El escritor Josep Pla

El escritor Josep Pla

Letras

¿Josep Pla, delator de Cambó a Franco?

La biografía de Xavier Pla sobre el escritor, 'Un cor furtiu', desvela algunos secretos como una misiva en la que éste le da una puñalada por la espalda a su mecenas por su supuesta defensa de la autonomía de la iglesia catalana y del catalanismo

6 abril, 2024 14:34

Leo con la natural y algo vergonzante curiosidad la copiosa e interesante biografía de Josep Pla Un cor furtiu (Un corazón furtivo) que acaba de publicar en Destino Xavier Pla; aunque ya supongo que para muchos lectores y no lectores el tema carece del menor atractivo, e incluso imagino que para los que aprecian la prosa formidable del autor ampurdanés sería más interesante, provechoso y placentero releer cualquiera de los primeros treinta tomos de sus Obras Completas que zambullirse en los dimes y diretes de su relativamente azarosa y multitudinaria vida.

Entre mil datos y anécdotas hay un episodio desagradable y hasta escandaloso que el mismo biógrafo trata con apuro e incomodidad, con la punta de los dedos.

El relato de este episodio se basa en un documento hasta ahora inédito: una carta manuscrita que Xavier Pla ha exhumado del legado familiar del escritor y según el cual Josep Pla (1897-1981) delató a su hasta poco antes protector, el potentado y ex ministro Francesc Cambó (1876-1947) ante un indeterminado “Sr. Embajador” franquista. Por el trayecto que siguió la carta, el biógrafo supone que el tal embajador era el embajador franquista en El Vaticano, José de Yanguas Messía. “No queda claro, pero, por el contenido que se puede leer, es una delación”, dice Xavier Pla.

Los hechos se remontan a 1938, en plena guerra civil española, cuando, al igual que Cambó, Pla está expatriado, para eludir la sumaria ejecución a manos de cualquier pelotón de desaprensivos, a la que en caso de quedarse en Cataluña estaba expuesto. Xavier Pla lo cuenta en las páginas 750 y siguientes de Un cor furtiu.

Josep Pla, en la portada de la biografía de Xavier Pla

Josep Pla, en la portada de la biografía de Xavier Pla

Era 1938 y Cambó se había hartado de las dobleces y ambigüedades, del cinismo y deslizamientos y otros atributos del escritor e influyente periodista que desde antes de la República estaba a su servicio con la tarea de ayudar a la derecha moderada catalanista que encarnaba el líder de la Lliga Regionalista a entrar en el Gobierno de la nación, o por lo menos influir con fuerza en él.

Pla había escrito la biografía titulada precisamente Cambó, que tantos sarcasmos le valdrían por parte de la prensa izquierdista y extremista de Barcelona, la cual lo había rebautizado como “Plaga”, en alusión tanto al daño ideológico que les causaba su agudeza y su fertilidad periodística extraordinaria como a los muchos libros que publicaba.

Cambó está instalado en agosto de 1938 en Abazzia (en la Istria italiana, hoy Opatija, Croacia). En su despacho trabaja, como secretaria muy bien valorada (hablaba con fluidez varios idiomas, sabía taquigrafía, era culta), la mujer de Pla, Adi Emberg. Desoyendo las instrucciones lapidarias y terminantes de Cambó, que ya no quería saber de él nada más, Pla se presenta en Abazzia y se larga con ella.

Ady había asistido en calidad de intérprete a diversos cónclaves de Cambó con las autoridades vaticanas. Parece ser que le pasó a su marido información detallada de esas conversaciones, y con ella Pla escribió la carta “Confidencial” en Fiume (hoy Rijeka) y la envió al “Sr. Embajador”.

“El Sr. Cambó trató de saber noticias sobre las directivas de la política de Estado en vista sobre todo al futuro de Cataluña; y luego hizo un esfuerzo dialéctico considerable para convencer al Cardenal de que es necesario apoyar la autonomía de la Iglesia en Cataluña (obispos catalanes, derechos de los curas a predicar en catalán y a dar su labor social un matiz particularista, indulgencia por actitudes clericales anteriores, reforzamiento del veto de la Iglesia a toda política fascista en España, trato de respeto al Cardenal Vidal y Barraquer y mantenimiento de este sr. en la sede de Tarragona, etc., etc.)”

Con otro obispo, dice la carta de Pla, de tres cuartillas, “el sr. Cambó habló de la necesidad de acentuar el acercamiento de la Iglesia con los países democráticos, de los peligros de la Iglesia en los países de dictadura, de la necesidad de que la Iglesia en España se convierta en el baluarte del antifalangismo y en una fuerza al servicio de la libertad individual y de los particularismos (vasco y catalán), de que es preferible un Estado laico a un Estado fascista, nacional-socialista o falangista, que conviene que la Iglesia resista, pues si lo hace tendrá un gran triunfo dado que el porvenir de las dictaduras, por razones económicas es fatal”. 

Francesc Cambó

Francesc Cambó WIKIPEDIA

Pla acaba explicando que “un individuo del despacho del Sr. Cambó, Manuel Brunet…” y señalando que los agentes más activos de estos intereses en Roma son Francesca Bonnemaison, “de matiz separatista” y el padre Anselm Albareda. La carta acaba diciendo al Sr. Embajador que “esto es lo que quería comunicarle con gran sumariedad. Es grave porque estamos volviendo a las andadas y los que deberían dar ejemplo no han ni escarmentado”.

El biógrafo no ha podido saber a ciencia cierta a quién exactamente iba dirigida esta información, pero el sobre “ha pasado por la censura militar en San Sebastián y el sello, de Isabel la Católica, es español. Según el matasellos, Pla recibió de vuelta la misma carta desde San Sebastián: alguien, que la debe de haber leído y tomado nota, le devuelve su mismo escrito. Los papeles llegan a Fiume el 2 de agosto. Parece claro que la carta ha ido de Fiume a Roma enviada por él mismo. Alguien la ha reenviado de Roma a San Sebastián. Y finalmente, otro alguien la ha devuelto de San Sebastián a Fiume”.

“Naturalmente”, concluye el biógrafo la narración del episodio, “Pla nunca hizo pública la puñalada por la espalda a su antiguo mecenas. En un contexto como aquel, de máxima polarización ideológica, catalana, española y europea, el autoritarismo se acaba imponiendo ante el catalanismo. En los primeros meses de la guerra, Pla aún había podido compatibilizar éste con el antirrepublicanismo. Pero ahora ya sí que deja de ser prioritario”.

No habiendo visto la carta, ni hablado con Xavier Pla, no sabido si se trata de un texto manuscrito o mecanografiado y otros detalles sustanciales, el arribafirmante se abstiene de valorar esta información. Pero la transmite a los lectores porque de ella hablará sin duda la prensa en los próximos días, y anuncia para el próximo domingo un tercer y último artículo sobre Un cor furtiu, en el que resumirá el hilarante episodio de “Pla, Pujols y las moscas de Martorell”.