Una escena de 'Viaje hacia el desierto'

Una escena de 'Viaje hacia el desierto'

Cine & Teatro

'Viaje hacia el desierto': amor y tormenta entre Ingeborg Bachmann y Max Frisch

La octogenaria Margarethe von Trotta dirige una película sobre la aventura sentimental entre la escritora austriaca, icono del feminismo, y el arquitecto y novelista suizo, vinculados durante cuatro años por una relación conflictiva

17 enero, 2024 19:00

En 2023 se cumplió el cincuentenario del fallecimiento de la escritora austriaca Ingeborg Bachmann (1926 -1973) en Roma, a consecuencia de las quemaduras sufridas al prendérsele fuego el camisón, probablemente por un descuido con un cigarrillo. Tenía solo 47 años y la estilizada figura de la joven poeta que magnetizó a los lectores había quedado atrás hacía tiempo por la dependencia de las pastillas y el abuso del alcohol. Uno de los platos fuertes de la celebración de esta efeméride en Alemania ha sido la publicación en la editorial Suhrkamp de la correspondencia entre ella y el escritor suizo Max Frisch. Un volumen de más de mil páginas, que contiene las casi trescientas cartas conservadas y cuyo título traducido sería Podríamos haberlo hecho mejor, frase sacada de una de las misivas enviadas por él. El libro ha sido allí un best-seller y ha recibido mucha atención mediática, lo que da muestra del interés que sigue suscitando la figura de Bachmann (la de Frisch, bastante menos). 

Llega ahora a los cines españoles Viaje hacia el desierto, de Margarethe von Trotta (Berlín, 1942), que se centra en la aventura sentimental entre Bachmann y Frisch, iniciada en 1958 y concluida en 1963.  Una relación -hoy la llamaríamos tóxica- que dejó a la escritora muy tocada y que ambos reflejaron de forma más o menos velada en novelas posteriores. Frisch en Digamos que me llamo Gantenbein, donde ella es retratada a través del personaje de una frívola actriz; y Bachmann en Malina, primera pieza del proyectado ciclo narrativo Tipos de muerte, que quedó inconcluso por su repentino fallecimiento, aunque póstumamente se publicaron las inacabadas El caso Franza y Réquiem por Fanny Goldman.

Cartel de 'Viaje hacia el desierto'

Cartel de 'Viaje hacia el desierto'

La escritora austriaca triunfó muy joven como poeta y después abandonó los versos para consagrarse a la narrativa. Formó parte del llamado Grupo 47 -con figuras como Günter Grass y Heinrich Böll-, empeñado en reinventar la literatura en lengua alemana después de la guerra, a partir de la demoledora pregunta de Adorno acerca de cómo escribir después de Auschwitz. En el caso de Bachmann, también incorporó como mujer la pregunta de cómo escribir desde el yo femenino cuando el discurso literario está dominado por las voces masculinas.

Las relaciones no siempre fáciles entre los sexos ocupan un lugar central en su obra y el feminismo la ha convertido en icono. Es desde ahí desde donde Von Trotta la perfila en Viaje hacia el desierto. La vida sentimental de Bachmann está documentada a través de sus epistolarios. El primero con Paul Celan, que es el único traducido al español -Tiempo del corazón (FCE, México)- y testimonia la relación que mantuvieron en los años cincuenta, estando él casado. Están después las cartas cruzadas con Hans Magnus Enzensberger, con el que mantuvo un romance mucho más breve, y ahora ha salido por fin a la luz la correspondencia que plasma su amorío más tormentoso, con Max Frisch. 

'Viaje hacia el desierto'

'Viaje hacia el desierto'

Se conocieron cuando él quedó deslumbrado por una pieza radiofónica de ella, El buen dios de Manhattan, y le escribió loando su voz femenina. Se vieron por primera vez en persona en París, donde él estrenaba la pieza Biederman y los incendiarios, e iniciaron una aventura sentimental que se prolongó cuatro años. Vivieron en Zúrich, pero ella no se adaptó, y después en Roma, donde fue él quien no acabó de aclimatarse. La relación era supuestamente abierta y libre, pero estuvo marcada por las convenciones burguesas de la época y sobre todo por los celos patológicos de él. 

La película de Von Trotta está organizada en dos tiempos que se van entrecruzando a lo largo del metraje: el conflictivo romance de las dos estrellas literarias y el liberador viaje posterior a Egipto y el desierto que ella emprende con un amigo, el escritor Adolf Opel. Aparecen algunos otros personajes reales en papeles más o menos relevantes, en especial el compositor Hans Wener Henze, homosexual y comunista, que, como Bachmann, se instaló en Italia y fue su confidente y asesor sentimental, aconsejándole alejarse de Frisch.

La directora Margarethe von Trotta

La directora Margarethe von Trotta MANFRED BREUERSBROCK

Ella escribió para él varios libretos, el más relevante el de la ópera El príncipe de Homburgo, a partir de la obra de Kleist (también, por cierto, W. H. Auden y Chester Kallman colaboraron como libretistas en un par de ocasiones con Henze). Por otro lado, asoma en una escena un anciano Giuseppe Ungaretti, con el que la escritora se reúne en un café romano porque está traduciendo su poesía al alemán.Buena parte de los diálogos están basados en los epistolarios de Bachmann (que también se escribió con Henze), a la que además se muestra dando algunas conferencias, lo que permite que verbalice algunas de sus reflexiones sobre la literatura. 

La ya octogenaria Von Trotta, casada con Volker Schöndorff, tiene en la primera etapa de su carrera un largometraje destacado, Las hermanas alemanas, con la que ganó el León de Oro en el Festival de Venecia. Es una sólida exploración del fanatismo criminal de los terroristas de la Fracción del Ejército Rojo o banda Baader-Meinhof, que muestra cómo unos jóvenes empachados de idealismo y dogmas se convirtieron en asesinos en nombre de grotescos ideales revolucionarios.

'Viaje hacia el desierto'

'Viaje hacia el desierto'

De su obra posterior, lo más destacable -además del reciente documental Entendiendo a Ingmar Bergman (muy recomendable y que pueden ver en Filmin)- son una serie de retratos de relevantes figuras femeninas: Rosa Luxenburgo, Visión. La historia de Hildegard Von Bingen y Hannah Arendt, todas ellas interpretadas por Barbara Sukowa, actriz que empezó con Fassbinder. En el caso de Viaje hacia el desierto a Sukowa la reemplaza para interpretar a Bachmann la luxemburguesa Vicky Krieps, con una carrera ascendente desde que deslumbró en la espléndida El hilo invisible de Paul Thomas Anderson. A Frisch le da vida Ronald Zehrfeld, siempre parapetado tras la característica pipa del escritor. 

Este largometraje tiene un tono similar al de los anteriores retratos femeninos de Von Trotta, que podríamos describir como solventes, pulcros, aquejados de cierto academicismo y de una frialdad acaso muy germánica. Esta frialdad, que tal vez no le sentaba mal a Hannah Arendt, chirría bastante en el caso de la película sobre Ingeborg Bachmann, centrada en las sacudidas de una pasión tóxica. 

'A los treinta años'

'A los treinta años'

Uno de los grandes errores de la cinta es la brocha gorda con la que se la convierte a ella en un ser casi angelical y a Frisch en un monstruo absoluto. Sí, es cierto que el escritor suizo era manipulador y muy celoso, y que a ella la desquiciaba -como muestra con insistencia la película- el estruendo que hacía al escribir a máquina. Pero a Von Trotta le falta mostrar el lado más humano y seductor del escritor suizo, que de algún modo logró encandilar a Bachmann. En la película no se entiende nunca por qué ella está tan prendada de él, cuando lo único que se nos muestra son desplantes, celos paranoides, desprecio, agresividad, una hostilidad permanente y una absoluta falta de sex appeal.

La mirada feminista del largometraje reduce al escritor a una caricatura grotesca y bordea el panfleto un poco ridículo en una escena en la que él se niega a fregar los platos sucios acumulados porque tiene que trabajar en su magna obra: ¡Max Frisch, aprende a conciliar y no te escaquees tanto! Tampoco se logra explicar bien la sexualidad compleja de Bachmann ni su vocación de romper con los prejuicios morales de la época. En la ruptura definitiva con Frisch tuvo un papel relevante la candidez  -o retorcimiento- de ella, que lanzó a la joven Marianne Oellers en brazos de él, creyendo que eso daría lugar a una aventurilla pasajera. Sin embargo, acabó precipitando el final, ya que él, poco después se casó con Oellers. 

'Viaje hacia el desierto'

'Viaje hacia el desierto'

La emancipación de Bachmann tras la tortuosa experiencia con Frisch es resumida en la película en una escena de ménage à quatre con el amigo con el que viaja y dos árabes rijosos reclutados en un café (¿esto es revolución sexual sesentera y antiburguesa o casposo turismo carnal?). La escena para colmo está resuelta con la blandengue asepsia seudoerótica de un anuncio de colonia y apuntalada con los posteriores saltitos de emoción de ella tras la bacanal, celebrando que por fin se ha liberado de la sombra del suizo. 

Von Trotta opta por buscar un cierre en positivo de la historia con este liberador viaje al desierto, pero la realidad es que la relación con Frisch dejó a Bachmann muy tocada y sus últimos años la llevaron a una creciente dependencia de las pastillas y el alcohol (que la película apunta) y desembocaron en su temprana muerte (que no aparece en pantalla, pero sí se anticipa, en una escena en la que, en una fiesta, se le quema el vestido al tratar de encender un cigarrillo con una vela). 

Lástima que todo resulte un poco acartonado. Se echa en falta más visceralidad, radicalidad y osadía para retratar a esta mujer desgarrada que, un año antes de su muerte, en el discurso de recepción del Premio Anton Wildgans proclamó: “Solo existo cuando escribo, no soy nada cuando escribo (…) Es una forma muy rara, insólita, de existir, asocial, solitaria y maldita.” Si no han leído a Bachmann, empiecen por los relatos de A los treinta años y Tres senderos hacia el lago y adéntrense después en su Poesía completa, traducida por Cecilia Dreymüller.