esta vez elija mejor a sus colaboradores! Y por supuesto: sobre todo, no ponga a redactarle los discursos al presunto autor negro del libro que usted firmó en 2018, “Tot el que no es volia dir”: el libro más trivial, más tópico y letárgico, peor escrito, menos leído y, en fin, más tonto de todos los que ha dado la política catalana de los últimos años, ¡y mire que son muchos!

Aún no le he perdonado el precioso tiempo que perdí tratando de leerlo. Pero es que es público y notorio que el negro que supuestamente lo redactó, Gabriel Morcillo Figueras, en arte “Biel Figueras” y por mal nombre “Fétido Adams”, es incapaz de hacer la “o” con un canuto y hasta cuando insulta, adormece. “Trabajaba” en las oficinas convergentes del Ensanche barcelonés, se libraron de él y ahora sestea en la delegación del barrio de Gràcia. Seguramente le está esperando a usted como agua de mayo. ¡Atento, Trias, que “Biel” tiene todas sus esperanzas puestas en su regreso a la alcaldía!

Usted sabrá --si la alcanza, si la recupera--, lo que le conviene hacer con morcillos semejantes. Yo, con recomendarle que elija con cuidado a sus colaboradores, ya he cumplido.