'Guerra en España' de Juan Ramón Jiménez

'Guerra en España' de Juan Ramón Jiménez DANIEL ROSELL

Letras

'Guerra en España' de Juan Ramón Jiménez: la edición definitiva

La editorial Athenaica publica, al cuidado de Soledad González Ródenas, la versión integral, incluyendo inéditos, del libro compuesto de forma póstuma por Ángel Crespo sobre la contienda española y su experiencia en el exilio

2 agosto, 2024 15:00

Parece una absoluta paradoja y, sin embargo, esconde una coherencia mayúscula: los autores de los mejores poemas épicos son, a su vez, ilustres derrotados. Gente fracasada, vencida por las calamidades de la vida, que conjura sus fantasmas mediante la sublimación (artística) de la epopeya. Sucede con Homero, que no llegó a librar –que se sepa– guerra alguna pero compuso en hexámetros memorables los dos grandes poemas fundacionales de la literatura occidental –un episodio (colérico) de la guerra de Troya y la venganza de un navegante inmoral que regresa a su casa y extermina a los enemigos que ambicionaban su palacio y a su esposa–. Y también pasa, aunque de forma distinta, con Cervantes, que siempre estuvo orgulloso de Lepanto, aunque el trance lo dejase de por vida manco, y cantó (en prosa) el ocaso de la antigua epopeya, cuya última muestra y sucesora es la primera novela moderna. 

Dados estos antecedentes, cabe leer Guerra en España, acaso el más importante e interesante de los libros reconstruidos de Juan Ramón Jiménez (1881-1956), como una descomunal hazaña concebida por un hombre –cosmopolita onubense– que pasó más de dos décadas en el exilio –desde su salida de la España del 36 hasta su muerte (viuda) en Puerto Rico, que siempre le recordó a Cádiz, – y al que la concesión del Premio Nobel, dos años antes de su deceso, no pudo consolar del apagamiento y el desgarro.

Retrato de Juan Ramón Jiménez (1903)

Retrato de Juan Ramón Jiménez (1903) JOAQUÍN SOROLLA

Guerra en España, obra capital para entender la figura pública del poeta de Moguer, y también sus inquietudes políticas, es el alegato en defensa propia de un hombre absolutamente solo –pero que es también libre– frente al desmoronamiento de su universo. Contiene todos los registros juanramonianos: el poeta cósmico, el hombre terrestre, el artista respondón, el escritor sincero y, por supuesto y al cabo, esa extraña criatura lírica que fuera siempre, sin pedirle licencia ni permiso a nadie. 

La editorial sevillana Athenaica, que hace ahora dos años editó el Diario íntimo que el poeta escribió –a imitación de Amiel– a principios del pasado siglo, con poco más de veinte años, acaba de sacar la edición definitiva de Guerra en España, al cuidado de Soledad González Ródenas, que actualiza la primera versión (incompleta) que Ángel Crespo hiciera para Seix Barral a mediados de los años ochenta, y que amplía y mejora (con una veintena de nuevas piezas y once textos inéditos) la edición que en 2009 firmó ella misma para el sello (también sevillano) Point de Lunettes.

Notas del proyecto 'Guerra en España'

Notas del proyecto 'Guerra en España' ATHENAICA

Un trabajo excelente del que da cumplida cuenta en su introducción al libro y que (en el prólogo) elogia Andrés Trapiello, que situó a JRJ como uno de los representantes de la Tercera España –ni con los hunos ni con los hotros– que tanto se empeñan en negar los herederos profesionales de la España de los dos bandos, acaso porque demiente, de una vez y para siempre, el monopolio de la victoria y el negocio de la victimización que cada una de estas dos estirpes han cultivado desde los años cuarenta. 

Su enfado tiene causa justificada: lo que Guerra en España enseña, además de un retrato inédito del poeta de Moguer, que tantos han querido desdibujar o encerrar en un cofre, presentándolo como un artista encerrado en su torre de marfil, alérgico a la literatura social, es que muchos republicanos fueron dobles exiliados: geográficos e ideológicos de la España del franquismo y, de la misma forma, marginados dentro de la España peregrina. JRJ, sin duda, es el mayor de todos ellos. Un doble trágico, por decirlo de algún modo, que nunca cayó en la tentación de convertirse en un “miliciano de la cultura” y hacer industria de su condición de transterrado, enriqueciéndose con las heridas de su desgracia.

Pasaporte  de JRJ y Zenobia

Pasaporte de JRJ y Zenobia ATHENAICA

Guerra en España, en este sentido, es un admirable ejercicio de honestidad y obstinación, además de un libro inclasificable que el poeta no llegaría a ver publicado en vida y que nació gracias al trabajo que Crespo (al que los editores de Athenaica dan justamente su lugar en esta versión definitiva) hizo con los materiales que se conservaron en la Universidad de Puerto Rico, donde quedaron varados los papeles de JRJ y los de Zenobia Camprubí, el hada del poeta. 

La nueva versión de Guerra en España es un inmenso collage. El caleidoscopio del JRJ que vive la guerra y habita el exilio. Un relato, documental y fragmentario, pues reúne notas, diarios, recortes de prensa, críticas, artículos y fotos, propias y ajenas, de un testigo de la gran calamidad española. El testamento de un hombre, impertinente por honesto e independiente, que no buscó el cobijo de las parroquias y que, igual que hiciera como poeta, anduvo su camino solo o con la única compañía de Zenobia, maldecido y vilipendiado por quienes un día fueron sus pupilos –los ilustres inmortales de la Generación del 14 o parte del grupo del 27– que no le perdonaron su exigencia, su independencia de criterio y, menos aún, su decisión de desenmascarar tanto a los vencedores como a una parte (canonizada) de los vencidos. 

El Romance Río de la lengua española (1959)

El Romance Río de la lengua española (1959) ATHENAICA

Cabe preguntarse qué molestaba tanto de JRJ. Trapiello ha escrito que, además de su obra, una de las cimas de la poesía española moderna, fue su actitud. Su forma de encarar la vida. Esa forma de ética rigorista que se funde con su estética. El poeta onubense, que se definió a sí mismo como un aristócrata a la intemperie, inventor del concepto de la inmensa minoría, cuyos libros contienen una hondura que nace de la cultura popular, fue la antítesis de muchos de sus contemporáneos, presuntos vanguardistas. Austero en lo material, palpitante en lo intelectual y comprometido con su hora, una conducta que no consiste en elegir bando sino en alejarse del maniqueísmo de las milicias.

No fue, desde luego, un carácter común: difícil en el trato, salvo excepciones, sus enemigos, a los que cita hasta en su testamento –escrito tras la marcha de Zenobia a Estados Unidos para operarse de cáncer–, lo dibujaban como un ogro provinciano, un señorito de casino (venido a menos) que únicamente pensaba en sí mismo. Él, claro está, a modo de autodefensa, se retrataría de forma distinta: como una sensibilidad en busca de la belleza en las cosas sencillas que odiaba a los farsantes, la mentira, la doblez –“yo no puedo soportar el doble juego. Tengo amigos de todas las ideas, incluso falangistas, pero consecuentes toda la vida”– o los uniformes de cualquier procedencia y condición, ya fueran militares, eclesiásticos o frentepopulistas. “No fumo, no bebo vino, odio el café y los toros, la religión y a los militares, el acordeón y la pena de muerte”.

'Diario íntimo', JRJ

'Diario íntimo', JRJ ATHENAICA

Un místico que escribía dios con minúscula y que fundó su propia ortografía. En Guerra en España están in nuce, como es natural en un libro largamente proyectado pero sin culminar, todos estos rasgos que muestran a un poeta sanguíneo y atormentado, que no perdió la belicosidad que tuviera de muchacho, cuando estudiaba con los jesuitas de El Puerto de Santa María (Cádiz), o el ingenio de sus años de Sevilla, donde cursó la carrera de leyes y pensó en convertirse en pintor, siempre presto a batirse en duelo con sus adversarios. 

También está el prosista autobiográfico del que ya diera buena cuenta Vida –un libro donde vierte toda su nostalgia por España y narra el asombro y la decepción que le causan los paisajes de su exilio, especialmente por Nueva York– y pervive en sus epistolarios. Pero sobre todo está el exiliado fiel a la República, pero muchísimo más fiel a la verdad, digno y tozudo como un buey, que no renuncia a su pasional idea de España (“corazón, cerebro, alta entraña”) aunque las adversidades no dejaran de cercarle. Incluso vemos en estas páginas al escritor cansado en las postrimerías de la vejez –la imagen es conmovedora– que pasa dos decenios recogiendo materiales sobre los quebrantos de la guerra y el exilio y los guarda en tres sobres difuntos, en los que desliza unas someras instrucciones pergeñadas para la dudosa luz del día en que, quizás, pudiera llegar a ver la luz este oceánico testamento vivencial. 

'Guerra en España', JRJ

'Guerra en España', JRJ ATHENAICA

Soledad González Ródenas nos lo devuelve ahora íntegro, culminando así el valioso trabajo de Ángel Crespo, en esta colosal edición definitiva de Athenaica –más de mil páginas con abundante soporte gráfico: elegantes, perfectas, carnales, blancas y tan desnudas como su poesía pura– completo, perfecto e imperfecto al mismo tiempo, rotundísimo animal de fondo, como el mismísimo JRJ hubiera dicho sobre su propia persona. Todo prosa y todo verso.