El Papa Francisco: ‘El placer por el cambio’ “es un regalo precioso porque nos muestra un camino”

El Papa Francisco: ‘El placer por el cambio’ “es un regalo precioso porque nos muestra un camino”

Ideas

El Papa Francisco se vuelca con ‘El placer por el cambio’, una revolucionaria transición ecológica

El libro de Giraud y Petrini es un “camino” hacia la felicidad que altera el orden conocido y que propone actuar tanto de forma individual como colectiva

16 julio, 2024 23:56

El Papa Francisco propone. Toma partido. Y querría alterar las cosas, no contribuir a que el sistema se reproduzca. Se podría decir que es una acción política. Pero, ¿la política ayuda a la reforma, al cambio, o se limita a reproducir lo que ya existe? Ese es el dilema en el que se encuentran las democracias liberales en todo Occidente. Y el libro que ha prologado el Papa Francisco, El placer por el cambio, (Jus, Grupo Malpaso) supone todo lo contrario. Si es necesario actuar para paliar fenómenos como el cambio climático, ¿qué comporta, en realidad? El Papa se moja, se vuelca con un libro que supone una revolucionaria transición ecológica, que pasa por consumir menos, por una mayor solidaridad, por un proteccionismo que no puede asociarse a la derecha –como sí se está haciendo de forma equivocada—y por actuaciones individuales y colectivas. ¿Cómo?

El placer por el cambio es el resultado de una conversación a tres bandas. El periodista y activista Stefano Arduini charla con dos interlocutores de altura: Carlo Petrini, fundador del movimiento Slow Food, una organización presente en 160 países que considera el alimento como resultado de los procesos culturales, históricos, económicos y ambientales, y Gaël Giraud, jesuita, economista, matemático y teólogo. Los tres dialogan, intercambian posiciones, y el resultado estimula al lector, que indaga, que quiere saber más y que se pregunta hasta qué punto el debate sobre la transición ecológica ha sido secuestrado por un único punto de vista, el de pasar a desarrollar lo mismo, con las mismas multinacionales, pero con otras fuentes de energía, las llamadas limpias.

Portada del libro 'El placer por el cambio'

Portada del libro 'El placer por el cambio'

El Papa Francisco destaca, precisamente, esa confrontación. Hay matices entre Petrini y Giraud. El acento debe establecerse en los jóvenes, que “nos están educando”, a juicio del Papa, porque han comenzado a tomar decisiones propias, al utilizar medios de transporte colectivos o menos contaminantes, comprar productos siguiendo estrictas normas medioambientales. Quieren respuestas, frente a los adultos que hablan, pero no actúan.

El modelo 'neoliberal' en cuestión

El jefe espiritual del catolicismo señala que la prioridad, en todo caso, es el diálogo, la búsqueda de un camino que pueda ser común. “Creo firmemente que la práctica del diálogo, la confrontación y el encuentro es hoy lo que más urge enseñar a las nuevas generaciones, empezando por los niños, para no fomentar la construcción de personalidades encerradas en la estrechez de sus propias convicciones”, señala.

Pero, ¿qué está en juego? Los dos intelectuales, guiados por Arduini, afirman que existe una industria de la alimentación, que no es diferente a ninguna otra. El dato deja helado al lector: el mundo produce alimentos para 12.000 millones de personas, pero en la Tierra hay 8.000 millones. ¿Resultado? “El 33% de los alimentos se tira. Una locura”, señala Petrini, porque se derrocha una cantidad de agua desoladora, y de recursos de todo tipo y de energía. Da igual, porque el sistema está basado en esa relación: se compra y se tira.

Carlo Petrini, fundador de Slow Food

Carlo Petrini, fundador de Slow Food WIKIPEDIA

El ataque de los dos interlocutores, amparados por el Papa Francisco, se centra en el propio sistema “neoliberal”, en el que el sector financiero es el rey del mambo. Todo gira entorno a las finanzas. ¿Se puede entonces cambiar algo, y forzar una transición ecológica? Los grandes bancos internacionales han invertido enormes sumas de dinero en combustibles fósiles. Lo siguen haciendo. ¿Es creíble, entonces, que se pueda pasar a las energías limpias de la noche a la mañana?

El libro no busca una caída del caballo inmediata. Lo que se propone es un cambio, puede que lento, pero constante, hacia otro modelo social y económico. ¿Es político? Claro, toda propuesta conlleva una acción política de calado.

¿Cuántos kilos de carne puedo comer?

Una de las cuestiones que puede sorprender es la apuesta por el proteccionismo. Pero el ejemplo de Petrini ilustra bien el problema. Él lo llama “soberanía alimentaria”. Es lógico que Italia compre café en el extranjero. Los italianos son grandes amantes del café, un producto que se cultiva en otros países. Pero, ¿debe importar tomates? Pues sí, los compra en China. Llegan a la región de Agro Pontino. “Nosotros los envasamos y los exportamos a Kenia y Tanzania a un precio inferior al del producto local que se vende en el mercado nacional. Resultado: los africanos creen que comen tomates italianos y nosotros los tiramos a Kenia y Tanzania, vendiendo tomates cultivados al margen de las normas sanitarias europeas”. ¿Una locura? Otra más.

Esas relaciones son las que deben cambiar, con un sentido comunitario de las relaciones económicas, dejando a un lado la lógica que marca el modelo financiero, que invierte en algo, sea lo que sea, como un mero instrumento para ganar más dinero. ¿Difícil? Sí, claro, ninguno de los dos interlocutores de Ardini dicen que puedan tener la solución para pasado mañana. Pero, ¿cómo se cambian las cosas?

El jesuita Gäel Giraud

El jesuita Gäel Giraud WIKIPEDIA

El libro, por tanto, debería colocarse en las estanterías de Política, en mayúscula, con la necesidad de mantener ese diálogo que ya se ha iniciado. Un fantasma recorre el libro que ha prologado el Papa Francisco, y es el del decrecimiento económico. Resulta un tabú. Pero, ¿quién debe decrecer?

El consumo de carne, por ejemplo. En la África subsahariana, se consumen hoy cinco kilos de carne al año. Allí “se debería aumentar las cantidades, por lo menos tres veces más”, dice Petrini. Pero, ¿y en Estados Unidos? El consumo llega a 130 kilos por persona al año. En Italia, en los años sesenta se consumía una media de 40 kilos por persona y año, “y nadie pasaba hambre”. Hoy, en Italia, se consumen 95 kilos.

De lo que se trata es de un mejor reparto. ¿Pero quién empieza?

El mensaje del Papa

El cambio climático provocará en el horizonte de 2050 hasta 150 millones de migrantes climáticos, en gran medida desde la África subsahariana. ¿Se pueden poner, de verdad, barreras a esa migración?

Al Papa Francisco le encanta el libro, porque se apuesta por el “hombre comunitario”, y él entiende que el cristianismo nunca se debería haber distanciado de esa comunidad primitiva, la que se puede apreciar en los Evangelios. ¿Está equivocado? Giraud lo explica muy bien, a partir del principio de los Hechos de los Apóstoles, cuando Ananías y Safira toman decisiones y se quedan para ellos una parte de la venta de una finca, que era comunitaria. Atención a Giraud: “El pecado de Ananías y Safira es el de querer privatizar un bien común. Y es exactamente el mismo ‘pecado’ del que son culpables realidades como Airbnb o BlaBlaCar, el pecado por el que el neoliberalismo se ha adueñado de nuestras vidas”.

El lector decidirá, pero tendrá argumentos y datos. La propuesta es valiente y hoy revolucionaria: sólo con el diálogo y el contraste, afrontando la realidad, será posible un camino.

Dice el Papa Francisco: “Este libro es un regalo precioso, porque nos muestra un camino y la posibilidad concreta de seguirlo, a nivel individual, comunitario e institucional: la transición ecológica puede ser un ámbito en el que todos, como hermanos, cuidemos de la casa común, apostando por que, consumiendo menos cosas y experimentando más relaciones personales, entraremos por la puerta de nuestra felicidad”.