Ya pasó el 1-O. Ahora viene la declaración de la República Independiente de Cataluña. A eso van. Hoy, o mañana o pasado mañana, pero lo harán. El referéndum era sólo la disculpa. Y el Gobierno de Madrid entró al trapo. Y derrapando. O sea, mal. Muy mal. Mariano, l'has cagada, con perdón.
Aseguró el presidente del Gobierno de España, Mariano Rajoy, unos días antes del 1-O: "El Estado de derecho ya impidió el referéndum". "Ni habrá urnas, ni se podrá votar". Falso, Mariano. Hubo urnas. Hubo referéndum. Ilegal, chapucero, lo que quiera usted, pero lo hubo. No fue capaz de impedirlo. Usted, Soraya o a quien encargase el asunto. No se impidió. Derrota. Fueron más listos en Barcelona que en Madrid. Fueron más listos los organizadores del ilegal referéndum. El Govern cumplió. El Gobierno de España no cumplió. ¿Responsables? Búsquelos, señor Rajoy. Sino los encuentra el responsable es usted, presidente.
Tras el 1-O han quedado dos cosas claras: que el Gobierno del PP es autoritario y represivo, y que en Cataluña hay una gran movilización. Mariano ha fracasado. En prevenir lo ocurrido y en el desarrollo del referéndum. Las dos cosas ha hecho fatal. Peor imposible. El mundo lo ha contemplado. Un Gobierno de inútiles. Inmovilista. Parece que hemos vuelto a los años 1976-78. Cuando estaban los grises. ¡Cómo repartían! Pues los de hoy no son mancos. No parecían polis. Parecían los GEOS asaltando a comandos armados de papeletas. Carencia de previsión Mariano. Nadie dirigió bien, ni regular, los acontecimientos del fin de semana en Cataluña. Hasta el Rey te lo ha dicho. Despierta, Mariano. Haz algo ya. Tu pasividad desespera. La cagaste, Mariano.
Mariano, hubo urnas. Hubo referéndum. Ilegal, chapucero, lo que quiera usted, pero lo hubo. No fue capaz de impedirlo. Usted, Soraya o a quien encargase el asunto. No se impidió. Derrota
No vamos a repetir las mentiras del Govern. Ni los disparates de Puigdemont y sus consejeros de la CUP. Ya cansa. Pero sí tenemos que analizar y pensar que estamos en un callejón sin salida. Habrá que buscarla. Pensaba este cronista con toda la inocencia del mundo que algo habrían acordado la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría (la triple s) y el vicepresidente Oriol Junqueras en los varios encuentros que tuvieron meses pasados. En Barcelona y en Madrid. Parece que ninguno. O no los han cumplido. O los acontecimientos los han desbordado. O no consiguieron ninguno, que es peor. Y lo ocultaron. Pues no sirven para gobernar. Dos que sobran. Queda demostrado que Soraya, la triple s, ha sido ineficaz al no controlar el proceso del Govern hacia el independentismo. La situación la ha desbordado. Incapaz y torpe. Hasta Europa ya ha mostrado su inquietud. Lo que le faltaba a Europa. Una crisis de Estado en España. Unida al brexit y al ascenso de los partidos ultras en los distintos países, como Alemania, no queda el futuro claro. Oscuro, muy oscuro.
¿Y ahora qué? La pregunta del millón. Sin respuesta. O la respuesta que piensan es la del imberbe Rivera que tanto aconseja a Mariano de aplicar el 155. Si esa es la solución, me borro. Haberlo hecho antes. Méritos ya habían hecho. Prevenir. No lo habéis hecho. Pues buscad otra de más altura, que esa se le ocurre a cualquiera. Incluso a Rivera. ¿Si hay declaración de independencia? ¿Si sólo es declaración unilateral del Parlament? ¡Uf! ¡Qué riesgo! Riesgo para ambas partes. A lo peor ya no tiene el poder Puigdemont. Lo que faltaba. Mediten. Sopesen. O empiecen a hablar, que ya es hora. ¿O usted, Mariano, no sabe dialogar? Sólo esperar, esperar y esperar a que el problema se solucione. Parece que esta vez no hay puros suficientes para fumar esperando. El tiempo apremia, presidente. Y la paciencia se agota. Puede que el Gobierno que presides no de la talla. No esté a la altura que España necesita. Puede que sobre este Gobierno. Que tiene usted una banda de inútiles. Puede que este Gobierno no piense en España y sólo en sus intereses de partido. Que el conflicto les favorezca en las próximas elecciones. La división social le puede pasar factura. Que no tenga proyecto de país. Economía regresiva, corrupción política, autoritarismo, independentismo... Mucha negación. Demasiados departamentos que limpiar. Empieza por Moncloa, Mariano. Está sucio el palacio.