Los ‘indepes’ son unos negados. El Gobierno socialista de Pedro Sánchez da todo lo que quieren los independentistas, salvo la autodeterminación y la amnistía. Sánchez es atrevido, pero no quiere ir a la cárcel y los separatistas lo saben. Las dos partes, sin embargo, hacen el paripé. Se odian, pero se soportan porque están en el poder.

En agosto, el Gobierno dejó libres seiscientos kilómetros de peajes en la AP7. El origen del problema se estableció con la administración de José María Aznar, que era consciente de ello y quería que todas las autopistas fueran de pago. Pero rectificó y dio marcha atrás, porque no quería perder el poder en la Moncloa. Lo perdió por los atentados del 11M, que fue nuestro 11S, y que hemos recordado la pasada semana. Aquello provocó el triunfo de Zapatero, origen de la actual crisis territorial.

La semana pasada el Govern rechazó la inversión del Estado de 1.700 millones de euros para la ampliación del aeropuerto de El Prat. El Ejecutivo catalán defiende el área protegida de La Ricarda.

Esta semana un rector de universidad ha cesado a su vicepresidenta por alentar la violencia y el Govern ha pasado de puntillas. Y se ha producido un cisma en el Ejecutivo, tras la decisión del presidente Pere Aragonès de rechazar a los miembros de Junts per Catalunya que esta formación había elegido para formar parte de la Mesa de Diálogo. La Generalitat es una olla de grillos. Cada día un poco más.

Faltan dos años para que se celebren las elecciones generales. Yo no votaré a nadie. Sólo lo haré en las elecciones catalanas, pero no sé a quién. Dos años son mucho tiempo.