Brigitte Höss, la hija del exterminador
Si Rudolf Höss fue un asesino repulsivo, su hija era una considerable idiota como se ha sabido ahora y después de la película 'La zona de interés'
4 mayo, 2024 20:48Se proyecta en las pantallas de algunos cines y dentro de unos días se estrena en Movistar+ y en Filmin Zona de interés, la celebrada película sobre la vida cotidiana de la familia de Rudolf Höss (1901-1947: héroe de la primera guerra mundial, teniente coronel de las SS, y autor, en la cárcel, en vísperas de su muerte, de las memorias Yo, comandante en Auschwitz) en un cómodo chalet, con jardín y piscina, contiguo al campo de exterminio que él dirigía y donde con diligencia asesinó a un millón de judíos y gitanos. En la explanada de ese escenario infernal se levantó un patíbulo en el que él mismo sería ahorcado dos años después del final de la segunda guerra mundial.
En medio de la catástrofe alemana de 1945, ante el avance de los ejércitos rusos, Höss se fugó y trató de ocultarse trabajando bajo seudónimo en una granja en el norte de Alemania. Un capitán del ejército británico, judío berlinés, llamado Hanns Alexander, al que se le había encomendado la misión de encontrarle y detenerle, dio con la esposa y los hijos del sujeto, les arrancó el lugar donde se escondía, y lo prendió.
El sobrino nieto de Hanns Alexander se llama Thomas Harding y es un periodista bien conocido en el mundo anglosajón y autor, entre otros libros, del que cuenta la caza de Höss: Hanns y Rudolf, editado en español en la editorial Galaxia Gutemberg. Harding se ocupó en su día de encontrar a la hija de Höss, que vivía en Washington, y, tras insistir de mil maneras durante tres años, trabó relación con ella y la persuadió, en el año 2013, de que le concediese una entrevista que se reprodujo en todo el mundo.
Brigitte Höss, que después de la ejecución de su padre se vino, con su madre y sus hermanos, a vivir a España, donde fue modelo de Balenciaga y conoció al americano que sería su marido y con el que vivió cómodamente el resto de su vida en un barrio acomodado de Washington, vivió en Auschwitz desde los 7 a los 12 años. En 2013, pues, tendría cerca de 80 años.
Harding se jacta de que graba escrupulosamente y conserva todas las entrevistas delicadas o que puedan traer cola, de manera que supongo que tiene documentada la muy instructiva y postrera entrevista que Brigitte le concedió en el año 2021, o sea a los 88 años, dos antes de morir (en octubre pasado) y que acaba de publicar en The Independent. Allí Brigitte cuenta lo muy unidos que estaban sus padres, lo mucho que se querían, el padre de familia maravilloso, cariñoso, pródigo en abrazos, que era Höss… Y también su mamá era una buena persona, sabía lo que estaba pasando --en el campo-- y aquello le entristecía mucho pero no podía hacer nada.
La entrevista no tiene desperdicio, pero a estas alturas ya se entiende que si Rudolf Höss fue un asesino repulsivo, su hija era una considerable idiota. Dan ganas de cerrar el periódico y olvidarse de esa gente. Pero, por su extraordinario interés psicológico, relativo a la eterna cuestión sobre la naturaleza del mal absoluto, de los verdugos que al mismo tiempo en su vida privada pueden ser gente encantadora, y de las resistencias conscientes o no que ponemos al conocimiento de la verdad, aunque ésta sea palmaria, reproducimos textualmente el diálogo final de la entrevista: “Le presioné sobre este asunto” dice Harding: “¿Cómo podía su padre ser una ‘persona absolutamente maravillosa’ si era responsable del asesinato de más de un millón de mujeres, hombres y niños?"
--Bueno... --tartamudeó.
--Es un hecho. ¿No es así? --dije.
--Sí --admitió.-- Pero no creo… quiero decir, yo no lo veo así.
--Pero es verdad. ¿Está de acuerdo en que es verdad? ¿Usted sabe que es verdad? –insistí.
--Bueno, sucedió --dijo débilmente.
--¿Sucedió en Auschwitz?
--Sí --dijo, con voz apenas audible.
--¿Y su padre era el comandante? –insistí.
--Sí --repitió.
--¿Entonces él era el responsable?
--Como le he dicho antes, a veces pasan cosas. --Luego marcó una pausa y añadió: --Tal vez no quiero saber ciertas cosas.
--Pero son verdad --presioné.—Usted sabe que él fue el responsable. ¿Lo sabe?
--Sigo sin creerlo –se resistió--, porque había gente por encima de él, que lo obligó a hacer aquello.
--Pero el caso es que lo hizo.
--Bueno, sí, supongo --admitió finalmente--, tengo que decir que sí.
Y con eso terminó la entrevista. Empaqué mi equipo de grabación, guardé mis notas y me despedí. Menos de dos años después, en octubre de 2023, Brigitte murió".