Las memorias del fiscal Ayala

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Las memorias del fiscal Ayala

Se cumplen 25 años del asesinato de los jueces italianos Falcone y Borsellino a manos de la mafia

3 diciembre, 2017 00:00

La reciente muerte en la cárcel, a la edad de 87 años, del capo mafioso Salvatore Totò Riina, alias La Bestia, nos recuerda la admirable dimensión humana, que directamente podríamos llamar, sin exageraciones, heroica, de los jueces Paolo Borsellino y Giovanni Falcone, que desafiaron el poder del crimen organizado, organizaron el primer maxiproceso, a partir de las revelaciones suministradas por Tommasso Buscetta, el primer “arrepentido”, y fueron asesinados, el uno detrás del otro, por orden precisamente de Riina.

Antes de ellos, La Bestia --cuyos dos hijos varones, por cierto, también están en la cárcel, convictos de varios asesinatos-- había hecho matar a otros miembros del llamado “pool antimafia”, magistrados y policías como Ninni Cassarà y Rocco Chinnici. Para intimidar a Falcone y convencerle de que dejase de incordiar, le hizo enviar a los tribunales de Palermo, donde impartía justicia, una fotografía en la que se le ve en compañía de estos dos desdichados colegas, tomada durante el levantamiento de un cadáver. Así le indicaba el camino que le esperaba a Falcone si no desistía en su hostilidad. Como la advertencia no surtió el efecto apetecido, como el juez seguía investigando y condenando a mafiosos y honrando el servicio del Estado --del Estado italiano, lleno de corrupción y de connivencias con las mafias, de judas infiltrados en sus instituciones-- a Falcone se le hizo correr la misma suerte. Y luego a Borsellino. Estos crímenes se cometieron en el verano de 1992, cuando Barcelona celebraba sus Juegos Olímpicos.

Miedo

Hace de ello, pues, 25 años. El escándalo por la muerte de Falcone y Borsellino fue tan grande que el Estado hubo de reaccionar y organizar contra Cosa Nostra una redada masiva, entre cuyos resultados estuvo la captura de La Bestia en 1993. Desde entonces y hasta su muerte ha estado entre rejas.

El único miembro que salió vivo del “pool antimafia” que encabezaban Falcone y Borsellino en Palermo fue el fiscal del maxiproceso, Giuseppe Ayala, únicamente gracias a que había abandonado Sicilia para hacer carrera política en Roma. Ya jubilado publicó (en editorial Mondadori) un magnífico y bastante triste libro de recuerdos de su amistad y su trabajo con los dos jueces asesinados, bajo el título Chi ha paura muore ogni giorno, parte de una máxima que Borsellino solía repetir cuando le preguntaban si no tenía miedo de vivir en el avispero y enfrentarse a una organización tan peligrosa y desalmada: "Quien tiene miedo muere cada día, quien no tiene miedo muere una sola vez". El testimonio de Ayala, que aún vive, merecería desde luego ser editado en España. Para mí, siempre ha sido un misterio que no se haya traducido.