Gregory Maguire, el escritor de 'Wicked' que le dio la vuelta al mago de Oz para hacer crítica social
- La cinta protagonizada por Ariana Grande y Cynthia Evo, una precuela del clásico cuento El mago de oz, se acaba de estrenar y ya es un éxito de taquilla en Estados Unidos
- 'Wicked' se basa en el musical de Broadway que lleva más de veinte años en cartelera, y a su vez en 'Wicked: memorias de una bruja mala', novela escrita por Gregory Maguire que puso de moda humanizar la figura del malo clásico
Gregory Maguire. Wicked. La primera parte de la adaptación al cine del musical de Broadway, Wicked, se ha estrenado este pasado 22 de noviembre en cines. La cinta, protagonizada por Ariana Grande y Cynthia Erivo y el musical están basados en la novela Wicked: memorias de una bruja mala, del autor estadounidense Gregory Maguire, una precuela que pretende revisionar el gran clásico de la fantasía norteamericana, El mago de Oz de L. Frank Baum.
Su 1995 fue toda una sorpresa para la crítica, acostumbrada a las publicaciones infantiles que Maguire llevaba escribiendo desde que comenzó en el mundo literario con 24 años. Había publicado siete libros para niños (The Dream Steeler, Lights on the Lake) sin mucho éxito, hasta que consiguió llamar la atención en el mundo literario con Wicked. La novela fue poco a poco convirtiéndose en un bestseller, hasta que en 2003 su popularidad se multiplicó al estrenarse el musical homónimo en Broadway.
A pesar de no ser una obra muy conocida en España (el musical se estrenará por primera vez en Madrid en 2025), Wicked es ya un clásico desde su estreno en Broadway y también es una constante de la cartelera del West End de Londres, donde lleva representándose dieciocho años seguidos.
Quién es Gregory Maguire
Gran parte de la inspiración de Maguire proviene de su infancia, según ha explicado el autor en varias de sus entrevistas. Una niñez que estuvo marcada por la necesidad de evasión para poder sobrellevar su complicada situación familiar.
Gregory Maguire nació en Albany, Nueva York, siendo el menor de cuatro hermanos. Su madre murió debido a complicaciones durante el parto, una tragedia que marcó a su padre, el periodista John Maguire, quién tomó la decisión de entregar a su hijo recién nacido a un familiar. A los pocos meses, Gregory fue enviado a un orfanato y no pudo volver a casa hasta dos años después, cuando su padre volvió a casarse.
Huérfano de madre (y casi huérfano de ambos padres), con una madrastra y tres hermanos más venidos del matrimonio de su padre, Maguire no pudo dejar de sentirse identificado con los cuentos de hadas. No porque su nueva madre fuera “mala” con él –todo lo contrario, se sacrificó por él al salvarle del orfanato, como dijo en una entrevista para The New York Times Magazine–, sino porque su padre nunca le perdonó el haber causado la muerte de su madre.
“En ninguno de mis 24 libros existe un solo personaje que no tenga una madre muerta o un padre perdido”, reflexiona Maguire en la misma entrevista. “Parece que no puedo empezar una novela a menos que el personaje no tenga madre. Si la madre todavía está viva, ¿cuál es el problema? No hay nada sobre lo que escribir".
Su obsesión por los cuentos de hadas y la escritura acabó por decidir su vocación. Maguire se doctoró en Lengua Inglesa y Literatura Americana por la Universidad Tufts (Boston) y trabajó como profesor durante ocho años en el Simmons College Center para el Estudio de Literatura Infantil. En 1987 fundó la organización benéfica Children's Literature New England (en activo hasta el año 2018) con la que él y algunos de sus compañeros organizaban debates y conferencias para concienciar sobre la importancia de la literatura para los más pequeños.
La cuestión del mal
La inspiración para escribir Wicked le vino mientras vivía en Londres, en un momento de su vida en que pasaba por apuros económicos y se planteaba escribir su primer libro para un público adulto. Un titular en un periódico británico sobre la guerra del Golfo y Sadam Huseín, descrito como el 'Nuevo Hitler', y un crimen perpetuado por un grupo de niños, el caso Bulger, fueron el germen de la novela.
"El uso de la palabra Hitler... ¡Qué palabra! ¡Lo que evoca!", explica Maguire en una entrevista publicada en su página web, mientras que en otra entrevista en The Guardian explica lo que sintió a raíz del caso Bulger: "Todo el mundo se preguntaba: ¿cómo podían ser esos chicos tan malvados? ¿Nacieron malvados o hubo circunstancias que los empujaron a actuar así?".
El asesinato de James Bulger fue una noticia que conmocionó a la sociedad británica en 1993. Dos niños de diez años fueron condenados por haber torturado y asesinado a Bulger, de dos años de edad. “La prensa británica le prestó mucha atención a la naturaleza del crimen. A mí empezó a interesarme la naturaleza del mal en sí”.
La trama
En Wicked, Maguire narra los orígenes de las dos brujas más famosas de la tierra de Oz: Glinda, la bruja buena, y Elphaba, la Bruja Mala del Oeste –el nombre es creación del autor a partir de las letras del nombre de L.F.B–, a quién elige como voz principal.
El universo fantástico es el mismo que el de Baum, baldosas amarillas incluidas, pero Wicked: memorias de una bruja mala, por lo demás, es muy diferente al cuento de hadas. A través de la ficción trata temas como el racismo, el feminismo, el sexo y la política, por lo que a pesar de las apariencias, se trata una historia destinada al público adulto.
Un enfoque diferente
La visión de Maguire ante la cuestión planteada –que no es otra que el origen del mal– queda clara en cómo construye la identidad y el recorrido vital de su protagonista, una de las antagonistas más conocidas del imaginario popular estadounidense, la Bruja Mala del Oeste, a quién retrata como una víctima de sus circunstancias (y 'mala' según se mire), alejándola del arcaico concepto de la malicia intrínseca.
"La idea del libro, una exploración ficticia de la naturaleza del mal, vino antes que el tema, por eso sabía que el libro se adentraría en cuestiones filosóficas. Dudaba que se pudiera sacar una conclusión decisiva sobre la naturaleza del mal, y de hecho, el libro refleja esa primera suposición", explicó Gregory Maguire en una entrevista que puede consultarse en la página web del autor.
Maguire entreteje algunos elementos del clásico con su propia narración: explica cómo la piel verde de Elphaba (tal como se la caracterizó en la película de 1939) le viene de nacimiento y es la causa de que se la considere repulsiva, mientras que la bruja buena Glinda es una chica guapa y popular que termina haciéndose amiga de ella. También transforma la figura poderosa y magnánima del mago de Oz en la de un tirano manipulador, y convierte a Elphaba en un miembro de la resistencia contra el opresivo régimen del mago.
Se trata de una narración que pone en tela de juicio el maniqueísmo implícito en el relato de Baum, y defiende el relativismo moral. Un mecanismo ya habitual en el cine fantástico e infantil de los últimos años, historias en las que se plantea un nuevo punto de vista que difumina las barreras antes fijas entre el bien y el mal. Se trata de una tendencia que comenzó con Wicked, y que nos ha dejado otras obras notables como el Joker (2019), Maléfica (2014) y Cruella (2021).