Félix Ovejero, en la entrevista con 'Letra Global'

Félix Ovejero, en la entrevista con 'Letra Global' GALA ESPÍN Barcelona

Ideas

Félix Ovejero: “En España no hay nacionalismo español, hay gente nacionalista”

El profesor de Filosofía Política, retratato en ‘La razón en marcha’, señala que la izquierda se ha vuelto “comunitarista” y que el sentimiento “no puede ser un argumento” para la discusión pública

22 julio, 2023 20:15

Félix Ovejero, doctor en Ciencias Económicas, profesor de Filosofía Política y Metodología de las Ciencias Sociales en la Universidad de Barcelona, habla con fluidez, y pasa de una cuestión a la otra con celeridad. Lo relaciona todo, porque se interesa por muchas disciplinas. Una conversación con Ovejero es una invitación al contraste, al diálogo permanente, desde la humildad de señalar que avanzamos apoyados en los “hombros de gigantes”, porque muchos argumentos se toman de otros autores. Las referencias abundan cuando habla Ovejero. Lo sabe bien Julio Valdeón, autor de La razón en marcha, un libro de conversaciones con Félix Ovejero, (Alianza Editorial), que es un festín para todo aquel que desee argumentos, aunque no esté de acuerdo con ellos. Ovejero, que se incorporó al mundo académico de la mano de uno de esos gigantes, Manuel Sacristán, tiene clara una premisa: no se casa con determinadas etiquetas, le gusta tomar de aquí y de allá, elegir a la carta, sin compartimentos cerrados. Y lo demuestra en esta entrevista con Letra Global, en la que defiende una primera idea: “En España no hay nacionalismo español, hay gente nacionalista”.

Portada del libro de conversaciones con Félix Ovejero

Portada del libro de conversaciones con Félix Ovejero

A las puertas de conocer los resultados de unas elecciones generales que pueden marcar una época en España, la conversación se centra en la enmienda a la totalidad que Ovejero formula en el libro, junto con Valdeón. Esa es una característica de Ovejero, que reclama que se pueda pensar, que se pueda cuestionar aquello que se ha dado por asumido. En la tarea de “desaprender”, de reclamarnos a nosotros mismos si nuestros postulados son tan firmes como creíamos, Ovejero señala que en España se produjo una confusión que no se ha superado, la de pensar que “lo democrático era defender los nacionalismos”, en referencia al vasco o al catalán. “Tenemos proyectos políticos que tienen un papel decisivo en la organización de la vida colectiva, cuyo objetivo programático y explícito es destruir ese mismo país”, señala Ovejero.

Esa es una cuestión que le preocupa. Ovejero, en los últimos años, y durante el proceso independentista en Cataluña, se ha mojado sin dudarlo, con una crítica sistemática a esos nacionalismos, pero con una renuncia clara, también, a contrastarlo con un nacionalismo español que entiende que no existe como tal. Su defensa, para el conjunto, pasa por la idea de la “ciudadanía”, que, sin embargo, no ha acabado de calar. ¿Por qué? Ovejero cree que no se ha intentado lo suficiente: “No acaba de calar poque no se repite, porque se trata de un mensaje que hay que repetir, para superar algo complejo y es que cuando tu has ordenado tu vida en torno a una serie de ficciones apearte de lo que ha dado sentido a tu biografía psicológicamente es muy costoso”.

Con fenómenos como Vox, que surgen a partir de movimientos como el independentista en Catalunya, o del 15M, que da lugar a Podemos, Ovejero, que tiene claro que la mayor influencia para el desarrollo del partido de Santiago Abascal ha sido el independentismo catalán y vasco, la idea que surge es la valoración de un posible nacionalismo español. En la conversación, Ovejero precisa que ha sido la izquierda la que “se ha vuelto comunitarista, en términos filosóficos”, y que la derecha “ya no se refiere a la religión o a la tradición, lo que podía haber sido valorado por la izquierda, para señalar que era un logro suyo”.

Félix Ovejero, en la entrevista con 'Letra Global' / GALA ESPÍN

Félix Ovejero, en la entrevista con 'Letra Global' / GALA ESPÍN GALA ESPÍN Barcelona

“Empíricamente el país presenta uno de los índices más bajos de nacionalismo. No estamos orgullosos del pasado, y, de hecho, somos de los países más tolerantes”, asegura Ovejero, que pide recordar al interlocutor lo que sucedió tras los atentados de Atocha. “Nadie fue a pegar a nadie, y se puede decir que no hay nacionalismo español, hay gente nacionalista”. Lo que sucede, en todo caso, es que, precisamente por esa falta de nacionalismo más fuerte, se ha producido una reacción que ha llegado, principalmente, desde el mundo académico. “Creo que en este país se ha pasado tanto tiempo pidiendo disculpas que alguien, de pronto, sobre todo historiadores desde fuera de las instituciones, están reivindicando un cierto pasado”.

Otra cosa es el exceso de algunos. Ovejero no ve, en todo caso, “fuera de unos segmentos y de esas cosas mitológicas de Abascal, con esos trajes, a veces”, un proyecto de nacionalismo español. El discurso, en todo caso, debería quedar claro, al margen de las opciones políticas de cada uno. “El relato que se ha impuesto es que la nación española se ha constituido frente a las naciones democráticas (catalana o vasca), y que estamos en una deuda que nunca acabamos de pagar y eso lo ha asumido todo el mundo, incluida la derecha”. Frente a la asociación histórica del nacionalismo español con la derecha, Ovejero recuerda “los nacionalismos de Dios, patria y leyes viejas”, en alusión al nacionalismo vasco o catalán.

Félix Ovejero, durante la entrevista con 'Letra Global' / GALA ESPÍN

Félix Ovejero, durante la entrevista con 'Letra Global' / GALA ESPÍN GALA ESPÍN Barcelona

En esa idea de Ovejero de tomar de una carta lo que cree que funciona, sin pensar en cómo le podrán encuadrar, surge la crítica a las democracias liberales y la fascinación, por parte de una cierta élite económica global, del modelo de China. Ovejero rechaza el modelo autoritario chino, pero constata que los retos pueden ser de tal envergadura que obliguen a tomar medidas duras. “Lo malo que nos puede empezar a pasar es que, según la magnitud de los problemas, por su condición de planetarias, por razones ambientales, porque el margen de actuación se limita, deberemos coquetear menos con esta especie de juego decorativo de la democracia”.

¿Qué supone eso? Ovejero, que se declara “comunista, antes que marxista”, pero que defiende un liberalismo rawlsiano, apoya la necesidad de “planificar”, de pensar a medio y largo plazo. Todos los países, a su juicio, “planifican”, y el problema es que esa visión no está presente, según Ovejero, en España.

La situación en Catalunya es particularmente preocupante, para Ovejero, que no duda en nombrar responsables. Lo hace de forma intensa en el libro con Valdeón, con un análisis exhaustivo sobre por qué la izquierda catalana –y también la del resto de España—compró la “mercancía averiada”, como le gusta decir, que representa el nacionalismo catalán. “El relato que llegó al conjunto de España vino marcado, fundamentalmente, por unas elites barcelonesas, que yo conjeturo que están relacionadas con Bandera Roja y del PSUC, y son personas como Enric Juliana, Josep Ramoneda, Xavier Vidal-Folch o Milagros Pérez Oliva. Han abastecido a casi todo el espectro político, con dos ideas muy discutibles: que había que restituir a los catalanes de una especie de reconocimiento cultural, y que había una explotación económica, algo que resulta bochornoso, como decía el poeta Gabriel Ferrater”.

Félix Ovejero, con 'Letra Global' / GALA ESPÍN

Félix Ovejero, con 'Letra Global' / GALA ESPÍN GALA ESPÍN Barcelona

En el debate político español la cuestión de ETA todavía está presente, como un arma arrojadiza. Cuando se le pregunta a Ovejero por la cuestión, por el papel que debería tener Bildu, que se iguala, por parte de la izquierda con Vox, el profesor de filosofía política tiene claro que no se puede premiar a nadie por dejar la violencia. Es lo que, a su juicio, debe hacer. Y que el problema está en el propio proyecto político que se defiende. Cuando se definan los pactos postelectorales, se podría pensar en lo que apunta Ovejero: “Lo condenable de ETA eran los procedimientos, pero también el marco mental y el ideario, que es el mismo del PNV, y, en algún sentido, el de ERC. Lo que dicen es ‘nosotros construimos una nación en nombre de nuestra identidad y los demás queremos convertirlos en extranjeros en su propio país’”.

¿Repensar en lo que se ha podido creer? Es lo que pretende Ovejero: el reto de pensar, de reflexionar, de contrastar, y pelear con “argumentos, no con sentimientos”, porque, entonces, “la convivencia es imposible”. Por ello, Ovejero plantea una enmienda a la totalidad, en un momento en el que el debate político y la bronca, en los próximos días y meses, puede ser enorme: “La autonomía se vincula con una mayor democracia, pero no, no, ha producido un mayor grado de corrupción, con redes clientelares muy potentes”.