Pilar Eyre, periodista, escritora y autora de  'Yo, el Rey' / PABLO MIRANZO

Pilar Eyre, periodista, escritora y autora de 'Yo, el Rey' / PABLO MIRANZO

Pensamiento

Pilar Eyre: "Felipe González salvó la monarquía con la abdicación de Juan Carlos"

La autora de 'Yo, el Rey' señala que el monarca no volverá más a España y que reclamó a los dirigentes políticos tras el 23F que no controlaran su vida privada

22 noviembre, 2020 00:00

Pilar Eyre (Barcelona, 1951) ha plasmado en Yo, el Rey, (Esfera de los libros), buena parte de su trabajo profesional durante décadas. La periodista y escritora narra, como si fuera una novela histórica, la trayectoria del rey emérito Juan Carlos I, desde los tiempos de Alfonso XIII en el exilio de Roma. Eyre conversa con fluidez, y avanza y retrocede para señalar con claridad que Juan Carlos I “ya no volverá a España”. No tendría sentido y perjudicaría a la institución, que es lo que se pretende salvar y consolidar con la figura de Felipe VI, a su juicio. En esta entrevista con Crónica Global asegura que el expresidente Felipe González ha sido determinante en toda la vida del rey emérito, y que fue clave para su abdicación. “Felipe González salvó la monarquía con la abdicación de Juan Carlos”.

--Pregunta: ¿La infancia del rey emérito es tan determinante para su vida posterior, como ocurre también con otros personajes históricos?

--Respuesta: Todo lo que le pasó luego al Rey Juan Carlos se puede decir que se decidió en su infancia. Ha sido sordo de un oído toda su vida como producto de una de las palizas en el colegio donde estaba, en los Marianistas de la ciudad suiza de Friburgo. Sufrió bullying, en una escuela en la que había chicos mayores que él, muchos de ellos huérfanos con grandes fortunas, que tenían armas, y que eran unos déspotas que le hicieron la vida imposible. Allí estableció amistad con Karim Aga Khan y un príncipe georgiano, con los que ha mantenido siempre el contacto.

 

 

Pilar Eyre habla de la infancia del Rey Juan Carlos en una entrevista con Crónica Global / CG

--¿Cómo reaccionó ante esa experiencia?

--Fue un chico descuidado, que llamó la atención a Franco, cuando lo conoce para hacerse cargo de su educación. Franco no podía entender que la gran esperanza de la monarquía estuviera tan descuidada. A Juan Carlos todo aquello le sirvió para resistir, para hacerse fuerte en su trayectoria por la vida.

--Una de las cuestiones que sigue sorprendiendo, y que se narra en el libro, es la poca formación de Juan Carlos I. ¿Compensa en algún momento esas carencias, que se muestran en su adolescencia y juventud?

--Él siempre ha explicado que tiene poco de aquí --y Pilar Eyre se toca la cabeza-- y mucho de olfato. Ha sido el hombre que mejor ha callado en España, como se ha dicho en numerosas ocasiones. Tiene, efectivamente, olfato político, información privilegiada, todos los directores de los servicios secretos han sido amigos suyos y le rendían cuentas. Formación intelectual no ha tenido ninguna, y hay muchas anécdotas que lo ilustran. Y lecturas prácticamente ninguna.

--La relación con Franco es muy estrecha. ¿Hasta qué punto es Juan Carlos producto de esa relación?

--Con Franco tenía muchas cosas en común. Los dos tienen una similar percepción de la infancia. Franco sufre, como Juan Carlos, la humillación en la Academia Militar de Toledo, al encontrarse con chicos mucho mayores que él. Eso les unió mucho. Cuando se vieron por primera vez fue como un amor a primera vista. La esposa de Franco, Doña Carmen, lo expresa en aquel momento al señalar que Juan Carlos ha robado el corazón a su marido. Es el nieto que no tenía, y al salir del primer encuentro, Juan Carlos expresa al duque de Sotomayor que le ha parecido, efectivamente, que era como su abuelo. Y le señalan, de inmediato, que no se lo diga a su padre, Don Juan, que rivaliza constantemente con Franco. Juan Carlos lloró a la muerte de Franco, y protegió a su familia. Cuando muere, señala que todo lo que es se lo debe al caudillo. Y la relación queda clara, cuando el 23F los militares le obedecen porque han jurado obedecer al sucesor de Franco.

 

 

Pilar Eyre habla de la relación del Rey Juan Carlos con Franco / CG

--¿Franco es consciente de que a quien ha protegido no mantendrá el régimen de la dictadura?

--Cuando Juan Carlos le pide estar presente en los Consejos de Ministros, Franco insiste en que no le serviría, que él deberá gobernar de forma distinta, para encarar otros tiempos. En el documental que realizó la televisión francesa, Juan Carlos señala que Franco sólo le pidió, justo antes de morir, que mantuviera la unidad de España. No le ofreció ningún otro consejo.

--La figura del caudillo es crucial, cuando muestra su rechazo total al padre de Juan Carlos, don Juan de Borbón.

--Lo aborrecía. Consideraba que tenía una vida desordenada, que no era capaz de manejar su casa, y la rivalidad con él es total. Una rivalidad que también se establece entre don Juan y su hijo. Juan Carlos debe escoger y escoge a Franco.

--¿Es una decisión totalmente autónoma la de Juan Carlos elegir a Adolfo Suárez y ese es, tal vez, el momento culminante del rey emérito en la Transición?

--Todos siempre se otorgan sus propios méritos. Fue Torcuato Fernández Miranda quien diseña el cambio, de la ley a la ley. Pero Juan Carlos sí elige a Suárez, que conoce por el trato que les da, desde la dirección de RTVE tanto a él como a la princesa Sofía. Y conecta totalmente. Son dos seductores profesionales, se ríen juntos, mantienen una gran complicidad. Luego la ruptura es traumática, y deja destrozado a Suárez, porque considera que Juan Carlos le ha dado la espalda.

--¿Y ese esplendor máximo, cuándo llega?

--De forma clara llega con el 23F. Todos los presidentes europeos y occidentales le felicitan y se rinden ante la gestión para impedir el golpe de Estado. Lo que hizo se magnificó, porque también nos convenía como país tener un héroe como él. Y es en ese momento cuando él decide pegarse la gran vida y dejar a los políticos que gobiernen.

--Otras informaciones apuntaban a que el rey comienza a verse liberado por completo a finales de los 90. Usted apunta que es mucho antes, a partir de 1981.

--En la reunión que convoca el rey con los líderes políticos, tras el 23F, cuando brindan con champán por cómo se ha podido parar el golpe de Estado, Juan Carlos les dice que ha llegado el momento de que se le deje con otras funciones. Que ellos que encarguen de gobernar, y él queda con las manos libres. Eso se concreta más adelante, con la victoria de Felipe González y del PSOE, un año después. González le pone un ministro de jornada, para sus actos y se decide que nadie intervenga en su vida privada, Se llama a los directores de periódicos, se marcan directrices claras y el rey puede permitirse la vida que quería.

 

 

Pilar Eyre habla de la relación del Rey Juan Carlos con Felipe González / CG

--Por tanto, su liberación, por decirlo así, llega con Felipe González

--Sí, González y el PSOE han estado siempre al lado del rey. Es a él a quien consulta Juan Carlos para que convenza a su hijo de que debe abandonar a Eva Sannun. Hay una simbiosis que no se produce con José María Aznar, que se interesa, para cerrar el grifo, por los fondos reservados, previstos para las amigas del rey.

--Sin embargo, es Felipe González quien también convence al rey para que abdique.

--Sí, es determinante. González tiene una conversación larga con el rey, de la que no se conocen detalles. Pero tras ese encuentro, el rey llama a su hijo y le dice que ha llegado el momento. Esta relación de los socialistas ha existido siempre, y en los últimos meses, cuando en navidades la vicepresidenta Carmen Calvo buscaba con Alfonsín, de la Casa Real, una salida para Juan Carlos en alguna monarquía europea. Al negarse diferentes países a acoger al emérito, sólo quedó Abu Dhabi. Y la idea es que ya no vuelva a España.

--¿No volverá?

--No, la información que yo tengo es que no a volver en ningún caso.

 --Por tanto, se puede decir que Felipe González ha salvado la institución de la monarquía.

--Sí, claro, González salvó de alguna manera la monarquía con la abdicación de Juan Carlos. A mí me dicen que me voy a cargar la institución con libros como Yo, el Rey, pero ha sido el propio rey quien ha estado a punto de cargársela. Creo que en casos así hay que retirar al enfermo, y lo hace Felipe VI, que asume que se debe distanciar de Juan Carlos. En ese momento, se está salvando la monarquía. Algo que el hijo, Felipe, ya se lo había dicho cuando Juan Carlos, en una comida familiar les comunica que se quiere divorciar de la reina Sofía. Es Felipe VI quien le dice que se va a cargar la institución si lo hace.

--¿Realmente no volverá a España?

--Es imposible. ¿Qué haría en España, reunirse en Sanxenxo con sus amigos? No, no va a volver.  

--¿En qué momento, sin embargo, inicia esas prácticas como comisionista?

--En los años 60 hay un momento cero, cuando en la inauguración de un club de unos amigos éstos le ofrecen unos ingresos. Pero es en 1973, con la guerra del Yom Kippur, cuando los países árabes cortan el suministro de petróleo, y España está en una situación muy delicada. En ese momento Juan Carlos intercede y cobra comisiones por ese envío de crudo. Algunos miembros del Gobierno intentan más tarde comprar directamente a Kuwait, pero se decide no cortocircuitar el suministro a través de Manuel Prado y Colón de Carvajal, que es el hombre del Rey Juan Carlos. No era ilegal, en un momento en el que estaba todo por hacer en España. En los viajes sucesivos a los países del Golfo Pérsico la presencia del rey era aplaudida, porque significaba hacer negocios y todo fluía mucho mejor. Después de estudiar su vida tantos años, creo que Juan Carlos no ha sido consciente de todo lo que ha hecho. Cree que ha dado mucho a España y que el país se lo debe. Envidia a los grandes ricos planetarios, y ha querido emular el tipo de vida que llevaban. Cree que se lo merece.

--¿En qué momento podía haber detenido esas prácticas y salir airoso, o era imposible?

--No se puede decir. Creo que todos somos culpables de que eso se llevara a cabo. En sus últimos viajes, sus acompañantes se sorprendían de que no se conociera todo lo que pasaba, con un rey en unas condiciones físicas muy malas. La baraka funcionaba, y la pelota se iba haciendo cada vez más grande. Yo misma, cuando ya se explicaban cosas, lo pase muy mal después de publicar, hace diez años, La Soledad de la Reina. Se pedía discreción, porque se consideraba que Felipe y Letizia todavía no estaban preparados.

--¿El viaje a Botswana provoca que todos abran los ojos?

--Hubo otros momentos anteriores, cuando viaja a Suiza para estar al lado de Marta Gayà, que está en un tratamiento por depresión. Botswana marcó un punto de inflexión, pero después siguió haciendo negocios. A Zapatero le había pedido que no quería viajar más con la reina Sofía. Y siguió con sus prácticas.

--¿Qué representa la figura de Corinna?

--Es una gran historia de amor, al margen de la pulsión sexual de todos los Borbones. Corinna, junto con Marta Gayà y Barbara Rey, son los amores de Juan Carlos. Pero con Corinna es especial, tiene todo lo que le gusta en una mujer: es guapa, joven, lista, elegante, brilla con luz propia…Y hacen negocios juntos. A ella le encarga el viaje de novios de Felipe y Letizia, para atraerla, seguramente. Está loco por ella, y tal vez desde Abu Dhabi esté intentando recuperarla de nuevo.

 

 

Pilar Eyre habla de la relación del Rey Juan Carlos con Corinna / CG

--¿Cómo es posible que no se conociera esa historia, viviendo Corinna durante años al lado de la Zarzuela? 

--Se sabía, pero no se decía. Iba a comprar a tiendas de Madrid, protagonizaba reuniones con fundaciones…y se pensaba que era una princesa alemana que acompañaba al rey. En los países árabes creían que era su segunda esposa.

--¿Es un fracaso como colectivo en España?

--La sociedad es la que menos culpa tiene. La tienen los periodistas, y la clase política, pero está claro que los periodistas tampoco somos unos kamikazes. A mí me apartaron de muchos sitios tras escribir el libro sobre la reina. No ha sido fácil explicar lo que se sabía.

--Pero es un fallo social de una enorme envergadura, como país.

--Yo creo que los líos de falda del rey se conocían y se miraba para otro lado. El mundo de sus conquistas abarca todas las profesiones de este país. ¡Es un mal marido!, se decía, pero lo que importa es que haga de rey. Ahora, cuando se toca el tema económico, con crisis económicas, eso no se perdona. Y una mentira lleva a otras. Y el mito cae de forma definitiva. Y se pone en peligro la monarquía.

--¿Con Felipe VI se puede mantener?

--Yo creo que sí. Si siguen haciéndolo bien, como hasta ahora, tenemos monarquía para tiempo, porque no hay nadie que la cuestione. Pablo Iglesias, en sus conversaciones privadas, lo señala: es vicepresidente del Gobierno. ¿Qué quiere decir? Que no va a cuestionar la monarquía, aunque tenga un objetivo político, como muchos otros.

--Volviendo a la figura del rey en la Transición, Juan Carlos llevó el país a la democracia, pero lo que pretendía era salvar la monarquía.

--Si, lo hace para salvar la monarquía, sabiendo que su padre no iba a ser rey. Y fue astuto. Nombró a Felipe como Príncipe de Asturias, y lo dio como un hecho consumado para que en la Constitución no se apostara por el hijo o hija mayor en la línea sucesoria. Fue lo que pidió, que Felipe fuera su sucesor y que se fijara la inviolabilidad.