Cuatro décadas del 'Orientalismo' según Edward S. Said
El célebre ensayo del profesor de la Universidad de Columbia, publicado hace ocho lustros, transformó por completo el paradigma con el que Occidente miraba Oriente
21 junio, 2018 23:55Se cumplen cuarenta años de la publicación de Orientalism (1978) del profesor de la Universidad de Columbia, Nueva York, Edward S. Said. Un libro que sacudió el pensamiento crítico, transformó la disciplina de la erudición del orientalismo e inauguró un modo de pensar hasta entonces imposible de comprender en el pensamiento poscolonial. La obra introducía en su objeto de estudio a Oriente (el mundo árabe e islámico) y se cuestionaba la forma en que filósofos, escritores y viajeros occidentales (europeos y norteamericanos) lo habían representado durante siglos, haciendo especial hincapié del siglo XVIII al XX. De esta forma, se configuró y construyó el conocimiento de los otros. Oriente no era un objeto inerte y pasivo de la naturaleza, sino una construcción humana de intelectuales, artistas, escritores y orientalistas, con cuyos discursos Occidente creó su imagen de Oriente.
Said escribió varios libros y artículos antes y después de Orientalismo. La obra estaba en deuda con Michel Foucault y antes que él, con Friedrich Nietzsche. Se insertaba en las revisiones políticas de los años setenta y en el debate del primer tercio del siglo XX de cómo Occidente había proyectado su saber sobre el resto del mundo y debía revisar el estudio de Oriente tras la época de disolución colonial.
La recepción de la obra fue amplísima, lo mismo que sus críticas (algunas más que pertinentes como las de James Clifford) e inauguró y desarrolló el campo de los estudios poscoloniales. En el año 2003, tuvo lugar el simposio organizado por Gayatri Spivak y Hamid Dabashi, Subaltern Studies at Large. Said estuvo presente y pronunció el discurso de apertura de la primera sesión. Antes, ya había contestado a las críticas de su libro en el artículo “Orientalism reconsidered” (1985) y en el epílogo de la reedición de 1995. El simposio trató y fijó dos tesis. El mundo de la modernidad colonial se había basado en la erudición europea y los académicos debían pensar en términos prácticamente contrarios al punto de vista eurocéntrico que se aplicaba en las ciencias sociales y humanidades.
Actualmente, la recepción de Orientalismo se inserta dentro del debate más trascendental del mundo postcolonial, es decir: la condición de colonialidad necesita desligarse teóricamente del encuadre de la modernidad. A los cuarenta años de su publicación, el libro representa un clásico que avanza y prospera gracias a sus propios errores e interpretaciones. A pesar de ello, sigue siendo necesario citarlo dentro y fuera de los medios académicos y de prensa.
Litrografía de la Alhambra de Granada / F.J. PARCERISA.
Las revueltas árabes han removido la geografía imaginaria de Oriente; se han desmontado clichés orientalistas, como la incapacidad de árabes y musulmanes para defender un sistema democrático; Occidente se ha descentralizado y se han erigido otros interlocutores; se ha producido una hibridación cultural que pone en evidencia el encuentro del centro con las periferias, pero los árabes y el islam siguen siendo objeto de miedo y desconocimiento.
El mundo debería reescribirse, pero se asiste, al mismo tiempo, a una nueva islamofobia en Occidente, de corte intelectual, secular y mediático. De allí, que Orientalismo siga siendo una lectura más que necesaria y se deban celebrar sus reediciones y continuaciones bajo los epígrafes de postorientalismos o neorientalismos. La obra de Said sigue siendo una crítica convincente a los modos de producción de conocimiento condicionados por la colonización.
En España, el libro fue editado el mismo año de su publicación en Estados Unidos en la estupenda e inolvidable colección dirigida por Juan Goytisolo, Libertarias, con una breve presentación del escritor. Sorprende que, pesar de la larga y fructífera historia del orientalismo español, no haya habido una investigación continuada en el país sobre la disciplina. El orientalismo español, llamado también africanismo, marroquismo (términos reduccionistas para algunos) e incluso oriente doméstico (pues España representó Oriente para sí misma y Europa), no dispone aún de una publicación reciente y canónica. Seguiremos esperándola. Mientras, aquí va el último título que recoge las herencias e hilos de Said, quien, por cierto, había leído las obras de los orientalistas españoles, Wael B. Hallaq, Restating Orientalism. A Critique of Modern Knowledge.