De divorcios y otras distancias
Daniel Gascón refleja en 'El padre de tus hijos' una ficticia autobiografía que es la biografía exacta en la que se reconoce cualquiera
1 julio, 2023 18:07Por lo que vengo leyendo, los personajes de Daniel Gascón o hablan demasiado o callan demasiado. A lo mejor nos pasa a todos.
Gascón se inventó un personaje arquetípico, el joven urbanita que, inducido por alguna calamidad que ha sufrido, tiene la fantasía de abandonar la ciudad e ir en busca de una vida más auténtica instalándose en un pueblo. A este esquema ha dedicado dos libros en los que se confrontan de forma hilarante las realidades rústicas con las idealidades tontorronas de un “moderno” que huyendo de Madrid da en un pueblo turolense y cae a cuatro patas en lo telúrico, ancestral, elemental y cazurro, con lo que no cuadran para nada su esquemas bonistas. Saltan chispas, claro. El narrador, el hipster Enrique Notivol, habla y habla, y encima adoctrina enfadosamente, y solo le logra callar la realidad, dándole de bofetadas. El contraste entre las necesidades y las urgencias de una tierra seca, avara, casi eterna, con la frivolidad de los elegantes conceptos bonistas del maldito hípster, o entre un lenguaje funcional, básico, pegado a la tierra y a sus asperidades, con la retórica de Notivol, kitsch, tópica, ornamental y desentendida de las necesidades de la vida real, es una fuente incesante de situaciones hilarantes.
Leyendo El hipster en la España vacía y La muerte del hipster pensé que tenía en mis manos una versión actualizada de la dialéctica del cura rural don Camilo contra el alcalde comunista Pepone, cada uno blandiendo los tópicos de visiones del mundo escleróticas y perfectamente perfiladas. Pero, claro, hay que saber cartografiar ese mundo actual. Para figurarse estas situaciones, para escribir estos dos libros, no basta el talento, es preciso ser joven, tener una mente analítica y a la vez juguetona y conocer bien las dos realidades físicas y mentales allí descritas y enfrentadas. Circunstancias que, por lo que yo sé, se aúnan precisamente en el autor.
Por el contrario, el personaje, o los personajes, o máscaras del recién publicado El padre de tus hijos (Literatura Random House, la misma editorial de los dos ya citados), no hablan demasiado. No dan lecciones a nadie, sino que, por el contrario, ensimismados en sus problemas sentimentales, identitarios, existenciales, laborales, son lacónicos hasta provocar los malentendidos y su propia infelicidad. Sobre los silencios y las pocas palabras de la timidez y de la inseguridad reina la técnica famosa del iceberg hemingwayano, donde sólo se manifiesta la novena parte de una realidad profunda, sumergida. Las otras ocho partes las ha de aportar el lector…
Autobiografía ficticia
Se trata de un compendio de cuentos, la mayoría de ellos publicados previamente en revistas literarias de todas clases, pero con clara coherencia argumental, en torno a las experiencias infantiles, graciosas o dolorosas, en el mundo rural, los problemas materiales del divorcio, las ilusiones amorosas defraudadas o frustradas, generalmente antes de que cuajen en grandes catástrofes flaubertianas.
Algunas de estas historias, hechas de casi nada, a veces de dos anécdotas banales pero en las que transminan todos los problemas del poder y del amor, erizan el vello como el escalofrío de un recuerdo que parecía insignificante pero que de repente se evidencia que no lo era, en absoluto. Está ese chico que ha decidido divorciarse y aún no se lo ha dicho a su mujer, pero ya observa calladamente las cosas del piso y piensa cómo se va a hacer el reparto, quién de los dos se quedará qué. En otro cuento de registro más fantasioso, el marido finge que tiene una amante, y que le llaman al móvil, y se aparta para hablar discretamente con “ella”, sin que quede muy claro si lo hace para hacerse el interesante, o como un juego sádico, o para provocar los celos de su esposa… Incluso los cuentos aparentemente más anecdóticos sobre encuentros y desencuentros, sobre besos robados antes de salir corriendo sin esperar respuesta, sobre oportunidades perdidas por falta de una palabra que las fijase o una pequeña torpeza insignificante o un detalle azaroso que resulta que lo cambia todo, dan cuenta de una educación sentimental común.
Magnífico narrador, en El padre de tus hijos sintetiza en fragmentos una ficticia autobiografía que es la biografía exacta en la que se reconoce cualquiera.