Solana: “El Mediterráneo es importante, pero el centro de gravedad estará entre Europa y Rusia"
Solana, muy activo como exsecretario general de la OTAN, señala que "la confusión en el seno de la Unión Europea sería muy grande si gana Le Pen"
21 abril, 2022 23:41Javier Solana (Madrid, 1942) está en activo. Le piden consejo y participa en foros internacionales. El último, en la Conferencia de Múnich, semanas antes del ataque de Rusia a Ucrania. Es cauto en sus palabras. Solana, presidente del Patronato del Museo del Prado y presidente del Centro de Economía y Geopolítica Global de Esade, tiene claro que “el centro de gravedad” se mantendrá durante algún tiempo en esa relación entre la Unión Europea y Rusia, con muchos factores en juego. Secretario general de la OTAN, entre 1995 y 1999; y secretario general del Consejo de la Unión Europea entre 1999 y 2009, Solana viaja habitualmente a Barcelona, como presidente de EsadeGeo, donde está pendiente de todos los debates geoestratégicos. En esta entrevista con Letra Global reclama que se sepa diferenciar entre Rusia y Putin, y que se lea todo lo posible literatura rusa, con Dostoievski a la cabeza. Su punto de partida también es claro: “Putin dijo ‘Niet’ al acercamiento de Ucrania a la Unión Europea”, y comenzó la tensión política y militar a partir de 2004, cuando el candidato de Putin a la presidencia de Ucrania pierde las elecciones. Y Javier Solana tuvo mucho que ver en aquellos comicios.
--Pregunta: ¿Putin tendrá lo que ha querido desde el principio, el este de Ucrania y ahí se quedará?
--Respuesta: No estoy seguro. En todo caso, Putin siempre ha querido Ucrania. Lo he vivido personalmente. El gran problema surge en 2004, con las elecciones presidenciales. El candidato de Putin, Yanukóvich, perdió los comicios. Pero fue tras una segunda votación, forzada por la comunidad internacional, donde negociamos todos muy duramente. A mí, personalmente, me acompañó el presidente de Polonia, Aleksander Kwasniewski, que tuvo un papel muy importante, porque estaba muy encima de todo lo que sucedía en Ucrania. Se entendió que aquellas elecciones no habían sido limpias, las que había el candidato de Putin. En las segundas ganó Yushchenko, más favorable a establecer un acercamiento con la Unión Europea. Es cierto que Yushchenko y Timoshenko –primera ministra-- se pelearon mucho y la transición política fue difícil. Se produjo una gran tensión, con la revolución de Maidan, que, en realidad, no tuvo tanto que ver con la seguridad del país, los posibles acuerdos con la OTAN, como con el acercamiento a la Unión Europea. La Unión Europea buscó ese acercamiento y Putin sentenció con un ‘Net’. No quiso saber nada. Y no se pudo firmar ese acuerdo. Todo ello provocó una conmoción en la sociedad de Ucrania, que no se esperaba ese ‘Net’. Tras esa revolución, y con la desaparición de Yanukóvich, empezó otra fase, que desemboca en 2014. Hubo un conato de tensión militar, que acabó con la pérdida de Crimea, que no fue nada menor. La situación se complicó mucho. Pero sigo pensando que el problema inicial se produjo con aquellas elecciones, en las que perdió el candidato de Putin.
--El problema, por tanto, pese a que se ha discutido mucho sobre ello, no es tanto de naturaleza militar, --OTAN—como económica.
--Es doble. Es una tensión sobre los temas de seguridad, pero no solo. Putin no quería que Ucrania formara parte o se aproximara, desde el punto de vista económico, a la Unión Europea. Putin dijo Net, y Yanukovitch no pudo soportar el tirón. Y la tensión ya fue enorme desde aquel momento.
--¿Lo positivo ha sido la reacción de la Unión Europa, con su apoyo a Ucrania, uniendo lazos como europeos, aunque Alemania podría hacer más, como ha apuntado el economista Paul Krugman?
--La Unión Europea ha reaccionado de forma extraordinaria. Estuve en la conferencia de Múnich, dos semanas antes del inicio de la confrontación. Y lo que comprobé me gustó. La reacción fue muy buena, con un discurso del canciller Scholz . Tuve dos largas conversaciones con él muy fructíferas. La voluntad europea de impedir que hubiera una tragedia en Ucrania era clara.
--Pero, ¿Puede Alemania aportar más, si intenta depender menos del gas de Rusia, aunque eso suponga una pérdida económica, que es lo que señalaba Krugman?
--Alemania jugó muy bien en esos días, antes de que comenzara la agresión, con las tropas rusas rodeando el este de Ucrania. Saqué, como decía, una magnífica impresión de la conferencia de Múnich. Y el canciller Scholz estuvo brillante, en su conferencia y en las respuestas a las preguntas posteriores. Luego pasaron unas semanas y lo que sucedió fue una barbaridad. Un país en Europa ha sido atacado por Rusia. Es incomprensible para mí, nunca creí que iba a pasar, pero ha sucedido.
--La Unión Europea ha reaccionado bien, a su juicio, pero Rusia no está sola. Ni China ni la India han condenado la agresión a Ucrania. ¿Occidente en peligro?
--En el esquema de Naciones Unidas ha habido una mayoría de países que no entienden que un país ataque a otro, sin pasar por la propia ONU. Pero es verdad que hubo países inesperados que votaron por Rusia y no a favor de Occidente. La posición de Rusia, en todo caso, es un disparate, y lo pagará caro. No es posible concebir un conflicto militar en suelo europeo, que tiene una continuidad física desde Lisboa a Vladivostok. No lo pensé jamás. Y, después de la conferencia de Múnich, se produjo el ataque con una dureza muy grande y con la percepción de que pueden pasar cosas mucho más graves, con el ataque frontal sobre el Donbás.
--¿Están en peligro las democracias occidentales? ¿Estamos ante un conflicto entre democracias liberales y regímenes iliberales, o Huntington tendrá razón con aquella idea de la lucha entre civilizaciones, teniendo en cuenta que para China o Rusia la democracia a la ‘occidental’ no les interesa?
--Huntington plantea esa idea hace ya muchos años. Y pensaba más en el Islam, no en una lucha militar como ésta, porque en su época Ucrania y Rusia eran lo mismo, dentro de la Unión Soviética. Ucrania siempre estuvo más abierta y era un territorio principal para la URSS. Hay que recordar cuando el presidente Kruschev se quita el zapato y da aquel golpe sobre la mesa, cuando dice que Ucrania tiene una gran capacidad para fabricar misiles, que podía fabricar más misiles que salchichas Estados Unidos. En todo caso, es verdad que Ucrania tenía unas grandes capacidades tecnológicas, que era una pieza principal para la Unión Soviética. La URSS, precisamente, tenía tres votos en Naciones Unidas, el de Rusia, el de Ucrania y el de Bielorrusia. Rusia tenía capacidad de veto, pero, además, contaba con dos votos, dos repúblicas que suponían lo más moderno de la vieja URSS.
--En todo caso, Rusia y China dicen que la democracia liberal no les interesa. ¿Está en crisis Occidente, con todo lo que comporta, con los valores culturales y políticos?
--Es interesante esa idea que se debería desarrollar con más detalle. La mayoría de países en Naciones Unidas está en contra de que se ataque a otro país y se entre en él. Pero para entenderlo todo hay que pensar en 1991, que es el año importante, cuando la URSS se rompe y se forman tres repúblicas soberanas, Bielorrusia, Ucrania y Rusia. El problema era que Ucrania era una potencia nuclear. Tenía bombas nucleares. Y para Estados Unidos era muy sorprendente esa nueva situación. Se logra un acuerdo para que los misiles de cabezas nucleares se cedan a Moscú. Y, a principios de 1994, se firma el acuerdo de Budapest, por el que, en contrapartida, los países firmantes garantizan a Ucrania que no será atacada, y que si sucede, todos esos países la defenderán. Lo firman Rusia, Estados Unidos, Francia y Reino Unido. El acuerdo no se ha cumplido ni respetado. Todo el problema actual, por tanto, tiene un pecado original, que es ese acuerdo.
--¿La tragedia es que Occidente deberá ofrecer una pista de aterrizaje a Putin?
--No sé decir que va a pasar ahora. Estamos en una semana muy importante, con el ataque frontal en el Donbás. No sé cómo va a acabar. Es muy probable que el ataque militar sea generalizado por todo el este hasta Crimea.
--¿Es imaginable para la comunidad internacional una salida con Putin en el poder?
--Es difícil pronosticar el resultado final. Los ucranianos lo van a pelear. Y no sé si podrán equilibrar el ataque. Pero pondrán todas sus fuerzas. Es posible, sí, que la parte del este de Ucrania quede en manos de Rusia y hasta el final, tocando con Crimea. No sé si la comunidad internacional lo aceptará. En todo caso, insisto en que es una operación que muestra una gran insensatez, por lo menos para personas como yo, que vivieron la separación de Ucrania y que forzaron aquella segunda elección presidencial, que dio la victoria a un candidato pro europeo. Ahora surge la duda sobre Alemania, es verdad. Ha jugado un papel importante. Recibía el gas de Rusia por dos caminos. Uno por la parte de Ucrania, que llega hasta el sur, hasta Múnich, y el otro por el norte, por la parte de Bielorrusia, que se considera más estable. Y de esa situación sale la idea del Nord Stream 2, para que todo el gas llegue desde Bielorrusia. Ahora todo eso se ha acabado. Y se han roto los acuerdos.
--Europa unida, señala usted. Pero, ¿qué sucede si gana las elecciones en Francia Marine Le Pen?
--No creo que vaya a ganar Le Pen. No lo deseo, claro. Si ganara, tendremos un problema serio, con varios países europeos prorrusos. Francia lo sería, como ha dicho Le Pen, y también Hungría. Y con Polonia en una situación muy difícil frente a Rusia.
--¿Peligra el proyecto europeo, de democracia liberal y de valores democráticos?
--Si gana Le Pen será un problema muy serio para la UE y para sus relaciones con Rusia. Europa ha estado unida frente a Putin, con la puesta en marcha de sanciones económicas importantes, y con el parón de ese proyecto como es el Nord Stream 2. No hemos sido capaces, en todo caso, de romper la comunicación gasística tan directa que va de Rusia a Alemania. Pero está en proceso de reducirse. La confusión en el seno de la Unión Europea sería muy grande si gana Le Pen.
--¿Qué puede hacer el mundo de la cultura en esta situación? ¿Qué se le debe pedir?
--Las personas más moderadas, las que quieren una Europa unida, que quieren una Europa mejor y más útil, entre las que yo me sitúo, estamos en una situación difícil. Me dolería mucho que ganara Le Pen, con las consecuencias que ello conllevaría. Y es que Francia tendría a una presidenta de ultraderecha, de ultraderecha de la ultraderecha, pese a lo que diga ahora, que es todo lo ajeno posible a lo que debe ser Europa. Por tanto, hay que insistir en una línea europea, democrática, con nuestros valores europeos.
--El historiador José Enrique Ruiz-Domènec sostiene que el futuro del mundo pasa por el Mediterráneo, por un nuevo centro que tendrá mucha vitalidad.
--No soy tan partidario de eso. El Mediterráneo es importante, pero el centro de gravedad estará entre Europa y Rusia. Es cierto que la única base que tenía la URSS fuera de sun territorio estaba en Siria, en el Mediterráneo, y ello explica el interés en apoyar a Bashar el-Assad. Pero la batalla estará en ese frente europeo con Rusia, que ha provocado un cambio para toda la comunidad internacional.
--¿España puede jugar un papel importante en esa nueva distribución del gas desde Argelia y Marruecos hasta el centro de Europa?
--Por ahora lo que tenemos es una dependencia enorme de Alemania del norte, no del sur. No sé cuánto va a durar. Pero esa relación no se rompe de la noche a la mañana. La relación con Rusia por el gas es enorme. Alemania podrá reducir en un mayor porcentaje su dependencia del petróleo, pero no tanto del gas. Otros países, en cambio, podrán utilizar más la conexión con Argelia, como Italia. Pero lo que tenemos ahora es que el gas llega de forma directa de Rusia a Alemania. Podría tener otros servidores, como Estados Unidos. Todo eso, en todo caso, necesita tiempo.
--¿Qué le diría a un ciudadano francés que está a punto de decidir su voto?
--Me gustaría decirle con una frase bonita la necesidad de votar a Macron. Pero, en todo caso, le diría ‘No a Le Pen’.
--¿Por qué Macron es visto como el presidente de ‘los ricos’?
--Macron es un personaje muy complejo. Es inteligente, cultivado, listo, pero que ha hecho cosas que, desde el punto de vista de los franceses, ha ayudado a ‘los ricos’. Y Le Pen aparece como la defensora de las clases más populares. Pero yo creo que Macron tiene una personalidad más flexible, con más capacidad para vivir en el mundo actual. No veo a una Francia con Le Pen, alguien inamovible. Macron es infinitamente superior a Le Pen.
--¿Habrá que seguir leyendo a Dostoievski?
--Claro, y toda la literatura rusa. Hay que ser capaces de ser amigos de los rusos y adversarios de Putin. No tenemos nada en contra de Rusia. Lo que tenemos es una posición adversa contra Putin.