En torno a Núria Parlon
En los últimos días andan atizando los columnistas y tertulianos, tanto del independentismo como del constitucionalismo, a la alcaldesa de Santa Coloma de Gramenet, Núria Parlon, por sus declaraciones a favor del derecho a decidir. No comparto su opinión al respecto, porque ya el PSC se posicionó sobre el tema, como --y más importante-- me parece que se equivoca, al igual que todas las personas de izquierdas, en dejarse llevar por las milongas nacionalistas.
Las críticas a Parlon, me da a mí, vienen por su formulación de izquierdas, al poner el énfasis en aquellos problemas que de verdad interesan y preocupan a las clases desfavorecidas
No obstante, quiero romper una lanza en su favor porque creo que, si todos la critican, es por alguna razón que va más allá del famoso referéndum. Y es que las críticas, me da a mí, vienen por su formulación de izquierdas, al poner el énfasis en aquellos problemas que de verdad interesan y preocupan a las clases desfavorecidas, y por su crítica al pacto con C's y su voto negativo al mismo, algo que levanta ampollas en el establishment constitucionalista, más preocupado por el orden territorial que por los desahucios. En eso coincide con el establishment independentista, porque en materia económica y social van cogidos de la mano.
Núria Parlon no tiene un discurso al uso en lo que debe ser la política socialista, y eso molesta, repito, más que el referéndum. Algún opinador ha dicho de sus discursos que tienen "aromas podemitas", como si eso fuera un estigma, claro que de él se podría decir que tiene "aromas ciudadanos" (y no de la Revolución Francesa). Es por este flanco por lo que se la critica de verdad pero, como no es políticamente correcto decirlo, entramos por el nacionalista.
Uno, como viejo socialista marxista, de corazón luxemburguista, alma largocaballerista y de cuerpo y alma madridista, sólo me queda decirle a mi compañera Parlon que, desde mi discrepancia con el tema del referéndum, continúe expresando sus opiniones sobre el socialismo; ya que, como escribían los berlineses durante los bombardeos aliados, Unsere Mauer brachen, aber nicht unsere Herzen (pueden destruir nuestros muros, pero no nuestros corazones). Y, más allá de la época en la que fueron escritos y del régimen nefasto del momento, sí creo que la frase refleja la resistencia que debemos mantener frente a los ataques del sistema y, como dice mi amigo Oskar Lafontaine, el corazón late a la izquierda.