Syd Barret, el fundador de Pink Floyd / WIKIPEDIA

Syd Barret, el fundador de Pink Floyd / WIKIPEDIA

Músicas

Syd Barrett: extraña forma de vida

El documental 'Have you got it yet?: The story of Syd Barrett and Pink Floyd' desgrana a un músico genial que marcó una época e influyó en muchas otras bandas

26 septiembre, 2023 17:16

Confieso que nunca había oído hablar de Roger Keith Barrett, alias Syd (Cambridge, 1946 – 2006), hasta mis diecisiete años, cuando David Bowie publicó Pinups (1973), magnífico disco de versiones de canciones de los años sesenta e incluyó entre éstas la impresionante See Emily play, que me llevó a interesarme por su autor, pues ya se sabe que una cosa lleva a otra (o llevaba: ahora hay gente convencida de que el rock empezó con Springsteen y U2; los menos curiosos creen que no hubo nada antes de Bad Bunny). Fue así como descubrí que el señor Barrett había fundado el grupo Pink Floyd, con el que grabó en 1967 su primer álbum, The piper at the gates of dawn, y del que fue expulsado (o dimitió, o una mezcla de ambas cosas) a causa de su conducta errática, fruto del abuso de LSD y de posibles condiciones previas (se ha hablado de esquizofrenia, trastorno bipolar, psicosis y hasta síndrome de Asperger). The piper at the gates of dawn me pareció (y me sigue pareciendo) un disco sensacional gracias a esa psicodelia folkie en la que consistían las canciones de Barrett, compositor casi único del álbum. Sin él, Pink Floyd se convirtió en otra cosa que nunca consiguió interesarme lo más mínimo, aunque fue inmensamente popular entre mis compañeros de generación y se reveló como una máquina de ganar amigos (y dinero) e influir en la sociedad (alternativa), que diría Dale Carnegie, convenientemente parafraseado.

Movistar acaba de colgar un estupendo documental sobre el desdichado fundador de Pink Floyd, Have you got it yet?: The story of Syd Barrett and Pink Floyd (¿La habéis pillado?: La historia de Syd Barrett y Pink Floyd), dirigido al alimón por Roddy Bogawa y Storm Thorgerson (el rodaje debió ser largo, tirando a inacabable, ya que Thorgerson falleció en el 2013 y salen unos cuantos muertos hablando de Barrett). El título, por cierto, procede de la pregunta que Syd solía hacerles a sus compadres de Pink Floyd cuando les presentaba un nuevo tema de forma harto peculiar: interpretándolo seis veces seguidas, pero sin que ninguna versión tuviese nada que ver con las demás, lo que dejaba a  sus camaradas en la inopia.

Syd Barrett, fundador de la banda de rock Pink Floyd / FLICKR

Syd Barrett, fundador de la banda de rock Pink Floyd / FLICKR

Como ejemplo de ángel caído, Syd Barrett es insuperable. Iba para pintor hasta que se cruzó en su camino la música pop. Letrista inspirado, capaz de combinar el más absoluto lirismo con la más chata cotidianidad (solo él era capaz de escribir una canción sobre una bicicleta, Bike, y alumbrar una obra maestra del pop alternativo), musicalmente se sentía inspirado por el jazz y el rhythm & blues, pero sus canciones eran propias de un folkie electrificado (como en el caso del Bowie de sus inicios: dejando aparte Space Oddity, el resto de su primer álbum relevante es puro folk). Barrett fundó Pink Floyd como un vehículo para sus ideas, encargándose de componer prácticamente todo el material de la banda. Fabricó hits inesperados como Arnold Layne, Bike o, sobre todo, See Emily play. Pero enseguida empezó a dar señales de disgusto e incomodidad en el entorno del Swinging London, a sentir que él no acababa de formar parte de todo aquello, a dudar entre seguir adelante o volver a la pintura. En el ínterin, descubrió el LSD que lo acabaría destruyendo, aunque muriese de un cáncer de páncreas a los sesenta años de edad.

El documental de Movistar nos cuenta su triste historia de pe a pa, puede que sin añadir grandes novedades a lo que ya se conocía, pero obteniendo un retrato bastante aproximado de lo que debía ser estar en los zapatos del pobre Syd. Su extraña forma de vida nos es explicada por sus compañeros de Pink Floyd Roger Waters, David Gilmour y Nick Mason, así como por el líder de los Who, Pete Townsend, o el fotógrafo que se estrenó en la profesión retratándolo, Mick Rock (que en paz descanse también), así como por su hermana Rosemary (que se hizo cargo de él en Cambridge cuando se derrumbó definitivamente y vivió décadas como un zombi), amigos de infancia y adolescencia desconocidos en España y hasta un par de psiquiatras. Resultan de especial interés las filmaciones de época –algunas inéditas hasta ahora-, que consisten en videoclips rupestres y actuaciones de psicodelia en acción que pueden tocar la fibra sensible de algunos rockeros de una cierta edad.

La banda Pink Floyd, en 1968 / WIKIPEDIA

La banda Pink Floyd, en 1968 / WIKIPEDIA

El pobre Syd nunca fue la alegría de la huerta y, consecuentemente, el documental de los señores Bogawa y Thorgerson tampoco lo es. El retrato del homenajeado es doloroso y mueve a la tristeza, pues estamos ante alguien que podría haber llegado a lo más alto y se quedó por el camino a causa del ácido y de sus propios problemas mentales. Nos legó la primera entrega de Pink Floyd y dos bellos discos en solitario (The madcap laughs, de 1969, y Barrett, de 1970, pasemos de la colección de descartes Opel) que costó Dios y ayuda grabar porque el artista ya estaba más allí que aquí. Son discos que parecen a medio producir, de un espartano que atufa, en los que se echa de menos a veces algún instrumento más o algún arreglo de cuerda a lo Nick Drake, pero las canciones son espléndidas.

A trancas y barrancas, Barrett consiguió seguir en Londres hasta 1978, deteriorándose paulatinamente, año en que vuelve a su Cambridge natal, a casa de su madre, donde su hermana se hará cargo de él (incluyendo ahuyentar periodistas, chismosos y morbosos devotos de la cara más oscura del pop) hasta su fallecimiento. En 1982, Barrett intenta volver a Londres, pero se rinde a las pocas semanas y vuelve a Cambridge a pie (80 kilómetros: no se sabe si porque estaba tieso de pasta o porque el coco había dejado definitivamente de funcionarle de una manera razonable; en 1975, se había presentado en el estudio en que Pink Floyd grababa su Wish you were here y nadie del grupo lo reconoció: aquel tipo ido, gordo y calvo no se parecía en nada al ángel psicodélico de sus primeros tiempos).

Ideal para fans de Barrett, Have you got it yet? interpelará también a los interesados en la crónica negra del rock & roll. Es un logrado retrato de un tipo genial y adelantado a su tiempo que nunca aprendió a vivir. Algo más común de lo que parece entre las personas extremadamente creativas, como afirma uno de los psiquiatras que aparecen en el largometraje.