Hay personas que suman y otras que restan. Por eso hoy voy a romper una lanza a favor de todas aquellas mujeres que ya desde bien jóvenes dejan impronta. Mujeres que suman.
A lo largo de la historia hemos visto innumerables ejemplos de mujeres que habiendo hecho grandes aportaciones a la humanidad no han sido encumbradas como lo hubiesen sido de haber nacido hombres. Todos conocemos también de muchísimas otras que, a pesar de su anonimato, han dejado huella en su entorno. Mujeres que, según el lugar de su nacimiento, aún les ha resultado más difícil abrirse camino.
Nada nuevo estoy planteando, pero no por ser más que sabido deja de ser importante recordarlo una y otra vez, porque en las ocasiones difíciles, en aquellos momentos en que las fuerzas flaquean, los ánimos se desgastan debido a situaciones de presión constante, acoso e incluso maltrato, es necesario recordar que hay referentes, que hay mujeres que son espejo en el que podemos mirarnos, porque probablemente muchas de ellas han pasado por situaciones complicadas e incluso extremas y gracias a esa fuerza interior que todas poseemos, han podido salir adelante. Y es en estos días de pandemia, cuando aun la luz al final del túnel es tenue y grisácea, cuando el tener que estar encerrados gran parte del tiempo entre unas paredes que no siempre son amables y que hacen que el tiempo se convierta en enemigo porque tienes cerca a quien te desmerece, cuando necesitamos elevarnos para mirarnos en un espejo de mujeres a seguir.
Hace unos días se otorgó el premio Nadal a Najat El Hachini por su último libro El lunes nos querrán, que por cierto, tengo pendiente. Al leer el argumento de su novela que nos relata la búsqueda de la libertad tanto a nivel familiar como laboral de dos mujeres, me recordó una entrevista que le hicieron hace algo más de un año y que me llamó la atención por la valentía que demostró enfrentándose, en algún momento de su vida, a unas creencias impuestas que discriminan a la persona solo por ser mujer. Recuerdo que entonces pensé que hay que tener mucho coraje, siendo tan joven, para enfrentarse a todas las consecuencias familiares y sociales que supondría esa decisión. Seguro que no le resultó fácil, y que se dejó cosas en el camino, que pasó por momentos duros, tristes y dolorosos pero su fortaleza interior y esa creencia firme en la libertad y el poder ver a su hija desarrollándose sin esas ataduras le ha llevado a saber que hizo lo correcto. Y ahora, es de esas mujeres que suman en la sociedad dando visibilidad a la posibilidad de tener origen musulmán y no ser creyente.
Otro ejemplo reciente; Gitanjali Rao, la primera mujer que recibe el honor de ser La Niña del Año según la revista Time. Con apenas 15 años ya nos habla de la brecha salarial y ha recibido varios premios por sus inventos y aportaciones para mejorar esta sociedad, inventos destinados a combatir problemas reales como un dispositivo para identificar plomo en el agua de consumo, una aplicación que utiliza la inteligencia artificial para detectar el ciberacoso o la adicción a los opiáceos. Es de admirar como ella misma, a tan corta edad hace la siguiente reflexión: “Estamos aquí en medio de una nueva pandemia global y todavía nos enfrentamos a problemas de derechos humanos”.
Y es que debemos seguir adelante, sin pausa y mirando con ojos críticos como siguen existiendo situaciones de desigualdad en todos los ámbitos, incluso en aquellos que pensamos que ya no se dan. Situaciones provocadas, muchas veces, por personas que restan. Hace unos días me llamó la atención la publicación del ranking de los abogados estrella al frente de las grandes transacciones, porque para mi sorpresa no aparecía ni una sola mujer. Este es solo un ejemplo del mucho trabajo que queda por hacer a todos los niveles.
Es por eso que en momentos como el actual, donde por distintas circunstancias parece que nuestros derechos se tambalean, que nuestro equilibrio emocional está en juego y que la desigualdad se agrava, debemos bucear para encontrar esos ejemplos de mujeres que verdaderamente llevan a cabo una labor tenaz para conseguir mejoras en la sociedad, mejoras que pasan por la igualdad y por el respeto a los derechos humanos.
Porque acogiéndome a esta expresión dicha por la joven pero gran Gitanjali Rao: “Si yo puedo, tú puedes, todos podemos”.