David Bowie y los timos de la industria discográfica
Ahora se vende de nuevo un disco como 'The rise and fall of Ziggy Stardust and the Spiders from Mars' de David Bowie, con canciones descartadas, por 180 euros
18 junio, 2024 22:15Como parece que nadie menor de cincuenta o sesenta años compra un disco ni que lo maten, las compañías se han tenido que estrujar las meninges para sangrar a los carcamales que seguimos insistiendo en disponer de copias físicas del material grabado. A tal fin, le han cogido el gusto a reeditar piezas señeras de la historia del pop con todo tipo de añadidos inútiles que no suelen aportar nada al original, pero que encarecen notablemente la reedición. Y muchos de nosotros (los oyentes de la tercera edad) hemos picado varias veces, volviéndonos a comprar discos que ya teníamos en vinilo, en cd o en ambos formatos. Yo mismo, sin ir más lejos, recuerdo haberme hecho con una lujosa reedición del álbum de los Kinks Arthur or the decline of the british empire que incluía algunos singles de Dave Davies, un poster y hasta una chapa para la solapa, todo ello metido en una caja muy bonita (ya tenía el disco en vinilo y en cd), o con una edición mega ampliada del primer disco de Roxy Music (también lo tenía en vinilo y en cd) que, por lo menos, incluía un libro que no estaba nada mal.
En el caso de los artistas difuntos, se suma al afán de lucro la insistencia en seguir ordeñando a una vaca que lleva años muerta (pensemos que Jimi Hendrix publicó más discos desde el otro barrio que cuando vivía en éste). Y entre los principales elegidos para esta mezquina labor destaca el pobre David Bowie (Londres, 1947 – Nueva York, 2016), del que se acaba de publicar el que no dudo en calificar como el mayor tocomocho hasta el momento de la industria discográfica, Rock ´n´ roll star, cinco cedés y un blu ray que, según la propaganda, “explora la creación de Ziggy Stardust” cincuenta y dos años después de la aparición del disco que hizo de Bowie una estrella, The rise and fall of Ziggy Stardust and the Spiders from Mars (acertaron: lo tengo en vinilo y en cd).
Canciones viejas archivadas
Tengo a mi lado, mientras escribo esto, el último número de la revista británica Uncut abierta por el anuncio de este lanzamiento, así que estudio atentamente lo que se me ofrece por la módica suma de 179,97 euros (en Amazon). Veamos: el disco original de toda la vida de Dios, descartes y versiones alternativas del mismo, maquetas de cuando Bowie vivía en su célebre residencia de Haddon Hall, sesiones de la BBC, grabaciones en directo, un libro de 112 páginas (que dudo que añada nada a todo lo que se ha escrito sobre nuestro hombre) y un facsímil del cuaderno en el que se escribieron las canciones del mítico álbum (detalle para fetichistas)…O sea, que pretenden venderme de nuevo un disco que me sé de memoria, acompañado de un montón de basurillas que no necesito para nada, y soplarme 180 de mis mejores euros. ¿Pero por quién me han tomado? O, mejor dicho, ¿nos toman por tontos a todos los fans de Bowie? ¿Hay alguien que quiera escuchar veintitrés versiones distintas de Starman?
El pobre Bowie se murió antes de tiempo, especialmente para la industria discográfica, así que hubo que inventarse las reediciones y hasta sacar del baúl las grabaciones que no se habían distribuido: recordemos el álbum Toy (2021), en el que el artista había vuelto a grabar viejas canciones suyas de cuando ni era famoso ni sabía muy bien hacia donde se dirigía. En su momento, la compañía lo archivó y el artista tampoco se quejó demasiado al respecto. Sí, era un disco agradable de escuchar, sobre todo para los que desconocían los orígenes del cantante, pero si no lo comprabas, tampoco te perdías gran cosa.
Yo diría que el horror empezó hace años, con la inclusión de tomas alternativas y descartes (si se llaman descartes es porque no merecían figurar en el álbum original, así que, ¿ahora pretenden cobrármelos?). Con el paso del tiempo, la jeta de las discográficas ha ido in crescendo y no se cansan de sacar dinero con obras que llevan décadas amortizadas. Y las principales víctimas de tanta codicia somos los que cursamos primero o segundo de carcamal. De verdad que estoy por llamar a los servicios sociales…
Material inútil por 180 pavos
Por cierto, como esos buitres de las discográficas no dan puntada sin hilo, han encontrado víctimas propiciatorias entre el sector juvenil con la resurrección del vinilo, intentando convencer a la humanidad de que el plástico suena mejor que lo compacto. Pasto de snobs, hípsters y nostálgicos del vinilo, los discos de plástico cuestan ahora el doble que los cedés (en mi juventud sucedía al revés: un cd era mucho más caro que un vinilo; ¿por qué ahora no ocurre lo mismo?). Para justificar el tocomocho se han empeñado en que cada disco de vinilo pese 180 gramos, como si eso fuera un gran logro, o se proceda a la remasterización a half speed (que me aspen si sé lo que es la media velocidad). Para no dejarse ni un detalle, se llevan los discos en plástico de colorines, destacando los conocidos como splatter, un manchurrón de diferentes colores que debe dar un mareo considerable si lo miras mientras da vueltas en el plato. Puede que el grueso de la juventud esté perdido para las discográficas, pero a los que aún compran discos hay que sangrarlos, aunque de otra manera, como a los consumidores provectos.
Aunque hace tiempo que soy consciente de la avaricia de las discográficas y su insistencia en seguir rentabilizando sus viejas grabaciones, observo que la indignación definitiva me ha dado con Rock´n ´roll star. 180 pavos para asistir a “la exploración de la creación de Ziggy Stardust”. Es decir, el disco de siempre más un montón de material inútil. Me pregunto qué será lo próximo y, aunque ya sé que es inútil, a no ser que encuentren un disco inédito de Bowie, ¿serían tan amables de dejar de magrear al difunto y respetar su descanso eterno?