¿Qué quieren que les diga? Yo eché en falta ayer a un activista colgado del monumento a Colón de Barcelona. Unionista, anticapitalista o independentista, me da igual. Pero hubiera sido el perfecto colofón de una jornada hiperventilada a base de símbolos y gestos.
El 12 de octubre nos ha dejado la imagen de los concejales antisistema entrando en el Ayuntamiento de Badalona como un Miura, que es el nombre de la cabra de la Legión que en ese mismo momento desfilaba ante el Rey, Mariano Rajoy y Susana Díaz, vestida de rojo pasión socialista. De toros hablaremos otro día, pues la revocación de la prohibición de corridas está al caer y también se presta a mucha exaltación patriótica. Pero el “rompe y rasga” del concejal de Guanyem ante las puertas del Consistorio de Badalona merecía el símil taurino, pues con este gesto se inauguró otra Fiesta, la nacional.
Ovación en las gradas independentistas y pitos en las constitucionalistas. Hay que recordar que el gobierno municipal de Badalona pretendía acatar la orden judicial que obligaba al consistorio a cerrar puertas el 12-O, pero Guanyem y la CUP cayeron en la provocación de otro dirigente dado al exabrupto, el portavoz de CDC en el Congreso, Francesc Homs, quien utilizó las redes sociales para recordarles sus promesas de desobediencia.
El “rompe y rasga” del concejal de Guanyem ante las puertas del Consistorio de Badalona merecía el símil taurino, pues con este gesto se inauguró otra Fiesta, la nacional
Los hechos de Badalona acentuaron el postureo identitario que, ya de por sí, tiene la festividad del 12-O en Cataluña. Una consejera de la Generalitat, Meritxell Borràs, colgó en las redes sociales su propia foto trabajando en festivo, pues siendo de CDC, había que demostrar que se puede ser tan desafiante o más que sus compañeros de gobierno de ERC --Comín, Junqueras y Romeva-- que tampoco bendijeron la fiesta.
Hubo, un año más, guerra incruenta de banderas catalanas, españolas e independentistas ondeando en distintos puntos de la ciudad. Una guerra en la que Ciudadanos nunca quiere entrar, pero su líder autonómica, Inés Arrimadas, intervino a regañadientes para asegurar que las resoluciones judiciales hay que cumplirlas. Mucho más comedido estuvo el PSC, pues gracias a sus votos gobiernan los antisistema en Badalona. Pero fue el exalcalde de esta ciudad Xavier García Albiol quien vivió su día grande tras convencer a la delegada del Gobierno, Llanos de Luna, de que impugnara judicialmente la apertura del ayuntamiento.
De esos gestos vive la política catalana desde que el “procés es procés”. Vacuos, sí. Cansinos, también. Y desconectados del mundanal ruido ciudadano.