Entrevista a Xavier Pla para Letra Global

Entrevista a Xavier Pla para Letra Global SIMÓN SÁNCHEZ Barcelona

Letras

Xavier Pla: "Josep Pla vivió siempre en una insatisfacción permanente. Era alguien incapaz de dar las gracias"

El director de la cátedra dedicada a la figura de Josep Pla, que acaba de publicar Un cor furtiu (Edicions 62), una biografía integral dedicada a la peripecia vital del gran prosista en lengua catalana y española, habla sobre su contradictoria personalidad, su obra y los secretos de su archivo

21 abril, 2024 16:45

Profesor de literatura catalana contemporánea en la Universidad de Girona y director de la cátedra Josep Pla, Xavier Pla –que no guarda ningún parestesco con el gran prosista catalán– ha tardado diez años en escribir la biografía del autor de El quadern gris. Un volumen de 1.500 páginas que es el resultado de una década de investigación y consultas en el vasto archivo personal del escritor. En vísperas de Sant Jordi, Xavier Pla recibe a Letra Global para hablar de cómo ha sido el proceso de investigación, documentación y escritura de Un cor furtiu (Edicions 62), que se publicará en castellano –en el sello Destino– el próximo mes de mayo.

La biografía comienza con una primera parte subdividida en cuatro capítulos que dan una idea de la compleja y contradictoria personalidad de Josep Pla. El primero habla de su afición a llevar las ropas de otras personas, un dato que sugiere que fue alguien con múltiples personalidades.

A Pla no se sabe por dónde cogerlo. Estos primeros capítulos son introductorios, pero forman parte ya de la biografía propiamente dicha. La biografía comienza en la primera página, lo que sucede es que quería evitar un inicio convencional, es decir del tipo: Josep Pla nació…”. Y lo quería evitar porque esto ya nos lo explica el propio Pla en sus textos. Escribir una biografía de un autor que tiene una obra en la cual él cuenta su vida no es fácil y te obliga a preguntarte por dónde empezar. De ahí que yo le diera la vuelta y solo al final del libro, en la última página, leemos que Pla nació el 8 de marzo de 1897.

Xavier Pla

Xavier Pla SIMÓN SÁNCHEZ Barcelona

Parece el personaje de Tristram Shandy, que nace al final de su novela.

No lo había pensado. Esos primeros capítulos son una síntesis de lo que luego cuento. Por lo que se refiere a lo de llevar la ropa de otras personas, puede parecer una anécdota, pero no lo es. Es una singularidad de su personalidad. Él vestía ropa de segunda mano, gastada, ropa de su hermano, de su padre o de Josep Vergès. En 1920, Pla comenta que forma parte del grupo de personas a las que les gusta vestirse con ropa ajena. No sé qué grupo de personas es, pero, sin duda, es un exponente más que relevante. Me di cuenta de que esta cosa de llevar la ropa de los demás no era una excentricidad propia de un momento, sino una constante a lo largo de su vida. Era un hecho que resultaba gracioso para los demás. Pensé que era una buena imagen para captar la personalidad de Pla desde la primera página. A fin de cuentas, escribir es ponerse los ropajes de otro, imaginarse la vida de otro, desdoblarse y crear un personaje.

En este juego de identidades se incluyen los juegos autoficcionales de Pla al crear personajes o alter-egos suyos como Martí Fús y Albert Santaniol.

Cierto. Pla escribe una literatura que siempre se alimenta de su vida, de su experiencia, de sus vivencias. Él experimenta a través de estos pequeños alter-egos, personajes que el lector no tarda en captar que son reflejo suyo. Con el tiempo irán desapareciendo e integrándose dentro de ese yo que encontramos en El quadern gris. 

'Un cor furtif', la biografía de Josep Pla de Xavier Pla

'Un cor furtif', la biografía de Josep Pla de Xavier Pla EDICIONS 62

Hay incluso artículos -pienso en el último que le dedicó a Cambó tras su muerte- que firma con otros nombres, si bien aparece en el cuerpo del artículo.

Sí, estos juegos son constantes. Hay incluso terceras personas que acaban confluyendo en la primera persona. No es algo particularmente original, sino un síntoma de una época. No solo en literatura. En el arte del siglo XX, los desdoblamientos y la figura del doble fascinan. Para Pla estos juegos subrayan su gran contradicción: por un lado, tiene un yo muy potente, una voz fuerte y autoritaria; por el otro lado, el yo que construye se va desintegrando, fragmentando y disociando constantemente.

Esto me lleva al segundo capítulo, en el que se hace referencia al mito fáustico. Pla, por un lado, es enormemente ambicioso, pero también se muestra inseguro. Usted señala que El quadern gris es un libro sobre el miedo.

Efectivamente. A veces da la sensación de que se siente cómodo en la contradicción. Ya lo dijo Carles Riba: Pla es tímido y descarado, egoísta y generoso, lógico y absurdo…Lo es todo a la vez. Esta dualidad es constante en su vida y, de hecho, él mismo se describe como un hombre doble o triple y que, debido a esta dualidad siempre lo critican, porque consideran que es un cínico sentimental. Pla dice de sí mismo que es todo lo contrario. Dicho esto, hay un elemento central: la enorme vocación y ambición literaria de Pla. Desde que tenía dieciséis años tiene claro no solo que quiere ser escritor, sino que quiere ser el mejor escritor en lengua catalana. Y llega a decir, aunque sea medio en broma, que quiere ser el mejor escritor del mundo o –como dice él– quiere ser un escritor de Palafrugell que termina ganando el Nobel. Esto lo dice cuando tiene solo treinta años. ¿Una broma? No del todo, hay ahí una enorme ambición.

Josep Pla

Josep Pla DANIEL ROSELL

¿De ahí ese elemento fáustico que señala?

Es un elemento que yo valoro positivamente, si bien entiendo que también pueda valorarse negativamente. Me explico: Pla es alguien capaz de vender su alma con tal de escribir y, por tanto, es capaz de pactar con quien sea para hacerlo. Esto tiene implicaciones personales, profesionales y políticas. Para escribir, él pacta con Cambó, con el franquismo y con el antifranquismo. Está dispuesto a supeditar muchas cosas de su vida con tal de conseguir -y perdón por lo rimbombante que suena- la gloria literaria. Incluso a supeditar su felicidad. De ahí ese sentimiento de insatisfacción que le acompaña. Vender tu alma implica pagar un precio muy elevado.

Al narrar el accidente que tuvo en el mar habla de un naufragio. ¿Ese término alude a la insatisfacción que usted menciona?

Sí, tiene una insatisfacción permanente por las cosas más triviales y también por aquellas por las que ha sacrificado su vida. En el libro cuento que cuando publicó en El quadern gris (1966) recibió críticas muy elogiosas. Uno dice que es como Montaigne, otro lo compara con Balzac. Juan Pedro Quiñonero, que es un crítico que me encanta, dice que es como Lucrecio. Sin embargo, Pla no está contento. Con su habitual ironía, dice que estos comentarios no tienen importancia porque El quadern gris no es más que un kilo y medio de papel. Nunca está contento consigo mismo. Tiene muchos críticos y detractores, pero el mayor es él mismo. Basta leer sus autorretratos: son crueles. Dice de sí mismo que es un cobarde, que tiene una sensibilidad a flor de piel que lo hace transparente, que es contradictorio… Pla no es nada narcisista. 

Xavier Pla

Xavier Pla SIMÓN SÁNCHEZ Barcelona

Usted cuenta la indiferencia con la que vivió el éxito de Vida de Manolo.

Sí, pasa completamente. No sabe disfrutar. Tiene además una gran dificultad para poner palabras a su felicidad, algo que quería que se viera reflejado en la biografía. Estamos delante del hombre que más palabras ha escrito en lengua catalana, que es capaz de buscar el adjetivo adecuado para describir la hoja de un olivo en el otoño, pero que no sabe cómo verbalizar sus emociones. Esto lo vemos en su relación con las mujeres y, de hecho, un día Aurora [su amante más crepuscular] le medio reprocha que no sepa decirle que la quiere. También es incapaz de decir gracias. Alexandre Plana es un amigo que lo ayuda y lo apoya en todo y, a pesar de esto, en ninguna de las cartas que le envía le da las gracias. Eso sí, en El quadern gris, al final, hay un momento en el que dice que  le debe todo a Plana. En vida no fue capaz de darle las gracias: se las dio solo en la literatura. 

Quizás esta incapacidad de expresarse la suple no solo con la escritura, sino con el hecho de conservar todos sus papeles. Es como si aquello que no fue capaz de contar lo expresara a través de todos los documentos que guardó.

Yo utilizo el término Diógenes como metáfora, pues no aludo a esta patología, solo a esa obsesión por guardarlo todo. Y cuando digo todo, es todo: manuscritos, borradores, los comienzos de las novela que no fueron adelante, facturas, billetes de tren, billetes de autobús, facturas de hoteles, restaurantes y taxis, felicitaciones de Navidad.... Por eso en la aventura personal e intelectual que ha supuesto escribir este libro el archivo ha jugado un papel decisivo. He podido hacer una cata por primera vez en ese archivo y extraer mucha documentación inédita. Había tantísima documentación que algunos días podíra escribir qué había comido, qué había cenado, con quién había comido y con quién había cenado; qué había hecho en cada momento de una jornada, qué cartas había recibido, qué había escrito….Era esencial reflexionar dentro de la biografía sobre este archivo y las trazas que el propio Pla había dejado. De esta manera podía explicar a los lectores que la biografía fuera tan prolija y, en ocasiones, tan detallista. 

Manuscrito de 'El cuadren gris'

Manuscrito de 'El cuadren gris'

Hablando del archivo. Usted ha tenido el privilegio de consultarlo. Sabe mejor que yo que hay quien lamenta no haberlo podido consultar y dice incluso que existe una especie de monopolio sobre esa documentación.

No me gusta hablar de monopolio porque no se trata de eso. Es un tema de pactos. En estos últimos diez años hemos estado dialogando con la familia para hacerles comprender que esos documentos personales tienen no solo un interés colectivo, sino que son un patrimonio que la Cátedra Pla quiere proteger. Hubo algunos años en los que el sobrino de Pla se cerró en banda. Por un lado, hubo una denuncia de Boadella; por el otro lado, hubo personas –a las que no quiero criticar– que jugaron mal sus cartas al enfrentarse con los herederos. Nosotros hemos creado la cátedra para proteger su legado. Hasta ahora la familia nos ha cedido las 35.000 cartas de escritores y lectores que recibió Pla a lo largo de su vida. Todo esto está en la fundación, catalogado y todo el mundo puede consultarlo. Por lo que se refiere a los manuscritos, todavía no hemos terminado, pero los estamos escaneando para que, en un futuro, estén digitalizados y accesibles a cualquiera. La relación está ahora en el mejor momento posible.

Usted pudo consultar los documentos que siguen en posesión de la familia. ¿Hay cosas que no le enseñaron?

Nunca se me ha dicho de esta manera, pero supongo que sí, pero no por mala intención, sino por desconocimiento. Hay miles y miles de papeles…

Entrevista a Xavier Pla

Entrevista a Xavier Pla SIMÓN SÁNCHEZ Barcelona

Pla quiso controlar el uso de esta documentación, como se constata en las propuestas que hizo a cuatro escritores para que escribieran su biografía, prometiéndoles incluso un premio. 

Y no un premio cualquiera. Les promete el Premio Josep Pla. Es muy fuerte. A inicios de los años cincuenta, la editorial Alcides publica una colección de pequeñas biografías. Allí encontramos libros sobre Víctor Català, Josep Carner e, incluso, Kubala. Yo creo que él tenía celos por no estar en esta colección. Habla con Manuel Ibáñez Escofet, que es el biógrafo de Kubala, para que escriba su biografía y le dice: “Usted no se preocupe, viene a mi casa, conoce a mi madre que cocina muy bien, yo le enseño mis papeles y le cuento mi vida y usted la escribe”. Esto se lo dijo a Ibáñez Escofet y a otros cuatro autores más. El que más se rebota es Porcel, el más joven de todos, el único que es verdaderamente un escritor.

Un escritor con muchísima ambición.

Sin duda. Porcel es el que reacciona con más vehemencia y le dice: “Usted no necesita un biógrafo, sino un trascriptor de la versión de su vida que usted quiere legar a la posteridad”. Pla creía que su Obra Completa tenía que concluir con una biografía, pero eso sí, tenía que ser una biografía autorizada. 

El joven reportero Josep Pla en París

El joven reportero Josep Pla en París

Resulta curioso que haya documentos y textos que él no quiso hacer públicos. Pienso en las cuartillas que usted ha encontrado y gracias a las cuales sabemos qué hizo Pla durante la Guerra Civil y descubrimos que Cambó no lo mantuvo. Pla conocía los comentarios que se hicieron acerca de su papel durante la guerra y, sin embargo…

No dio a conocer este cuaderno ni tampoco lo convirtió en el punto de partida de una crónica sobre aquellos años. He de decir que este documento ha sido mi condena y, al mismo tiempo, mi salvación. Son cuatro cuartillas escritas después de la Guerra Civil en las que explica dónde ha estado entre el julio de 1936 y enero de 1939. La primera pregunta que surge es por qué escribe este memorándum. ¿Quería escribir una crónica personal de la guerra? No hizo ninguna, pero ¿por qué no? Lo que sorprende al analizar este documento es que Pla no ha parado de moverse junto a Adi Enberg. Hasta ahora existía la idea, que él nunca desmintió, de que había pasado la guerra en Marsella.

Y mantenido por Cambó.

-Exacto. Sin embargo, su estancia en Marsella es intermitente. Sabemos que Carles Sentís le dice que quiere que sea uno de los suyos y así entra a formar parte del Servicio de Información del Nordeste de España (SINFE), por lo que entendemos que cobra de esta organización. Antes de su regreso a Cataluña, hace un crucero por el Mediterráneo con Adi. Y uno se pregunta: ¿no estaba ejerciendo como espía? Viajan muchísimo por Francia: un día están en Marsella, otro en Biarritz, luego en París. ¿Por qué viajan tanto?

Anna María Iglesia entrevista a Xavier Pla para Letra Global

Anna María Iglesia entrevista a Xavier Pla para Letra Global SIMÓN SÁNCHEZ Barcelona

Lo curioso es que desde el SINFE se emite primero un documento que critica su labor y otro después en el que se le reconoce los servicios prestados.

Sí, pero ¿recuerdas qué es lo que pone en ese certificado?

Señalan que su servicio ha sido el de pasar “como elemento rojo”.

Entonces la pregunta es: ¿Se movía tanto porque estaba en contacto con gente republicana? ¿Cómo es posible que nadie sospechara de él? En el Archivo del Ejército de Ávila encontré un informe anónimo en el que se critica que siempre está en la oficina y no acude al puerto a ver los barcos que van a Barcelona. Esto choca con la leyenda de que en Marsella su labor era apuntar las matrículas de los barcos que iban a Barcelona para que fueran bombardeados. Entonces, ¿qué hacía Pla los días que estuvo en Marsella? Yo he pensado que, encerrado en la oficina, lo que hacía era escribir artículos en contra de la República para periódicos franceses, pero no lo tengo confirmado. Luego está la figura del padre de Adi, cónsul de Dinamarca en Barcelona. Él era profranquista. Sabemos que estaba en contacto con Pla y que le enviaba información a través de la valija diplomática. Es Halfdan Enberg quien mantiene a Pla durante estos años de guerra. 

Entrevista a Xavier Pla

Entrevista a Xavier Pla SIMÓN SÁNCHEZ Barcelona

Luego está su entrada en Barcelona junto a Manuel Aznar. 

Lo que me impresiona de este hecho es que él quiere estar ahí.

¿Por convicción ideológica o por ser un testigo?

Yo creo que, ante todo, él quiere ser testigo de ese hecho, como lo fue también de la Marcha sobre Roma de Mussolini o del frustrado golpe de Estado de Hitler en Múnich. 

En ese entonces ya conocía al grupo de Destino

Sí, pero, como hemos dicho, Pla es un hombre doble o triple; es decir, una personalidad que no está nunca del todo clara. Cuando se funda Destino en Burgos, él no está ahí y tampoco publica inmediatamente. Tampoco lo hace en ninguna publicación falangista. Cuando Cambó, a través de Joan Estelrich, crea en París en 1937 una revista llamada Occidente, uno pensaría que lo lógico es que contara con Pla, pero no. Tampoco colabora. Él va a la suya, siempre intentando salvarse. 

Eso sí, tenía una idea clara: no le gustaba el caos. Esto permite comprender su rechazo a la República.

Pla era un conservador. No tenía nada de republicano.

¿Su apoyo al franquismo nace de este rechazo a la República, antes de que, finalmente, quedara decepcionado? 

Él no quiere formar parte de los ganadores, pero sabe que, como hombre conservador, ha ganado la guerra. Sin embargo, también sabe que, como escritor, la ha perdido.

El escritor Josep Pla

El escritor Josep Pla WIKIPEDIA

¿Por eso su colaboración con los servicios secretos americanos e ingleses?

Encontré su agenda de 1944, donde apuntaba con quién comía, con quién cenaba, dónde iba… Se relaciona con muchas personas, entre las cuales están dos ingenieros químicos norteamericanos que llegan a Palamós y trabajan en la empresa de corcho Amstrong, donde estaba Pere Pla, su hermano. Busqué sus nombres en Google y descubrí que trabajaban para la OSS, una oficina de servicios secretos precursora de la CIA. Luego aparecen los nombres de dos ingleses que trabajan para el MI6. ¿Por qué comía Pla habitualmente con ellos? ¿Qué relación tenían con Josep y Pere Pla? ¿Cómo es posible que visitaran con frecuencia el Mas Pla? He encontrado cartas en las que se cuenta que Pla enviaba documentación por vía diplomática a la embajada de Estados Unidos, pero no sé de qué documentación se trata. A todo esto, en 1944 hay una denuncia contra los hermanos Pla por actividades contra el régimen. Por tanto, es evidente que él colaboraba con los servicios secretos norteamericanos e ingleses, pero no podemos decir cuál era exactamente su papel, qué información ofrecía y qué recibía a cambio.

Antes comentaba que Pla sabe que, como escritor, ha perdido la guerra. ¿La ha perdido acaso porque iban a robarle su lengua?

Efectivamente. Es plenamente consciente de que, con el franquismo, pierde la lengua y, de hecho, creo que su mayor herida es la producida por el hecho de haber apoyado a quienes después le han prohibido ser un escritor catalán.Hay una melancolía en Pla, sobre todo en los años sucesivos a la guerra, que viene de esta dificultad y también de esta angustia de querer ser un escritor en catalán, de esta herida íntima provocada por no poder escribir en su lengua. Es decir, la guerra la han ganado los suyos, pero los suyos no le dejar ser el escritor que quiere ser: un escritor en catalán.

Un escritor cuya lengua literaria es el catalán. Usted señala que sus artículos en Destino están escritos en un castellano catalanizado.

Efectivamente.

¿Esta catalanización del castellano lo salvó de algunas críticas?

Cierto, si bien siempre recibió reproches: lo critican los falangistas franquistas y los exiliados catalanes. En gran medida lo hacen sabiendo que es el mejor escritor y colaborador de Destino. Es curioso que, más allá del tema de la lengua, lo que más detestaban los falangistas de Pla era su ironía. La ironía los pone histéricos. Paradójicamente, también en muchas de las revistas del exilio se critica la ironía de Pla: “Con todo lo que ha pasado, este se ríe”, dicen indignados. Retomando lo del catalán castellanizado: si coges Viaje en autobús encontrarás en uno de los capítulos la expresión “pagando San Pedro canta”. Para un lector castellano esta frase no significa nada, pero para un lector catalán es un guiño a su lengua porque se trata de la traducción literal de un refrán catalán que no existe en castellano. Esto es premeditado. Con esta traducción literal de refrán, el lector catalán siente que Pla le está hablando de alguna manera en su lengua. Algo parecido sucede, siempre en el mismo libro, cuando recurre a otro refrán catalán y dice: “mujeres a la cocina y mudos en la jaula”. Esto en castellano tampoco tiene sentido, pero el lector catalán reconoce que, veladamente, el escritor le está hablando en catalán.

Josep Pla, en sus últimos años

Josep Pla, en sus últimos años

Esto no debía gustar a algunos…

Para nada. Juan Aparicio [director general de prensa de la dictadura franquista], por ejemplo, escribió artículos, con una retórica triunfalista y falangista, de gran agresividad contra Pla, a quien recriminaba ser la esencia de la catalanidad.

En las antípodas está Pere Martalonga que, si bien fue crítico con los escritores catalanes que se pasaron al castellano, afirma que de todos el menos servil fue Josep Pla.

Cierto. Martalonga y otros veía a Pla como un hombre libre o, por lo menos, más libre que otros. Era un escritor que aquí. En Cataluña tenía muchos lectores. Encontré unas estadísticas en La Estafeta Literaria, del Sant Jordi de 1943, en las que se dice que el libro más vendido es Viaje en autobús, mientras que, ese mismo año, en Madrid es La familia de Pascual Duarte, de Cela. Lo que quiero decir con esto es que le podían criticar, pero es indudable que tenía un proyecto literario y lectores que lo apoyan y lo apoyarán siempre. Desde los años veinte y treinta, hasta El quadern gris e incluso después, Pla tiene muchos lectores. Esto lo avala como escritor.

Sus artículos políticos en Destino sorprenden: se distancia del catalanismo conservador con sus propuestas para reforma del campo y la ide de que todo no esté centralizado en Barcelona. Subraya además que para hacer las reformas que se requieren Cataluña debería tener cierta autonomía.

Llega a hablar, de hecho, de federalismo, un término que me sorprendió mucho cuando lo leí. La cuestión tiene su origen en su viaje a Estados Unidos, donde observa que no existe una capital que lo absorbe todo y donde cada estado tiene su legislación. Pero si hablamos de artículos, ¿recuerdas aquel que le dedica al viaje a Cataluña del ministro de Obras Públicas? Comienza el texto diciendo que es amigo del ministro, que es un hombre bueno, eficaz… y luego cuenta la historia de Potemkin, que construye toda una serie de cartón piedra para que Catalina de Rusia, cuando visita no sé qué colonias, vea que todo es muy bonito. Esta anécdota le sirve a Pla para decirle al ministro que, en su viaje, él ve las calles asfaltadas, pero que están así con motivo de su visita y que, en realidad, la Costa Brava que visita necesita de muchas reformas. Resulta sorprendente que ese artículo se publique y pase la censura. Vergés, de hecho, no quería publicarlo, porque estaba convencido de que la censura no lo permitiría.

Portada de la revista 'Destino'

Portada de la revista 'Destino' DESTINO

Volviendo al tema de la lengua. Muchos años después Enric Badosa, en un artículo en Destino, define a Pla como un escritor bilingüe. Él agradece los elogios que le hace, pero señala que es un escritor catalán en catalán.

Esto que comentas es muy importante. Se pueden discutir muchas cosas de Pla, pero no su catalanidad. Cuando Porcel le hace los primeros cuestionarios para esa biografía que finalmente no hizo, Pla le dice que lo más importante para un escritor es no equivocarse de país. Se reivindica como escritor catalán en catalán y es el catalán la lengua que reconoce como propia y su lengua literaria. Llega a decir en una carta que sus sesenta volúmenes son la respuesta que da al general Franco ante su intento frustrado de destruir la lengua catalana. Como decía antes, él quiere ser el mejor escritor en catalán. Es cierto que escribe en castellano y escribe muy bien, pero se identifica con la literatura catalana, se inscribe en ella y quiere destacar en ella como el mejor. 

No podemos terminar la entrevista sin hablar de las mujeres. Usted les da voz.

Porque él no lo hace. Pla ha hablado de miles de personas; en sus textos aparecen personajes anecdóticos… Sin embargo, no habla de las mujeres con las que ha compartido su vida. Llama la atención sobre todo el caso de Adi Enberg. Son pareja durante quince años. Tienen una enorme complicidad, algo que es evidente en las cartas que se envían. Con ella pasa la guerra. Es una mujer que estuvo muy enamorada de él. Por eso me sorprende que digan que destruyó todas las cartas que él le envío. Era una mujer muy culta, le hace leer el Ulises de Joyce y le descubre autores como Goethe o Heine. Está convencida de que logrará la inmortalidad literaria. Nunca viven juntos; en esto, son una pareja muy moderna. Cuando rompen siguen escribiéndose y mantienen el contacto. Ella era considerada una más de la familia. El sobrino de Pla la llamaba “tía” y cuenta que en Navidades solía ir al Mas Pla, eso sí, si iba ella, Pla no aparecía. La relación en parte se rompe porque ella, que ha sido tan generosa con él y que tanto lo admira, en el fondo tiene celos. Sabe que nunca será el centro de su vida. El centro de la vida de Pla es la literatura.

Sorprende que tras estar con una mujer como Adi, Pla se enamore de Consuelo Robles, una persona casi analfabeta a la que le tienen que leer las cartas de Pla.

Es cierto. De hecho, no tenemos las cartas que ella le envió, seguramente porque nunca las escribió: no sabía escribir. Tuve la gran suerte de que me llamó una mujer de Barcelona que me contó que había conocido a Consuelo, pues era vecina de Pla, y que incluso le había hecho una entrevista. Me pasó las grabaciones, así que pude escuchar cómo hablaba Consuelo: lo hacía con un catalán lleno de palabrotas, completamente distinto al catalán impecable de Adi, que no cometía ninguna falta escribiendo. 

Aurora Perea

Aurora Perea

Y luego está Aurora Perea, con la que –se dice– intercambiaba cartas eróticas.

Yo esas cartas nunca las he visto y su familia me dice que no existen. Es cierto que entre ellos existe una relación pasional, pero no es puramente erótica. Hay una implicación familiar, de ahí los regalos que Pla les hacía a los sobrinos de Aurora, las gestiones para sacar a su hermano de la cárcel o el dinero que da para las operaciones de la madre. El problema es que Aurora y Pla se van a vivir juntos, pero Aurora siempre se queda sola, porque Pla se marcha a veces de correrías, pero la mayor parte de las veces se retira al Mas Pla a escribir. Como decía antes, la literatura era el centro de la vida de Pla.

Luz de Santa Coloma, una joven de dieciséis años fue su último amor.

Fue algo platónico. Él sabía que era imposible. La conoció en el barco de vuelta de Buenos Aires a Barcelona. Pla queda rendido ante la belleza de Luz, que viene de una familia muy importante y rica de Buenos Aires. Ella se fascina con este hombre mucho mayor que ella y así se lo cuenta a su padre que, sin embargo, cuando Pla la invita al Mas Pla le dice que puede ir, pero acompañada de su madre y que se alojará en un hotel. Las cartas que Pla le envían son preciosas. Le dice: usted no haga caso de los rumores, yo no existo, pero déjeme la ilusión de pensar que usted existe para mí y que le puedo enviar cartas. Pla es consciente de que su relación es imposible, pero está embelesado por ella, y le dice, tras conocer a su gran familia, que podría convertirse en la Proust argentina. Ella, finalmente, decide estudiar psicoanálisis.