El poeta gaditano Juan José Téllez  / @JAIMEPHOTO

El poeta gaditano Juan José Téllez / @JAIMEPHOTO

Poesía

Juan José Téllez: “Entrevistar a un poeta es casi tan difícil como a un actor porno"

El escritor y periodista, biógrafo de Paco de Lucía, regresa a la poesía con ‘Los amores sucios’, donde reflexiona sobre las traiciones cotidianas, la pasión y los desengaños

9 agosto, 2021 00:10

Amigo y, ahora, tutor institucional de Fernando Quiñones –uno de los escritores más peculiares y luminosos del santuario laico de los heterodoxos–, periodista multitarea, autor de programas de radio y televisión sobre migraciones y otras vulnerabilidades, ex director de periódico y escritor de biografías, ensayos y novelas, Juan José Téllez (Algeciras, 1958) resulta ser un poeta lacónico. De puertas para fuera, claro. Nadie lo imagina sin dejar de escribir en la intimidad, aunque sea en español, aunque sea en yanito [el dialecto que se habla en Gibraltar]. Quince años después de publicar su último poemario, reaparece con Los amores sucios (Verso & cuento), su desnudo más integral, asegura. Afabilísimo y hospitalario siempre, se rinde ante una entrevista telemática. Propone hacerlo por Bizum. Se desconoce si solventa las pequeñas deudas por Zoom

–“Vengo sucio de amar, lleno de lluvia”. Es el primer verso de un poema suyo dedicado a Lorca. ¿Amar y amor no son lo mismo?

–Hay la misma diferencia que entre estar dormido y estar durmiendo, estar jodido y estar jodiendo…Mire, el amor es una predisposición a la utopía de las emociones y amar es el activismo del amor. El compromiso. El amor es pura emoción sucia. (Aclara a continuación que si uno no se ha manchado de amor, es que no ha amado).

–Es difícil entrevistar a poetas, casi tanto como hacerlo con futbolistas. 

–No hay rival pequeño (ríe). Me doy cuenta ahora de lo difícil que es. A partir de este libro, porque es en el que más me he desnudado en la vida y me expongo más. Yo estoy acostumbrado a hablar, demasiado incluso, pero de cuestiones externas a mis tripas, de lo público. Esto, la poesía, no es la res pública, es la res privada. Hacer una entrevista a un poeta es tan difícil como entrevistar a un actor porno; en uno y otro caso falta la costumbre de dialogar sobre el desnudo. Y nada nos desnuda más que las emociones. Nos faltan las palabras. (Lo dice un autor reconocido por su extraordinaria capacidad oratoria: los discursos de Téllez son un género literario en sí mismos, desde sus intervenciones en el Carnaval de Cádiz a las presentaciones de libros, pasando por los manifiestos que escribe y firma como el hombre-orquesta que es). Puedo hablar durante horas, se lo aseguro. Sobre la política migratoria de la UE o la bonita costumbre de la corrupción política, pero me cuesta la misma vida encontrar la palabra precisa para definir un sentimiento.

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–Se atreve a hablar de amor y de un amor que mancha. ¿Con que se traiciona más, con la cabeza o con la entrepierna?  

–Con el espejo. A mí, la verdad, los asuntos de la entrepierna no me preocupan en absoluto. Me intranquilizan más los de la cabeza, nunca los asuntos del amor, porque es una materia esencialmente humana, forma parte de nuestra piel y de nuestra alma. A quien más y mejor traicionamos es a nosotros mismos. Y lo hacemos a diario. Las auténticas traiciones de nuestro tiempo afectan sobre todo a la cartera, que suele anidar cerca del corazón, pero que….no es lo mismo (pone la sonrisa de Rey Momo, personaje del carnaval, una mueca que conoce bien porque encarnó ese papel hace unos años).

–La idea del amor romántico ha hecho mucho daño a las mujeres. Es casi un lugar común. ¿Y a los hombres?

–El amor romántico es peligroso para quien no haya vivido en el siglo XIX. Hemos retorcido lo que supuso el Romanticismo reduciéndolo a una película de Disney. Fue un movimiento revolucionario, apasionado, mezcla de contestación ante la sociedad industrial y contra las cadenas del Antiguo Régimen. No fue nada monolítico, ni siquiera desde el punto de vista literario. Pero es verdad que ha quedado un canon que tiene la misma relación con lo que fue que la que tiene, por ejemplo, Andalucía con el teatro de los Álvarez Quintero. Que hay parte de verdad y parte de elipsis, de reducción, de estereotipo puro y duro. 

Y ese arquetipo ha sido especialmente dañino para el alma femenina, porque condenó a las mujeres a la búsqueda permanente del ideal y a encontrar al unicornio, que son mágicamente hermosos, aunque yo no he visto ninguno; al menos por el momento. De todas maneras, si me lo permite, yo me quedo siempre con Cumbres Borrascosas en vez de con Corín Tellado. Y aunque sabemos que la pasión lastima…¡cómo vamos a renunciar a ella! Los relámpagos son peligrosos, queman, pero no me hubiera gustado pasar por la vida sin su resplandor. Desde el punto de vista de los hombres no sabe lo triste y agotador que resulta ser El príncipe valiente. Yo soy de una generación que quiso ser Humphrey Bogart y descubrió que, en el mejor de los casos, nos hemos quedado en Spencer Tracy. Cuando se asume esto, sólo queda mejorar. 

Los amores sucios, Juan José Téllez

–Su primer poemario –Historias del desarrollo– se publicó en 1978, el año de la Constitución ¿El consenso es a la política lo que el amor romántico al amor?  

–El consenso es a la política lo que el matrimonio al amor. Es un pacto de no agresión. El matrimonio del 78 fue clarísimamente un enlace por interés. No estaban enamorados, de ninguna manera, pero estaban condenados a entenderse para no salir, si se me entiende, en las páginas de sucesos en lugar de en las de ecos de sociedad. Fue sensato, sin duda, entre tanta pasión irreconciliable. Aunque, claro, yo personalmente hubiera preferido que practicáramos el amor libre entre nuestras respectivas utopías. Hicimos un arreglito, ya se sabe. Pero hay que reconocer que en un país con una larga tradición de guerras civiles fue un buen arreglo. 

–¿Cabe la sentimentalidad en la política? Incluso aquella nueva sentimentalidad del movimiento poético que apadrinaban Ángel González y Alberti.  

–No cabe duda que fue un movimiento poético… y político. Precisamente se fundamentó en romper la barrera entre lo público y lo privado, que no hubiera una frontera entre lo íntimo y lo social. Es una expresión netamente machadiana, como usted sabrá, pero también es hija de Gramsci (al que cito en estos Amores sucios). Se trataba de cambiar la vida y la Historia. Yo estuve siempre cerca de ellos, fueron y son mis amigos y mis maestros: García Montero, Javier Egea, Ángeles Mora… Pero nunca pertenecí del todo al grupo. No me he apuntado nunca a ningún club aunque me guste, de cuando en vez, participar en sus bailes. No creo pertenecer a un determinado canon, tal vez sea por la tara freudiana de ser hijo único. De todas maneras, aparte de razones de amistad, creo que ojalá nos dejáramos influir más por esa sentimentalidad que fue tan generosa. Ojalá dejemos de ser, sobre todo en su proyección política, tan sombríos,  ojalá fuéramos un poco más heterodoxos.

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–Cita a Gramsci sí, y nunca ha escondido sus compromisos políticos, ni siquiera en la poesía. ¿Qué prefiere: la épica del nacionalismo o la del internacionalismo? 

–Yo soy un lírico puro. Dejo la épica para el periodismo. En mi vida personal siempre me ha podido mucho más el corazón que la razón, esa es la verdad. Lo cierto es que el nacionalismo es y ha sido siempre burgués, pero también lo es que hubo movimientos anticolonialistas contra “el furioso invasor” –como denominaba Rubén Darío a los Estados Unidos– que representaban el espíritu emancipador de los pueblos. Pero como le digo, a mí la poesía me interesa desnuda, sin banderas.

–¿La poesía no tiene ni sexo ni ideología?

–La poesía identifica el alma y el alma tiene sexo, género y todo lo que le quieran y quiera ponerse por encima. Si no escribes de la misma forma si eres un beduino del Hazel o si vives en Estocolmo, cómo no te va a influir todo lo demás: tu cuerpo y cómo lo sientes. Está muy bien que queramos ser iguales en lo público, pero somos maravillosamente diferentes en nuestra identidad. Nadie es un ángel. Nadie.

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–¿Se puede amar la poesía de un hijo de puta?

–Mire el caso de François Villon y su magistral La Balada de los ahorcados, escrita prácticamente en el patíbulo. Un asesino, un villano que escribe una obra maestra, llena de sensibilidad. Formidables poetas han sido indeseables. ¿Y sabe qué pasa? Lo mejor del ser humano es su obsolescencia; en algunos casos, sobre todo. Cuando determinados individuos desaparecen del mapa de los vivos, sus obras quedan libres de la encarnadura del ser que las escribió. Ya no les pertenecen. Queda la palabra desnuda, no el hecho de que fuera un criminal. La palabra pierde así a su dueño. ¿Acaso tenemos alguna referencia de cómo era Garcilaso como soldado? Seguramente, puesto que sobrevivió, sería un bellaco sin muchos escrúpulos, un cabrón como todos los guerreros. Pero no recordamos sus hazañas bélicas, no tenemos ni idea de cómo fue en el campo de batalla. Nos quedamos con su obra, esta sí permanece, libre de los pecados. Grande.   

–Explíqueme si hay alguna razón para esa heterodoxia tan gaditana que emparenta la literatura de Fernando Quiñones, Carlos Edmundo de Ory, Benítez Reyes o usted con la pintura de los Costus, Pérez Villalta o las mezclas musicales de Paco de Lucía  y Chano Domínguez… ¿Qué comen en Cádiz?  

–Ha citado a varios genios y a un discreto añadido (lo dice por él). En lo personal somos todos hijos del hábitat. Ninguno de nosotros nos concebimos sin Cádiz porque formamos parte de esta tierra, que por otra parte es heterogénea. De Fernando Quiñones, del que aprendí tanto, he heredado su mundo universal, que construyó desde aquí, su Macondo particular. De la genialidad de Ory, que inventó el postismo y exportó el aire gaditano a Madrid, tal vez la conciencia de los aires, que todo lo mueven, del mar. Tenemos la certeza de que el Guadalquivir no desemboca en el Atlántico, sino en el Caribe. A un gaditano, como decía el flamenco Pericón, le resulta más fácil ir a tomar un café a La Habana que a Madrid. Existen otras ciudades parecidas, pero no con la historia de puerto y puerta que somos. Barcelona, sin embargo, creo yo que es el Cádiz del Mediterráneo. Pero la primera ciudad americana de Europa es Cádiz o la primera ciudad europea de América, según cómo se mire.

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–¿Ser yanito es una forma de ser bilingüe?

–Bueno, podríamos decir que es una lengua oficiosamente oficial del Peñón, pero, claro, en el parlamento gibraltareño nadie lo hablaría, aunque a muchos se le escapen algunas palabras. Hace poco he escrito un artículo para el Instituto Cervantes sobre esto, citando a grandes estudiosos, que los hay y concienzudos. El yanito, como todas las hablas que se construyen cohesionando varias lenguas, es una especie de esperanto casero con palabras inglesas, españolas, árabes…etc. Es una lengua en dos direcciones, no se habla igual a uno y otro lado de la verja, pero todos se entienden. Un amigo poeta, Carlos Wamba, que enseñaba filosofía en un instituto, me dio la clave en la respuesta de un alumno. Contestando a un examen sobre la duda cartesiana, el chaval escribió: “según Descartes el ser humano tiene dos formas de equivocarse, pero sólo una es la correcta”. Es clarividente. El yanito tiene varias formas de hablarse pero, según para quién, sólo una es la correcta. La frase vale para muchas otras situaciones, no me lo negará.

–El bilingüismo implica entender las otras lenguas del Estado. 

–Debería. Somos tan ricos que parecemos tontos por no saber apreciar el capitalazo lingüístico y cultural que tenemos. Yo descubrí a Espriú con Raimon y me tuve que buscar la vida cuando no había ediciones traducidas de Salvat,, Papasseit, Ferrater, Pere Quart… He leído en gallego, en catalán y no lo he hecho en el euskera porque no paso del ongi etorri. Es curioso cómo nos resistimos a un mayor trasvase entre unos y otros. Recuerdo como una tarea hercúlea (aunque fue una experiencia magnífica) un vuelo que hice con Amancio Prada a Japón. Lo pasamos buscando una palabra en español para un poema de Rosalía que él quería incluir en un disco.  Fue muy bello, pero también es, de alguna manera, un desperdicio. Con lo fácil que es asumir las palabras morriña o atabalar, por ejemplo, que son distintas a melancolía, la una, y agobiarse, la otra. Es un prodigio la riqueza que tenemos. Me sorprende que haya españoles, y muchos, que piensen que España es algo distinto a esta formidable variedad que es. Somos pura diversidad. Algunos que se dicen patriotas se han inventado un país que no existe.

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–Usted es un hombre de frontera. ¿Por qué no nos mezclamos más? 

–¡Si nos mezclamos, todo el rato ¡Lo que pasa es que yo he nacido en Algeciras, donde el español hace frontera con el inglés, que es la lengua del poder. Nos encanta usar la lengua de quien manda. Las lenguas también acusan pertenencias, tienen propietarios que representan intereses económicos y políticos. A la Bética le vino muy bien hablar latín porque era la lengua más útil. La lengua del Imperio. Hoy el inglés es la lengua franca del poder desde que le cedimos el mar a los ingleses en Trafalgar.  Incorporamos palabras en inglés por comodidad, qué duda cabe, pero también para estar del lado bueno, no con los desgraciados.  Al poder le gusta la homogeneidad, sea cual sea ésta y sea cual sea el poder. Los maragatos, los moriscos, molestan en cualquier época.

El poeta y periodista Juan José Téllez / JUAN MARÍA RODRÍGUEZ

El poeta y periodista Juan José Téllez / JUAN MARÍA RODRÍGUEZ

El catalán también fue una lengua de poder. De la burguesía catalana que se echó un pulso con la de Madrid. Pero al final las lenguas son vida, de quienes las viven y las hacen vivir. Sin sobresaltos estrafalarios. Cuando el debate de la inmersión lingüística, un taxista me recriminó no firmar un manifiesto en favor del español. Y yo le contesté: “No sabía que el español estuviera en peligro”. El español ha demostrado ser una lengua montaraz y guerrillera y que es capaz de adaptarse a todo tipo de hábitats. No entiendo cómo despreciemos tanta riqueza, la mezcla, la convivencia entre las lenguas. Me recuerda a cuando se despreciaban los carabineros (se refiere al marisco) como morralla y ahora, para comerte un arroz con carabineros, tienes que pedir un crédito. Las lenguas son todas fascinantes. Y además tienen más capacidad de contagio que ningún virus.

–¿Por qué los youtubers millonarios se marchan a Andorra y no a Gibraltar?

–(Esboza una sonrisa, pero se pone serio) Gibraltar no es un paraíso fiscal, al menos hasta ahora. Es cierto que hubo un momento en el que se cerró el grifo del Ministerio de Defensa británico, que financiaba más de un noventa por ciento del presupuesto de la Roca. De ahí se bajó al veinte por ciento, de mano de Thatcher. Entonces sí se creó un centro financiero con sociedades offshore para paliar la catástrofe. No hubo tantas como en otras islas británicas, pero la diplomacia española supo aprovechar bien ese flanco débil. La situación ahora es distinta: aunque la tasa impositiva sea baja lo que hay son muchas sociedades onshore. La política española usa hábilmente esta mala fama. Andorra les preocupa menos,. Ni los franceses ni los españoles le dan caña. Y a lo mejor a los youtubers les gusta que les mande un obispo (el de la Seu D’Urgell), aunque también debo reconocer que los obispos mandan siempre.

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–¿Usted se muerde la lengua?

–He escrito un artículo sobre el rap de la censura, conminando a que en vez de condenar a Hasél a la cárcel se le obligara a matricularse en un taller de escritura creativa. Y, ya puestos, que la fiscalía hubiera escrito sus alegatos en forma de rap. La palabra, la creación, no puede ser penalizada, lo que no quiere decir que eludamos la responsabilidad que tenga cada cual. Yo estoy orgulloso de haber tenido 27 juicios por mi oficio, el de periodista. Sólo he perdido uno. Dentro de la legislación existen garantías de debatir con argumentos, pero si pensamos que una canción sobre un asesinato convierte a su autor también en un asesino me temo que estamos a punto de que las fuerzas vivas, todas, empiecen a preparar un bonito homenaje a Torquemada.

Téllez–Usted es el biógrafo oficial de Paco de Lucía. El crítico musical Vela del Campo  ha dicho que Lucía es a la guitarra lo que Stradivarius al violín.

–A ver si se enteran algunos. Es increíble el papel que tiene Paco de Lucía en la llamada música popular y el desprecio con el que se la  rata. Los de la música culta han sido extraordinariamente rácanos y, desde luego, ignorantes con el genio que fue Paco. Mientras él actuaba en los grandes auditorios y teatros del mundo aquí tuvo una única función, en toda su vida, en el Teatro Real. Existe un sólido telón de acero entre la música clásica y la popular. Esto no pasa ni en Austria, ni en Alemania, ni en Francia. Al contrario. Y mira que hay precedentes en Falla o Turina, pero me temo que antes caerá la verja de Gibraltar que la de las culturas. Un detalle: cuando Paco murió tuvo que ser velado en el Auditorio en Madrid; el Teatro Real no podía o no quería. Y Paco jamás había actuado en el Auditorio, aunque su director se portó muy bien. Miserias. Su eternidad está asegurada, con ciclos, como todos los artistas. Y subyace algo indiscutible: el flamenco, al que Paco pertenecía por raíz, no ha logrado aún entrar en el catálogo universal de la cultura. O, al menos, de lo que algunos creen cultura.

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Juan José Téllez / JUAN MARÍA RODRÍGUEZ

–También ha escrito  dos biografías sobre María Zambrano ¿por qué sigue siendo tan desconocida: por filósofa o por mujer?

–No lo sé, me lo he preguntado mucho. Tal vez porque hay muchas Marías y tantos zambranistas como Marías. Hay especialistas que definen y estudian cada una de sus facetas, pero falta una visión global, más amplia, de quién fue. Se la tiene como una alumna aventajada de Ortega y Gasset, que lo fue, pero es mucho más que esto. Está la Zambrano que se rinde ante el pensamiento sufí y la que abraza la teología católica; la Zambrano que insta a Ortega a escribir su famoso “delenda est monarquía” y la que le pide que no apoye el golpe contra la república; la que consuela a Miguel Hernández y  la que se deja consolar por él; la que acude a Alemania, desde su exilio americano, a proteger a su hermana cuando perdió la razón y el marido estaba en manos de la  Gestapo; la que vivirá en cientos de lugares; la que vuelve a España, muerto Franco, en el crepúsculo de sus días sin apenas tiempo para vivir. Yo escribí un libro de encargo que tuve que recortar. Con todo lo que pude recopilar editaron otro, más amplio en Cuba. Pero tiene razón: a veces montamos grandes fundaciones con sus patronatos y sus estructuras y dejamos que las obras sigan siendo desconocidas. Para arreglarlo se necesita algo más que un humilde periodista como yo (sonríe).

–Tal vez a Zambrano le haga falta una frase que resuma su pensamiento, como “Yo soy yo y mi circunstancia”; de Ortega o “la banalidad del mal”, de Arendt.

–Lo tiene: “Frente a la razón histórica, la razón poética”. Casi podría definir mi poesía (Se apoltrona definitivamente en el sillón mientras la señal del ordenador se pierde y Téllez se despide sonriendo).