Murcia, un mar de letras
El mapa de las letras murcianas incluye a dos superventas editoriales, Pérez Reverte y María Dueñas, junto a poetas, como Sánchez Rosillo, y novelistas como Miguel Ángel Hernández
19 octubre, 2022 19:30A Murcia, la provincia levantina convertida en región, le pasa lo que a otras partes de España que no están en el cogollo: posee una pujante literatura tanto de naturales que siguen residiendo en ella como de oriundos de otros lugares que allí se han aposentado. Y también de lugareños de sus pueblos y ciudades que dejaron el terruño para vivir en otros sitios. Se dice Murcia y, a priori, no parece que tenga escritores destacados. Lo cual es un error, porque solo en autores de éxito tiene en su haber a dos de los que más han facturado y facturan de todo el país. Uno es de Cartagena y vive en el “poblachón manchego” conocido como Madrid, Arturo Pérez-Reverte. La otra es María Dueñas y, nacida en la manchega Puertollano, hoy es profesora en excedencia de la Universidad de Murcia y mora en Cartagena.
Pérez-Reverte tiene una obra mucho más amplia y variada, con éxitos que van de las novelas protagonizadas por el Capitán Alatriste a la trilogía de Falcó o La reina del Sur. Además de autor, se ha convertido en personaje, figura controvertida que sabe, por su pasado de periodista, que es importante que hablen de uno, aunque sea mal. Dueñas alcanzó el favor del mercado con El tiempo entre costuras, arrollador best-seller que luego ha dado paso a obras de más discreta ejecutoria pero cuyas ventas han funcionado muy por encima de la media de lo que vende la ficción en España. No solo representan ambos a Cartagena y Murcia. También, en ese duopolio que se reparte el mercado español e hispanoamericano, uno marcha a la cabeza del grupo Penguin Random House, al que pertenece Alfaguara; y la otra es una muy rentable autora del Grupo Planeta, en cuyo sello homónimo y buque insignia, el reservado a los grandes premios y libros exitosos, tiene su trono.
Estos son los ocho mil de las ventas murcianas, pero por debajo en cifras, no en calidad literaria, hay un buen número de escritores que se podrían agrupar por generaciones o géneros, o bien por localidades. Si seguimos con Cartagena, de ahí es uno de los Novísimos, José María Álvarez, que desde hace mucho habita junto al Sena a unos pasos de la librería Shakespeare & Co. y de Notre Dame. Museo de cera es el título-manta con el que va arropando a sus sucesivas colecciones de poesía, que no dejan de nacer llenas de un culturalismo que, lejos de declinar, se puede decir que se refuerza y que no sorprende en alguien que vio la luz en una ciudad, Cartago Nova, satélite de la de Aníbal, y que por vía del Mediterráneo enlaza con la Alejandría de Cavafis, de quien Álvarez fue temprano introductor en nuestro país.
En la ciudad en la que naciera Carmen Conde vivió también el poeta Ángel Paniagua, plasentino de nación, quien ahora reside en Murcia. Igualmente poeta, José Martínez Ros, ahora madrileño de adopción, acaba de publicar Una educación sentimental, el libro con el que ganó el Premio Tiflos de Poesía. Con su primer libro ganó el Premio Adonáis en 2004. Cartageneros son asimismo José Alcaraz y Diego Sánchez Aguilar, poeta y narrador ganador del Premio Setenil, convocado por el Ayuntamiento de Molina de Segura para el mejor libro de cuentos del año anterior y muy codiciado por los cultivadores del género. El libro con el que ganó Sánchez Aguilar fue publicado por la editorial cartagenera Balduque, que funcionó hasta 2021 de manera independiente y ahora atraviesa una nueva etapa.
Ya en Murcia, en cuya universidad ha sido profesor, vive uno de los poetas más leídos y apreciados del panorama nacional, Eloy Sánchez Rosillo, quien cada dos o tres años agrega un título más a Las cosas como fueron, el conjunto –el muy bello conjunto– de su obra. En sus versos hallamos una plaza al anochecer con su embeleso, un jilguero repetido numerosas veces (como el ruiseñor de Keats en el ensayo de Borges), la luna llena, reiteradas meditaciones que han ido pasando de la elegía a un tono más hímnico. Acerca del Malecón, el paseo de su ciudad, tiene un hermoso poema en el que se reencuentra emocionadamente con el joven que fue. Si Cernuda y Leopardi son sombras tutelares de Rosillo en el verso, el escritor murciano ha dedicado también su atención lírica y crítica a un singular, aislado paisano suyo: el desaparecido escritor Miguel Espinosa (“el eremita”, como lo llama en un poema en el que le rinde homenaje), autor del celebrado Escuela de mandarines.
La poeta Dionisia García es en origen albaceteña, pero tras casi toda su vida en el Bajo Levante fue nombrada hija adoptiva de Murcia y hoy es la decana de los poetas de la región. Con su nombre la universidad convoca un premio de poesía. Otros poetas de Murcia, nacidos o afincados en ella, son Antonio Parra, José Cantabella (muerto prematuramente en 2019), José Daniel Espejo, Javier Moreno (igualmente narrador), José Óscar López, Fulgencio Martínez, Cleofé Campuzano y Cristina Morano, que además es la diseñadora de Newcastle Ediciones, la editorial de no ficción (ensayos, viajes, memorias) al frente de la cual están Javier Castro Flórez y, como gusta a este repetir, su gata Misha. Caso aparte es Soren Peñalver, ineludible en el ambiente literario murciano pero que es, como Homero, poeta oral, solo publicado en alguna antología. Peñalver ha frecuentado como pocos las actividades del Museo Ramón Gaya, uno de los centros dinamizadores de Murcia y que acoge, no en vano Gaya fue además de pintor poeta, recitales por los que han pasado muchos de los vates del panorama nacional.
En la novela destaca Miguel Ángel Hernández, que publica en Anagrama y ha sido finalista del Premio Herralde con El instante de peligro (2015). También finalista del mismo premio es Daniel Moyano, afincado en Molina de Segura. De Caravaca de la Cruz es a su vez Luis Leante, aunque desde 1992 tiene residencia alicantina. Con ya varios libros publicados, Leante se consagró con la novela Mira si yo te querré, Premio Alfaguara 2007. Últimamente está más centrado en la literatura juvenil. Pedro García Montalvo es de la capital y ha publicado novelas y páginas de ensayo. Jerónimo Tristante cultiva la novela policiaca. Ensayista y articulista que no elude la polémica, y también novelista, Juan Soto Ivars es natural de Águilas, pero es Barcelona la ciudad en la que vive. Ganó el Premio Ateneo Joven de Sevilla de Novela en 2013. Crítico, cuentista y novelista es Rubén Castillo. Además de ser psicóloga clínica y psicoanalista, Lola López Mondéjar (del muy literario Molina de Segura) es novelista y autora de varios libros de relatos en la editorial de cuentos por antonomasia, Páginas de Espuma.
Varias son las revistas literarias, digitales o en papel, de las que ha gozado la Región de Murcia durante los últimos años: La Rosa Profunda, Hache, La Galla Ciencia o El coloquio de los perros, la cual se sigue editando a día de hoy, dirigida por el cartagenero Juan de Dios García y por el murciano Ángel Manuel Gómez Espada, ambos poetas. Guiada por los igualmente poetas Noelia Illán Conesa, Daniel J. Rodríguez y un grupo entusiasta, La Galla Ciencia fue el proyecto más sólido mientras duró, con números que agavillaban un elevado número de páginas y que prestaban gran atención a la traducción, pero dejó de publicarse en 2018.
Quedaría coja la lista, el panorama, si no se recogiera aquí el nombre de Ángel-Luis Pujante como ejemplo de traductor. El catedrático murciano ha vertido profusamente a Shakespeare con rigor filológico y es uno de los máximos conocedores del bardo de Stratford-upon-Avon. Igualmente, no se puede omitir que en Murcia se han celebrado o celebran importantes festivales como Ardentísima, Cartagena Negra o La Mar de Libros. El primero (ha llovido, pero marcó época) fue iniciativa de José María Álvarez y surgió como un homenaje a Ezra Pound, en 1985. Se celebraron doce ediciones, a veces con una itinerancia que llevó a este “encuentro internacional de poetas” desde Murcia, su sede habitual, a lugares como San Petersburgo, Buenos Aires, El Cairo, París o el juanramoniano Puerto Rico.
En cuanto a Cartagena Negra, ya por su octava convocatoria, se trata de unas jornadas de literatura negra, policiaca y de misterio. Además, como en el caso del Setenil, otorga un premio al mejor libro del género, a juicio del jurado, que haya visto la luz el año anterior. Como especifican las bases del certamen, “el premio, sin dotación económica, consiste en la novela ganadora con tres disparos de bala de 9 mm enmarcada”. ¿Quién hará los honores de los tiros?
¿Y dónde podría celebrarse La Mar de Libros sino en el Mar Menor, en el municipio de Los Alcázares? De título parecido es el más potente La Mar de Letras (sección literaria de La Mar de Músicas, festival celebrado en Cartagena), fue coordinado durante unos años por López Mondéjar y que cada verano se dedica a un país, el último la República Dominicana. Otro festival tiene Cartagena, Deslinde, dedicado a la poesía. En 2021 tuvo como protagonista especial a la portuguesa Ana Luísa Amaral, ganadora del Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana de ese año y fallecida en los primeros días de agosto de 2022 cuando aún estaba en las mesas de novedades cosechando lectores y elogiosas críticas su libro Mundo. Deslinde homenajea en su nombre a Antonio Oliver Belmás, fundador de la Universidad Popular de Cartagena que hoy da su nombre a un importante premio de poesía.
No se agota aquí la programación literaria, porque también hay que tener presente el festival Exlibris, organizado en Murcia por la Consejería de Cultura. Además de escritores e ilustradores españoles, han concurrido autores internacionales como James Ellroy o Amin Maalouf. Comenzado en 2018, ha sobrevivido a la pandemia y va ya por su cuarta edición. La Biblioteca Regional mantiene por su parte una programación estable con ciclos dedicados tanto al público adulto como al infantil. Como se ve, la Murcia literaria goza de envidiable salud. Su región consta de una única provincia, pero en asunto de letras no es en lo más mínimo provinciana.