The Specials, en un concierto de 2013 en Chicago / Robman94 (WIKIMEDIA COMMONS - CC-BY-SA-3.0)

The Specials, en un concierto de 2013 en Chicago / Robman94 (WIKIMEDIA COMMONS - CC-BY-SA-3.0)

Letras

The Specials

Precursor del mestizaje, físico y musical, este grupo de ska lo integraba una pandilla de chicos blancos y negros unidos por su amor a la música y su odio al racismo

6 diciembre, 2021 00:00

Coventry es la ciudad inglesa más alejada del mar. Con una extensión de cerca de cien kilómetros cuadrados y una población que supera ligeramente los 300.000 habitantes, ha pasado a la historia como el hábitat de Lady Godiva, la aristócrata que cabalgaba desnuda tras impartir al populacho la orden de que se encerraran en casa mientras lo hacía para que no vieran cosas que no tenían que ver. Coventry también es la cuna de los Specials, que fueron el grupo más interesante del ska jamaicano pasado por Gran Bretaña que se puso de moda brevemente a finales de los 70, principios de los 80. El teclista (y cerebro) de la banda era Jerry Dammers, sujeto atrabiliario nacido en la India en 1955 cuyo padre acabó ejerciendo de diácono en la catedral de Bristol. Jerry fue mod, hippy y hasta skinhead (facción izquierdista, que existir, existe, aunque nunca haya conseguido imponerse a los energúmenos de extrema derecha que identifican al movimiento). El hombre siempre ha tenido fama de difícil y lunático, fama a la que contribuían notablemente su físico usualmente desencajado y los escasos dientes que mostraba en las raras ocasiones en que le daba por sonreír (Shane McGowan no es el único desdentado glorioso de la música pop). También se comentaba que le daba al frasco como si no hubiera un mañana (pude comprobar que era cierto cuando intenté entrevistarle en Barcelona, sin mucho éxito).

Pero el tipo tenía talento, como demostró en los dos primeros álbumes del grupo, Specials (1979) y More Specials (1980), en los se mezclaban eficazmente los temas compuestos por él mismo y las versiones de clásicos del ska que habían llamado su atención. Precursores del mestizaje, físico y musical, los Specials eran una pandilla de chicos blancos y negros unidos por su amor a la música y su odio al racismo. Los Specials eran también un grupo vibrante y sentimental y con sentido del humor: una de las mejores canciones de Dammers se titulaba What I like most about you is your girlfriend (Lo que más me gusta de ti es tu novia), que fue versionada por Elvis Costello y que es algo que todos hemos tenido ganas de decirle a alguien en algún momento de nuestra vida.

Pero el mayor hit del señor Dammers lo compuso tras haber disuelto a los Specials después de dos brillantes discos (el segundo se abría a nuevas influencias en lo que podía definirse como ska futurista, dejándonos con las ganas de saber cómo podría haber evolucionado el sonido del grupo), y de haber formado otro, The Special A.K.A., que solo publicó un álbum, In the studio (1984), que contenía el hit en cuestión, Free Nelson Mandela: himno optimista, contundente y reivindicador sobre el preso sudafricano que acabaría presidiendo su país años después (en el 84 todavía estaba entre rejas). Mientras tanto, el cantante de los Specials, Terry Hall, formó el trío Fun Boy Three, irregular y algo errático, pero con un éxito inapelable como The lunatics have taken over the asylum (Los locos se han adueñado del manicomio).

Ya sin Dammers, cuya decisión de abandonar el grupo nunca ha sido del todo explicada, los Specials mantuvieron una actividad esporádica y publicaron algunos discos. Desde 2018 son un grupo plenamente en activo y comandado por Terry Hall. No están mal, pero no son lo mismo que en sus inicios: a quien se acerque a ellos ahora le bastará con los dos primeros elepés de la banda para entender por qué fue importante, relevante, refrescante y varias cosas más, no necesariamente acabadas en ante. Si Specials era bailable y divertido y constituía una banda sonora insuperable para cualquier borrachera juvenil en grupo, More Specials seguía siendo esas cosas, pero con un suplemento de experimentación sonora de lo más brillante que, lamentablemente, no tuvo continuidad. Dammers perseveró en su activismo antirracista mientras se iba perdiendo poco a poco de vista, dejando las cosas a medias con los Specials y sin que nos quedara muy claro a sus seguidores hacia donde pretendía dirigirse.

Las últimas noticias que me llegan de él no son como para echar cohetes: el hombre está al frente de The Spatial AKA Orchestra, banda de jazz que adora al excéntrico Sun Ra y actúa, según he leído, entre una imaginería egipcio-alienígena que se completa con el atuendo de los músicos, que consiste en (sí, lo adivinaron) looks típicos del Egipto de las pirámides y de la carrera espacial. Podría haberme hecho con algún disco o concierto en video de The Spatial AKA Orchestra pero, temiéndome la patochada, he optado por seguir escuchando esos dos discos de los Specials que, a mis 24 y 25 años, me proporcionaron una euforia musical como pocas. Lástima que durara tan poco.