El escritor Camilo José Cela, un maestro en el arte de insultar

El escritor Camilo José Cela, un maestro en el arte de insultar RTVE

Letras

El arte de insultar, o cómo se reavivan las ofensas y los improperios

Los diccionarios de insultos son indispensables para salvaguardar la lengua con elegancia en tiempos de políticos insultantes. La RAE no insulta y define 'Zoquete' como cargo público

18 enero, 2024 14:40

El insulto, según el filósofo Schopenhauer, “no deriva de conceptos groseros y vulgares, ni con la finalidad de injuriar, sino sirve como recurso cuando el arte de la argumentación no prospera y queda anulada”. Ofensas, insultos e improperios se reavivan y son válidos hasta la actualidad. Porque los que se leen en su El arte de insultar (2000, Edaf) son certeros ante una sociedad debilitada por los acontecimientos políticos y sociales. De ahí los insultos que se escuchan entre los politicastros, que se llaman representantes del pueblo. Y de ahí que la RAE, sin ánimo de insultar, haya establecido y definido que Zoquete es “cargo público”. Por lo tanto, puestos a lanzar improperios, se trata de hacerlo con estilo, elegancia y fundamento cultural. 

El mismo año que ve la luz el libro de Schopenhuer, Delfín Carbonell Basset publica su Gran diccionario de argot el soez (2000, Larousse) y sigue la senda que abrió el premio Nobel Camilo José Cela en su mítico Diccionario secreto (1971, Alianza Editorial). Fue la primera recopilación de tacos e insultos, aún no admitidos en aquel entonces por la RAE, y una erudita exposición de su cultura y su sabiduría filológica. Después llegó Eso lo será tu madre. La biblia del insulto, de María Irastuza (2015. Espasa), que añadió una sustanciosa y muy divertida cifra de insultos más actuales. Al año siguiente, Pancracio Celdrán Gomariz deslumbra con El gran libro de los insultos (La esfera de los libros. 2016). Sin olvidar el breve manual de Insultos, cortes e impertinencias, de Ángel Palomino  (Temas de hoy, 1988). Ni el póstumo Diccionario satírico (Biblioteca Nueva, 2015) de Enrique Jardiel Poncela, con aforismos, opiniones y exabruptos recopilados por sus herederos.

Leer y sonreír

Ante semejante alud léxico y con la afición a insultar que hay en España, en estas líneas se recogen algunos más curiosos, olvidados o novísimos. La mayoría dedicados a cargos públicos  que envilecen el idioma y causan Alipori.- Vergüenza ajena. Esta selección desea mejorar el uso del tesoro lingüístico del insulto con las sabias e ingeniosas aportaciones del pueblo llano. Se trata de leer, sonreír y que cada cual ponga el rostro que considere adecuado a cada insulto.

Portada del Gran diccionario de argot el soez

Portada del Gran diccionario de argot el soez

Abanto.- “Sujeto aturdido y torpe, medroso y espantadizo… cobarde que rehúye toda confrontación o situación de peligro”. Abejaruco.-  “Persona noticiera y chismosa que indaga cosas que no son de su incumbencia”. Baliche.- “Mala persona, rufián”. Bausán.- “Bobo, simple, necio”. Bodoque.- “Persona de cortos alcances”. Bogui.- “Abogado”. Bobatel. “Memo”. Cabro.- “Indeseable”. Calcitas.- “Cobarde miedoso”. Cernícalo.-“Ignorante, rudo, zopenco”. Charrán.- “Pillo, granuja, bribón”. Chinche.- “Persona pesada, molesta, reiterativa. Cipote.- Zoquete”. Cultureta.- “Intelectual”. Cuña.- “Persona gruesa que se mete en lugar estrecho, incomodando a los demás”. Echacantos.-“Hombre disparatado o sin juicio”. Fulastre.- “Chapucero, fulero”. Gurripato.- “Persona pazguata”. Meliloto.-“Insensato, abobado”. Metemuertos.- “Servidor entremetido e impertinente”. Pandero.- “Necio que habla mucho con poca sustancia”. Papagayo.- “Denunciador, soplón. Pavitonto.- “Estúpido”. Zambombo.“Hombre tosco, grosero, y rudo de ingenio”. Zolocho.- “Simple, mentecato”. Zonzo.- “Soso, insulso, insípido”.

Estos ricos vocablos, además de poner a caldo al insultado, le dejará desconcertado y sin palabras. Que es de lo que se trata en la noble esgrima dialéctica.