Sin lectura no hay conocimiento, ni sociedad democrática (ni paraíso)
- Gregorio Luri reclama más atención en la escuela primaria, y José Enrique Ruiz-Domènec pide una elite que ejerza su papel, en un debate organizado por 'Letra Global' con la editora Eva Moll y la escritora Betsabé García
Debate de altura sobre la lectura, ligada a la educación, y como instrumento vital para que una sociedad tenga una buena salud democrática. Y todo ello sin esconder el contraste de posiciones, los distintos ángulos que se pueden ofrecer para entender por qué, por ejemplo, Catalunya presenta unos muy malos datos de comprensión lectora en el sistema educativo. El historiador José Enrique Ruiz-Domènec y el ensayista y pedagogo Gregorio Luri han dejado constancia de esas diferencias, junto a la escritora Betsabé García, en un debate organizado por Letra Global, moderado por su editora, Eva Moll, en la librería +Bernat. La lección está clara: "Sin lectura no hay conocimiento, ni una sociedad democrática”, una reflexión compartida por todos los ponentes, con el añadido claro de que, además, "no hay paraíso", como señaló Betsabé García.
El punto de partida estaba claro. Letra Global ha publicado su vólumen número 5 en papel, dedicado a la lectura en tiempos de cultura digital. Profesores, pedagogos, ensayistas, filósofos y editores expresan sus puntos de vista en unas páginas cargadas de reflexión y de datos. La reciente noticia sobre la comprensión lectora en Catalunya reclama una mayor atención, precisamente, sobre cómo leemos y qué leemos.
La lectura debería estar asociada al “placer”, al gusto por el libro, que permite “un mundo único, vivencias que no se podrán tener de otro modo”. Leer no debería estar condicionado a las lecturas obligadas en la escuela. La reflexión es de Betsabé García, en contacto con jóvenes, como profesora de arte y de cultura audiovisual, autora de 'Con otros ojos', la biografía de Montserrat Roig. Pero, ¿cómo se llega a leer, qué lo condiciona?
Con la sala de la librería +Bernat repleta, y con un silencio reverencial ante el diálogo que se había producido, --incluso, no exento de tensión en más de un momento—García buscaba un punto de encuentro que se logró, aunque desde ángulos muy distintos.
Para Gregorio Luri, que acaba de publicar un libro íntimo, En busca del tiempo en qué vivimos, la clave está en la escuela, entre tercero y cuarto de primaria, que puede marcar toda la trayectoria escolar de un niño o de una niña. “Todo depende del contexto, el texto y el contexto, y sin el contexto no se puede entender lo que se lee y eso provoca una frustración, y, por tanto, la desconexión. Y sin lectura no hay conocimiento”. Luri se refirió a la distancia enorme que se puede producir entre distintos alumnos en función del número de palabras que han escuchado en su casa, antes de llegar a la escuela. "Un niño puede escuchar unas 600 palabras por hora, o 2.600 palabras por hora, y eso, cuando tiene cuatro años, significa que puede haber una diferencia entre uno y otro de 40 millones de palabras".
Eso es de vital importancia, a su juicio, y es "lo que debería compensar la escuela". Es decir, el sistema educativo debería paliar esas diferencias de entrada, sin embargo, lo que hace es "reproducir" un sistema desigual.
El acento para Ruiz-Domènec, sin embago, hay que ponerlo en la élite. "Los cambios deben ir de arriba abajo, y el sistema universitario no funciona, con profesores y catedráticos que no leen, y que no transmiten conocimiento". Luri insiste, no obstante, en la escuela. La prioridad es "que se conozca el vocabulario, las palabras. Las diferencias no se producen cuando se enseña a leer, sino cuando se debe aprender leyendo". ¿Qué sucede? Que los jóvenes, cuando se enfrentan a textos más complicados, al no entender muchas de las palabras, prefieren dejarlos, y se crea "una gran frustración". La consecuencia es que "se deja de aprender".
¿Están todos de acuerdo? Eva Moll, editora de Vegueta y de Letra Global, señala que se podría ofrecer algunos elementos positivos sobre la educación, y que el libro se ha recuperado, que se vende más que nunca, y que existe una "preferencia por el libro en papel", a pesar de la gran oferta digital y de las nuevas tecnologías. La responsable de la librería +Bernat, Montse Serrano, reclama atención, precisamente, a las librerías, y a la necesidad de que los padres lleven a sus hijos a librerías para que sean ellos los que escojan los títulos y lean por la atracción de sus historias.
Pero la escuela vuelve a ocupar un papel central. La transformación que se está produciendo, a juicio de Ruiz-Domènec es de "extrema gravedad". Si la comprensión lectora baja –en Catalunya la comprensión lectura se ha desplomado y se sitúa a la cola de España y de Europa, con los estudiantes, por ejemplo, de cuarto de primaria con índices hasta de quince puntos menos desde 2016, lo que significa un curso de retraso respecto a otras autonomías, como Asturias—los conocimientos también son menores y la capacidad crítica de una sociedad disminuye de forma pavorosa. "Lo que se puede crear es una sociedad muy dividida, con ciudadanos de segunda o de tercera, que tienen derechos como ciudadanos de primera, pero que no tendrán la capacidad crítica y no podrán discernir las falsedades cada vez más presentes que se lanzan". Eso, a juico del historiador, autor de El sueño de Ulises, "pone en peligro la democracia".
Son los profesores, también, los primeros responsables. Luri ofreció un dato que precisó ser repetido en varias ocasiones. Ante el pavor de los asistentes, Eva Moll lo pronunció de nuevo: "Sólo el 5% de los profesores tiene el hábito de la lectura". Bajó de inmediato un telón negro de pesimismo. Y uno de los asistentes reclamó alguna luz.
Luri la ofreció, de la misma forma que había alertado con el dato sobre los profesores. "Hay centros, en la escuela concertada y también en la pública, que lo hacen bien, que siguen protocolos que se repiten durante décadas y que consiguen resultados, también en el Raval, con alumnos de todas las nacionalidades".
Hubo respiros de alivio en la libería +Bernat, con Betsabé García insistiendo en que se puede y se debe leer por placer y que quien lo consiga tendrá un mundo en su cabeza y será más libre. Y no se olvidó de citar lo que para muchas generaciones fue un auténtico descubrimiento, más allá de los libros obligatorios en el instituto, las lecturas de la obra de Henry Miller o de Anaïs Nin. Y con ello sí se podrá lograr "el paraíso, porque las lecturas ofrecen un mundo propio, único para cada uno".