Richard Zenith
Richard Zenith: "Al decir que una identidad fija, coherente y estable es una ficción, Pessoa se adelantó a su época"
El ensayista y traductor norteamericano, autor de la biografía definitiva sobre el poeta portugués, editada por Acantilado con traducción de Ignacio Vidal-Folch, reflexiona sobre el papel que tienen los heterónimos del autor del Libro del desasosiego para ampliar su obra literaria a través de un mosaico voces
Ninguna vida puede resumirse en un libro, pero la de Fernando Pessoa aún menos. El escritor portugués dejó al morir un baúl con más de 25.000 páginas escritas, entre diarios inacabados, anotaciones sueltas, apuntes… Siempre fue un hombre reservado, incluso con sus amigos, a los que nunca invitaba a su casa de Lisboa. Escribió mucho, pero sin apenas hablar de él de forma directa. No mantuvo largas correspondencias y en sus diarios personales anotaba cuestiones cotidianas. A pesar de todas estas dificultades, el ensayista y traductor norteamericano Richard Zenith se ha atrevido a asomarse a su vida en una interesantísima biografía -Pessoa. Una biografía- publicada por Acantilado y traducida por Ignacio Vidal-Folch. En ella intenta reconstruir la vida real y la imaginaria del poeta luso.
Trece años de trabajo no son pocos
Sí, pero no fueron trece años. Es cierto que empecé este proyecto hace trece años, pero todos no corresponden al tiempo de escritura. Han sido solo siete años de dedicación exclusiva.
Richard Zenith
Usted la define como una biografía, no como la biografía.
Cualquier biografía es siempre un punto de vista. La biografía objetiva y definitiva, por tanto, no existe. Decía Pessoa que el poeta es un fingidor y yo añadiría que también lo es el biógrafo. Con esto no digo que el biógrafo mienta, sino que toda biografía es la construcción de una mirada -la mirada del biógrafo sobre el biografiado- y ninguna construcción puede recoger en su totalidad una vida. En mi caso, a la hora de escribir intenté no ser demasiado interpretativo;evidentemente, hay interpretaciones, es algo inevitable, pero mi objetivo era dar una visión cinematográfica de la vida de Pessoa, citando los hechos claves y reconstruyendo el contexto, pero sin entrar a hacer una lectura excesivamente psicológica. Quería dejar a los lectores la posibilidad de hacer sus propias interpretaciones. A la hora de escribir, como imaginarás, tuve que decidir qué incluir y qué no, qué enfatizar y qué no…Decisiones mías que revelan mi manera de ver la vida de Pessoa, una manera que no es la única posible.
Usted afirma que Pessoa se asemeja a Shakespeare en el sentido en que apenas dejó huellas de su vida.
Toda biografía es solo una biografía más. Esto es todavía más cierto si pensamos en autores como Shakespeare o Pessoa, que escribió pocos diarios y los abandonaba después de dos o tres meses. Sus anotaciones no revelan grandes cosas. De Pessoa tampoco se guarda una gran correspondencia: era muy reservado y a sus amigos les contaba poco. Cuando empecé a trabajar empecé a preguntarme cómo iba a conseguir retratarlo. Empecé pensando que debía estar condicionado por la época y los espacios en los que vivió. Decidí contextualizar muy bien su tiempo, una época fascinante de la historia portuguesa.Nace en 1888, cuando la monarquía ya estaba en decadencia. En 1910 llega la República, que terminará siendo una decepción. En 1926, se instaura la dictadura militar y, poco después, llega Salazarl. Pessoa siguió todos estos acontecimientos con mucha atención. Quizás pueda parecer que el contexto no tenga interés en sí, pero permite entender al autor y a la persona.
'Pessoa. Una biografía'
¿Es difícil definir a Pessoa en términos políticos?
Sí porque fue alguien que lo ponía todo en duda y planteaba distintos puntos de vista sobre una misma cuestión. Pessoa podía expresar una idea y sus heterónimos otra. Por tanto, ¿dónde está la verdad? ¿Qué opinaba realmente? No es fácil ubicarlo, si bien creo que, a pesar de las dificultades, he conseguido trazar la evolución de su pensamiento político. Durante la monarquía Pessoa era republicano; cuando llega la república se desilusiona hasta el punto de que, diez años después, terminará definiéndose como monárquico. Eso sí, a su manera. No quería una monarquía como la que hubo en el pasado. Imaginaba, algo fantasiosamente, una monarquía no hereditaria. Con los años tuvo una deriva reaccionaria, pero acabó sus días siendo abiertamente antisalazarista y, de hecho, durante su último año de vida escribió muchos poemas contra Salazar y el llamado Estado Nuevo.
Escribió en portugués y en inglés, una lengua que, entonces en Portugal, no era común saber.
Sí, en esa época el francés era la lengua de la élite. Así que conocer el inglés fue una ventaja para Pessoa, ya que le permitió ganarse el pan escribiendo cartas para empresas de importación y exportación y haciendo traducciones. Nunca tuvo un trabajo fijo, no le gustaba. Trabajaba para mantenerse, puesto que sus ambiciones eran otras, no ganar dinero. El inglés le sirvió también para ocultarse, en el sentido en que escribió dos poemas largos, Epitalamio y Antinous, que son homoeróticos. Si los escribió en inglés fue porque sabía que nadie los leería.
Richard Zenith
A propósito señala que la sexualidad de Pessoa se expresa a través de la escritura y no a través del cuerpo.
El sexo y la sexualidad están mucho más presentes en su literatura de lo que podía imagina antes de comenzar la escritura de esta biografía. De sus apuntes personales se deduce que murió virgen y, por esto, yo defiendo la idea de que se realiza sexualmente a través de la escritura. Tiene poemas homoeróticos; sin embargo, esto no implica que no sea complicado definirlo en términos sexuales. No creo que debamos hacerlo. Una cosa curiosa con respecto a la sexualidad es que él, a partir de 1916, empezó supuestamente a tener contacto con espíritus astrales a los que hacía preguntas cuyo registro dejó por escrito. En el registro de preguntas y respuestas vemos que el asunto que más le preocupaba era la sexualidad y y su virginidad. Estos espíritus, a los que dota de nombre, le dicen que tiene que perder la virginidad de manera inmediata y le dicen que con el tiempo conocerá a una mujer. Nada de esto ocurrió.
“Pertenecer significa la celda. Ser es estar libre”, escribió Pessoa. ¿Definirlo sería traicionarlo?
En parte sí. Pessoa fue un adelantado a su época al decir que una identidad fija, coherente y estable es una ficción, o cuando sostenía que el yo era una construcción, algo que creamos en la medida en que afirmamos ciertos deseos y dejamos de lado otros. Cada vez que decimos sí a una cosa estamos diciendo no a otras, pero nuestras afirmaciones no son estables, cambian y, por tanto, también lo hace nuestra identidad, que se vuelve inestable. Los heterónimos no eran tanto una manera de negar su realidad y su identidad como una forma de de aumentarlas.
Richard Zenith
De ahí la diferencia entre heterónimo y pseudónimo.
Los heterónimos tenían ideas diferentes sobre la política, la religión o los estilos literarios, y también, intereses diferentes y preocupaciones distintas. Los heterónimos conversan entre sí y discuten. A veces están de acuerdo y otras se oponen entre ellos e incluso con respecto a Pessoa. Álvaro de Campos, el heterónimo más vivo y con mayor consistencia, publicó artículos sobre teoría literaria y de opinión política en los que discrepaba abiertamente de la postura que Pessoa mantenía en los artículos que firmaba con su nombre. Evidentemente, era un juego, pero con la intención de poner en duda todas las opiniones. En un artículo de 1915, Pessoa decía que cualquier intelectual serio debía cambiar de opinión varias veces el mismo día.
A través de sus heterónimos Pessoa crea corpus poéticos muy distintos entre sí.
Cierto. Ricardo Reis es un clasicista y escribió odas al estilo de Horacio. Hay algunos especialistas en Pessoa que sostienen que los heterónimos no tienen tanta importancia, pero yo no estoy de acuerdo. No es posible pensar en Pessoa escribiendo odas horacianas si no es a través de Reis, a quien construyó una biografía y a dotó de intereses para convertirlo en un poeta clasista. Los heterónimos eran un estímulo literario. Él se definía como un poeta dramático en el sentido en que ponía en escena una serie de voces a los que dotaba de una identidad propia. Cuando afirma que el poeta es un fingidor alude precisamente a este hecho de que el poeta siempre actúa y hace una puesta en escena.
'Libro del desasosiego'
Hablemos de El libro del desasosiego, su título más conocido, un texto de gran complejidad pues no procede de ningún manuscrito concreto.
El Libro del Desasosiego es como el famoso baúl en el que Pessoa dejó 25.000 páginas de hojas escritas. Se podría decir que es un mini.baúl hecho de textos escritos de manera desordenada en lugares distintos. No hay ningún cuaderno dedicado a esta obra, escrita en hojas sueltas. A veces estaba en un café y anotaba algo en una hoja que encontraba. Se publicó como libro por primera vez en portugués en 1982, medio siglo después de la muerte de Pessoa. Durante años los investigadores fueron reuniendo los distintos pasajes y descifrando su caligrafía, que es muy difícil de entender.
¿Es su texto más autobiográfico?
Sin duda, si bien quien habla en él es Bernardo Soares, que tiene su propia personalidad, aunque se parece mucho a Pessoa, que llegó a decir que Soares no era un heterónimo, sino un semi-heterónimo. Alguien que quería vivir únicamente a través de la literatura, de la imaginación, del sueño.
Richard Zenith
¿Cuáles fueron las lecturas que más marcaron la formación de Pessoa?
En Durban (Suráfrica) tuvo una educación muy anglosajona. Sus héroes eran Shakespeare, Milton, Byron, Keats, Shelley, Wordsworth…Su escritura está permeada de estas lecturas; de hecho, tiene una forma directa de expresarse, que es muy anglosajona, aunque también leía en francés y en italiano.
En vida no tuvo excesivo reconocimiento.
No, y esto fue una frustración para él, que sin embargo nunca renunció a su ambición literaria.