'Lux', de Rosalía

'Lux', de Rosalía

Músicas

'Letra Global' resume 2025 a través de una selección de las mejores músicas y sonidos contemporáneos

La revista cultural de Crónica Global recopila los discos y canciones que identifican a este año

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Con la excepcionalidad de los añadas musicales pasa un poco como con las cosechas de vinos. La calidad se la suponemos. Se la imaginamos. Ahora nos parecen buenas y creemos que mejorarán con los años. Pero la verdad es que, hasta que pase el tiempo —único crítico verdadero, para qué vamos a engañarnos— nadie puede asegurarlo del todo. 2025 se presenta, en cualquier caso, como una cosecha musical de alta calidad: un año en el que al rigor y la belleza de las obras se les ha unido, de manera poco frecuente, el éxito de público. Cuando eso sucede —cuando la alta calidad y la recepción sensible coinciden— conviene felicitarse.

Se intuyen, además, ciertas directrices por las que es probable que la música transcurra en las siguientes décadas. Vuelve la sofisticación, el gusto por la artesanía y el estudio, la raíz al lado de la maquinita. El innegable desgaste de la música urbana, lejos de empobrecerla, parece sentarle bien. Se le injertan esquejes ajenos (valga la aliteración): así, al trap se le suma el folklore, al flamenco la orquestación barroca, a la electrónica le sienta bien el pellizco soul. En fin, gozosos híbridos de laboratorio que pronto, tal vez, serán bosque.

La portada del álbum de Rosalía, 'Lux'

La portada del álbum de Rosalía, 'Lux'

Lux. Rosalía

El dilema de la mayor parte de listas de este año consiste en discernir si es mejor escapar del tópico y bajar el nuevo disco de Rosalía Vila del número uno o ser honesto con la calidad de la propuesta y el hondo calado de su recepción y dejarlo en primera posición. Si los discos no son solo lo que son, sino también lo que los oyentes quieren que sean, Lux —excesivo, barroco, accesible y hermético; Simone Weil y bailable— es el mejor disco del año. Rosalía vuelve a demostrar que el pop, cuando se toma en serio a sí mismo, puede dialogar con la tradición, la filosofía y la vanguardia sin bajarse del gusto popular.

'Baby' de Dijon

'Baby' de Dijon

Baby. Dijon

El segundo disco de Dijon —reconocido compositor de temas ajenos— ha revolucionado el mundo del R&B y el pop tradicional. Una mezcla de sonidos procesados (a lo Frank Ocean) y la herencia de Ottis Redding o Sam Cooke. Falsetes, ternura momentos rítmicos que recuerdan a Prince, todo es hermoso, todo emotivo en esta obra que celebra la recién estrenada paternidad del compositor. Excesivo collage de voces (se trae para cantar con él a Cara Delevingne o Justin Vernon) que pasa de la felicidad a la obsesión en una montaña rusa que, al tiempo, fascina y emociona.

Bad Bunny

Bad Bunny

Debí tirar más fotos. Bad Bunny

Dicen los fanáticos de Benito que es el Bob Dylan del siglo XXI. ¿Pero qué Dylan? Ya que Dylan es muchos. En este disco digamos que se asemejaría al Zimmerman de la primera etapa (donde la denuncia política y social estaba en primer plano) pero cambiando la guitarra acústica por el vodocoder y el festival de New Port por una fiesta caribeña a las tres de la mañana. Bad Bunny firma aquí un disco marcado por la conciencia portorriqueña. El resultado es un álbum, de alguna manera, anticomercial, que se acuerda de la salsa y del merengue, pero también de la tristeza. Al festín de ritmos se le suma la escritura más autobiográfica del boricua hasta la fecha. Memorias nostálgicas y reivindicativas de un mundo —el Puerto Rico que él conoció de joven— que está a punto de desaparecer.

'For Melancholy Brunettes (& Sad Women)'

'For Melancholy Brunettes (& Sad Women)'

For Melancholy Brunettes (& Sad Women).Jazz Breakfast

Michelle Zauner suelta este “Para mujeres meláncolicas y mujeres tristes, cuatro años” después de su exitosa eclosión con Jubilee. En medido, se ha semiretirado a Corea del Sur (el país de su madre fallecida) para rumiar bien las canciones de este nuevo trabajo. Folk de lujo, cámara pop, toques countries para una colección nostálgica pero sin dramatismo. En este año de tanta exuberancia la belleza de este álbum es un respiro. La manzana después de la comilona. Ah, y para redondearlo sale hasta el mismito Jeff Bridges (nuestro querido El Nota de El Gran Lebowski) que con su voz cascada amplia el carisma de un ya carismático disco.

'Hasiera Bat'

'Hasiera Bat'

Hasiera Bat. Gorka Urbizu

Tras su dilatada carrera al frente de Berri Txarrak, el navarro Gorka Urbizu publica su primer disco en solitario. Hasiera Bat (Un comienzo, en euskera) propone canciones desnudas, sostenidas por melodías claras y una escritura que renuncia a lo accesorio para abrazar la verdad. La lengua materna como cordón umbilical e introspectivo. Producido por Joan Pons (autor del altamente reivindicable Eril, Eril, Eril) el sonido es de una minimalismo estremecedor. Austeridad radical que consigue que la canción se aguante por sí misma, sin trampa ni cartón..

'The Clearing'

'The Clearing'

The Clearing. Wolf Alice

La banda británica se quita los complejos de encima y firma su entrega más desprejuiciada.  Atrás quedan la estética grunge de sus inicios o los guitarreos banales. Aquí se dedican a revisitar el legado del rock de los 70 más sofisticado. Nunca la relectura de Fleetwood Mac o ABBA fue tan nutritiva. Pianos, escalas y una voz —la de Ellie Rowsell— capaz de transitar entre la fragilidad y la contundencia de Axl Rose.

'Get Killed'

'Get Killed'

Get Killed. Geese

Get Killed es un disco excesivo y nervioso, que hace de la imperfección virtud. La banda de Cameron Winter entiende el post punk como un picadora industrial de estilos, referencias y actitudes que se superponen sin jerarquía. Hay ecos del art rock neoyorquino y del funk desquiciado. La cosa suena a Talking Heads o Radiohead pero sin la carga intelectualoide.

'La vida era más corta'

'La vida era más corta'

La vida era más corta. Milo J.

Una de las mayores sorpresas del año. Disco doble que desborda talento sincrético, capaz de dialogar con el folklore del Río de la Plata sin perder la contemporaneidad rapera. La vida era más corta destaca por una escritura precozmente lúcida, por una mirada generacional —Camilo tiene ahora 19 años— tan atenta al pasado como a lo que vendrá. En el disco conviven mineros y jacarandás, niños pobres con beats actuales, corazones como camalotes —esas islas de hierba a la deriva que tanto abundan en el río Paraguay— sin fricción. Más que una promesa, el disco funciona como la confirmación de que en Milo J es la nueva estrella de la música del sur del continente americano.

'Songs of Odysseús'

'Songs of Odysseús'

Songs of Odysseús. Herman Dünne

David-Ivar, nuestro antihéroe favorito del negocio musical lleva su pulso antifolk (aquella estimulante escena que tanto pegó e los 2000) a su quintaesencia más gozosa. El tipo lleva toda su carrera arrimándose y alejándose del mainstream (uno de sus temas llegó a ser la canción de uno de esos anuncios veraniegos de cerveza) no sabemos si con perspicacia o tristeza. Reúne ahora las primeras versiones crudas de algunas de las canciones de Odisseús su último disco de estudio. Nos encontramos aquí con la crudeza maravillosa e imperfecta. Apenas voz y su Martin de 12 cuerdas grabadas con un radiocassette Sony. Pegadizas, hermosas, de una sencillez desarmante. Para escuchar, por ejemplo, mientras desayunas un martes. A veces que la música (también) puede ser esto.

'El cuerpo después de todo'

'El cuerpo después de todo'

El cuerpo después de todo.Valeria Castro

La definitiva consagración de la cantautora canaria ha llegado con este disco de una sentimentalidad demoledora. Grabado entre Mexico DF y Madrid de la mano del productor entre otros de Natalia Lafourcade, el álbum se alimenta del desgarro consustancial a cierta canción mexicana, como una Chavela Vargas puesta al día. La cauterización de las heridas emocionales. El aprendizaje del perdón. Una suerte de cantautora en la estela de Silvia Pérez Cruz. Huele a futuro clásico del pop patrio.