'The Mocambo 1977', la apoteosis inesperada de unos Rolling Stones pletóricos
La banda británica lanza, en el marco de su sesenta aniversario, y con un impecable sonido en directo, los majestuosos discos que recogen sus dos legendarios conciertos 'secretos' en Toronto
16 octubre, 2022 19:55Hoy, como todo está escrito ya, cuesta creer que hubo un momento en el que los Rolling Stones sintieron el vértigo de la duda y corrieron el riesgo de desaparecer –debido a los problemas con la heroína de Keith Richards, que se libró por un pelo de pasar unos años en la cárcel– o, lo que de hecho habría sido mucho peor para la suerte del grupo, deslizarse hacia la irrelevancia artística y generacional. Al fin y al cabo, a mediados de los 70 Mick Jagger, Richards y demás famosa compañía eran desde hacía tiempo megaestrellas icónicas y habían publicado una majestuosa serie de discos, desde Beggars Banquet hasta Exile on Main Street, que habían trascendido su formidable altura artística para definir una época, lo que llevó a muchos a darlos por amortizados. Llevaban juntos al fin y al cabo tres lustros: ya entonces, ¡je!, su longevidad era una anomalía en el campo del rock.
Tampoco ayudó demasiado que sus últimos tres discos publicados hasta 1977 –Goats Head Soup (73), It's only rock'n'roll (74) y sobre todo Black and blue (76)– fueran en general recibidos en aquel momento con tibieza o abiertamente señalados como faltos de inspiración y claridad de ideas. La crítica, además, andaba engolosinada con sus nuevos juguetes, el punk, la música disco, la new wave, apasionantes corrientes que surgieron precisamente como respuesta a la artrosis de los dinosaurios del rock nacidos en la década anterior. Donde antes era rutina leer ditirambos a los Stones, ahora no era raro encontrar críticas a su grandilocuencia comercial. Reservada sólo para los estadios y otros recintos masivos, la banda, alertaban muchos, había caído presa de la inercia y el encorsetamiento, perdiendo en el camino su contacto con la realidad de los tiempos y sobre todo con el brío y la insolente frescura que los hizo grandes y especiales.
Éstas eran las circunstancias de la banda en aquel año. Digamos que no exactamente favorables. Y entonces, tras siete meses sin pisar un escenario, Jagger y Richards deciden desentumecerse y, con vistas a una nueva e inminente gira por grandes plazas, engrasar su nueva formación, con el guitarrista Ronnie Wood recientemente incorporado en sustitución de Mick Taylor y la presencia como miembro de refuerzo en directo de Billy Preston, sensacional pianista y teclista al que se le caía el swing de los bolsillos. Dado que la idea era permitirse unas sesiones relajadas y lúdicas, los Stones decidieron comparecer en formato íntimo y secreto, por una vez en mucho tiempo sin el peaje de tener que contentar a las multitudes sin rostro. De modo que a través de su mánager organizaron un concurso radiofónico en Toronto, cuyo premio para los oyentes era asistir a un concierto de un grupo de moda aquellos días en Canadá, April Wine, a los que telonearían unos fulanos llamados The Cockroaches [Las Cucarachas]. El club elegido fue The Mocambo, un garito que por su ubicación en un barrio depauperado de Toronto y por su aforo máximo de 300 personas estaba destinado a grupos de tercera o, en sus mejores noches, segunda fila.
El resto, como quien dice, es historia. Las Cucarachas, esto ya no sorprenderá a nadie, resultaron ser unos Rolling Stones dispuestos a reivindicarse y a conectar con su espíritu primigenio ante las pequeñas pero exigentes audiencias bregadas en el underground. Esos dos conciertos secretos ofrecidos el 4 y el 5 de abril del 77 en El Mocambo son bien conocidos por los seguidores más fieles de la banda; es más, están envueltos en un aura legendaria, pues de esas dos actuaciones empezaron a circular muy pronto grabaciones piratas (los famosos bootlegs que todo completista de rigor exhibe como galones en el uniforme). La novedad, por tanto, es relativa, pero si por algo la publicación oficial de Live at The Mocambo 1977 supone una magnífica noticia, es por la posibilidad de disfrutar de aquel tremendo directo por primera vez con un sonido que evidentemente hace mucha más justicia al estado pletórico de la banda en aquellas dos noches que la sucia y embarullada grabación que hasta muy poco era el único testimonio disponible de aquellas sesiones llenas de magia, especialmente la de la segunda noche, a la que pertenecen casi todas las tomas recogidas en Live at The Mocambo 1977.
El disco (doble en formato CD, cuádruple en vinilo) es espectacular. Son unos Rolling Stones como todos quisiéramos tener la oportunidad de disfrutar en directo: en una sala pequeña, cercanos, desbordando complicidad e inspiración, llenos de chispa, chulería y espontaneidad, cerdos pero sensibles o viceversa, vigorosos, en bruto y cubiertos de sudor, sin necesidad de artificios, pantallas gigantes ni fanfarrias para recordar, incluso a los escépticos que arquean la ceja ante ellos porque tal vez les pesa demasiado su demasiado extensa etapa de gigantesca maquinaria geriátrica de sacar los cuartos, por qué los Stones forman parte a perpetuidad de la gran aristocracia del rock.
Unos Rolling Stones, en fin, cuyo único espectáculo, uno que basta y sobra, para dar y regalar, es su música, ejecutada con la energía y la espontaneidad de sus comienzos y la pericia técnica y el oficio perfeccionados por su ya entonces apabullante experiencia. Algunas, pocas concesiones a la galería de grandes éxitos (la desangelada Honky Tonk Women que abre el disco, Jumpin' Jack Flash, Let's Spend the Night Together, una Brown Sugar incendiada) entraron en un repertorio que dedica abundantes y jugosísimos guiños a sus raíces en el blues y el rhythm & blues (Mannish Boy de Muddy Waters, Crackin' Up de Bo Diddley, Around & around de Chuck Berry, Little Red Rooster de Willie Dixon y popularizada por Howlin' Wolf, Worried Life Blues de Big Maceo).
Suenan también fulgurantes y preñados de emoción temas del entonces denostado Black and blue como Hand of Fate y Fool to cry. Y se hacen un hueco canciones espléndidas y no especialmente divulgadas como Melody, además de la en aquellos días totalmente inédita Worried about you (que entraría en 1981 en Tattoo you) o un futuro hit emblemático como It's only rock'n'roll (but I like it), en aquel entonces una composición que había echado a rodar poco antes y que suena aquí con una vida, una pasión y una ferocidad que lo reconcilia a uno con esa composición que tantas veces antes nos había parecido un cliché fosilizado con un gran título.
Como toda ley tiene sus excepciones, incluso para la industria discográfica e incluso para una megacorporación comercial de facto como los Rolling Stones, he aquí un álbum en directo de un grupo histórico y mastodóntico que no es Otro Álbum en Directo de un Grupo Histórico y Mastodóntico, de esos, o sea, que no aportan al oyente veterano nada más que la enésima excusa para acariciar el fetiche de la nostalgia, y aún más liquidez en caja al sello y a la banda. Qué va, qué va. Esto es otra cosa, fuera de toda duda. Esto es, para los amantes del viejo y más genuino y vibrante rock'n'roll, un documento auténticamente imprescindible.