Cultura contra el virus
El impacto del COVID-19 en el imaginario social ha provocado que la pandemia se convierta en asunto de la prensa cultural y en causa de un alud de iniciativas
18 marzo, 2020 00:00Desde que comenzara la pandemia del COVID-19, el mundo de la cultura se ha visto notablemente afectado por la calamidad. Por supuesto, a través del cierre de museos, salas de exposiciones, auditorios y cines. Las medidas excepcionales de contención del virus se han manifestado también en un contagio de iniciativas dirigidas a sobrellevar el aislamiento y la cuarentena. Ha sido una suerte de gran ola que ha ido extendiéndose desde el foco de la epidemia y que, tsunami no mortífero, ha alcanzado a Europa y posteriormente a América.
En muchos casos, los músicos ofrecen conciertos gratuitos en streaming para hacer más llevadera la permanencia en casa, pero también los escritores han ido dejando en las redes sociales o en sus sitios de internet textos que ponen a disposición de quien quiera entretener la espera en una situación como esta, inédita en muchos países desde tiempos de la Segunda Guerra Mundial, si no antes. Van aquí algunas de esas reacciones, junto con los contenidos sobre el virus que inevitablemente han llegado a incluir revistas y suplementos culturales.
En Reino Unido, The London Review of Books ha sido más ágil y sensata que el primer ministro Boris Johnson, que es incapaz de no parecer un botarate peligroso. El 14 de marzo la publicación londinense enviaba un podcast gratuito, Wash Your Hands, Again, con una entrevista a Rupert Beale, médico que firmaba una pieza sobre el coronavirus aparecida en el último número de la revista. La calidad del sonido es mala, porque el entrevistador confiesa que está realizando la conversación a través del teléfono y no presencialmente, aunque ambos viven en Londres, a causa de la cuarentena a la que se ha tenido que someter.
Infografía virtual sobre el COVID-19
Beale, que dirige un grupo de investigación en el Francis Crick Institute, amplía en la entrevista lo escrito en su artículo. Y entre una muy pertinente información genética y sobre otras enfermedades víricas reproduce unas palabras del Secretario de Salud estadounidense Michael Leavitt en 2006 aplicables a nuestra propia experiencia: “Cualquier cosa que digamos antes de que ocurra una pandemia es alarmista; cualquier cosa que digamos después es insuficiente”. El estudioso alaba la reacción rápida y drástica de Corea del Sur, y alerta del precio que se tendrá que pagar en países que han reaccionado lentamente y mal. Y reproduce el comentario de un colega: lo más parecido que hemos conocido en tiempos recientes es la mortífera gripe de 1918.
Muchos medios de comunicación han publicado opiniones de médicos y científicos. En España no faltan los muy capacitados. Lo singular de este caso, y por eso lo recogemos aquí, es que evidencia hasta qué punto la prensa cultural se ha hecho eco de la actual crisis sanitaria y, siempre más pendiente de lo literario, político, histórico, sociológico, estos días se fija en algo que afecta a toda la humanidad y que ya se va a hacer inseparable de la cultura en tanto que esta es, también, el modo de vida y las costumbres de nuestra una época.
Para aliviar el encierro, la sección de cultura de The Telegraph escribía a los suscriptores de su lista de correo: ¿Cómo pasarlo bien durante la cuarentena?. El aviso estaba relacionado con las páginas especiales publicadas en el diario para el disfrute doméstico de las artes sin tener que abandonar el domicilio. Ahí se hallaban cien conciertos, ballets y musicales que se pueden ver libremente en la pantalla del ordenador o en el móvil, así como recomendaciones de lectura.
Mary Beard
Después de que lo hiciéramos en Letra Global, muchos medios de comunicación han desgranado las obras literarias que han tenido como eje las plagas. Por ejemplo, The New York Times. De nuevo en Londres, sorprende que Mary Beard, la gran estudiosa de la Roma antigua, publicara en The Times Literary Supplement, dentro de su columna habitual, algo parecido a Todo lo que usted quería saber sobre el coronavirus. En realidad, se trata de una lista de preguntas que ella misma se hace. “Si alguien conoce las respuestas a estas preguntas, que por favor las comparta”, termina su artículo.
El TLS publica una crónica enviada desde Milán. También lo hace la revista norteamericana The New Yorker. Parecen artículos enviados desde los frentes. De hecho, esto es una guerra. Y hay más cobertura del coronavirus en esas páginas. Por ejemplo, un artículo sobre cómo la pandemia afecta a la forma de dar conciertos, con músicos que usan la red o directamente actúan desde su terraza o azotea. Esto ha sucedido en Roma, como hemos podido ver en algunas fotografías. El tenor Maurizio Marchini ha emocionado a Florencia cantando cada tarde en su balcón. Nessun dorma. Que nadie duerma. Todos tenemos que estar bien despiertos ante la plaga. En los mismos balcones desde los que se aplaude a los sanitarios, se canta para resistir.
Edición del Decameron de Boccaccio (1482).
En Il Corriere della Sera, seguramente el diario más importante de Italia, se habla desde hace días de La batalla de Milán. Como era de esperar, Boccaccio y su Decamerón (esos cuentos surgidos en el aislamiento de una plaga de peste) están presentes en Il Corriere y en otros periódicos del país. Todos, también, se hacen eco de la muerte por coronavirus del arquitecto de fama internacional Vittorio Gregotti. Il Giornale cuenta la campaña que periodistas italianos y personajes del espectáculo han puesto en práctica: #IoLeggoACasa, “yo leo en casa”. Nos enteramos de que la presentadora Sabrina Scampini está leyendo Berta Isla, de Javier Marías. Hay que decir qué se lee, para que esas pistas sirvan a otros. Eso ayuda a sensibilizar a la población o al menos a tratar de persuadirla de que no salga a la calle. El consejo es también una forma de solidaridad.
“Por una Francia confinada, más cultivada que nunca”, leemos en el periódico francés Libération. Para evitar la claustrofobia de las paredes en las que nos recluimos hay una amplia oferta cultural que apela a todos los gustos e intereses. En el mismo país, Le Figaro cuenta que con el mismo objetivo L’Opéra de París ofrece gratuitamente sus espectáculos mediante transmisiones en línea. Manon, Don Giovanni o El lago de los cisnes plantarán así cara a la infección. Lo mismo han hecho la Filarmónica de Berlín y la Metropolitan Opera de Nueva York. El Diário de Noticias lisboeta da cuenta igualmente del @FestivalEuFicoEmCasa, “festival yo me quedo en casa”, en el cual diferentes músicos actúan desde sus casas a través de Instagram.