San Juan de Gaztelugatxe en imagen de archivo / WIKIPEDIA

San Juan de Gaztelugatxe en imagen de archivo / WIKIPEDIA

Cine & Teatro

San Juan de Gaztelugatxe, en peligro por el efecto 'Juego de Tronos'

La popular serie ha convertido el lugar en punto de peregrinaje, mientras que los habitantes alertan de los robos de los turistas

20 octubre, 2019 14:10

Uno de los éxitos de la serie Juego de Tronos, más allá de la trama, ha sido la elección de escenarios, muchos de los cuales se han convertido en lugar de peregrinaje para los fans. Es lo que ha ocurrido con San Juan de Gaztelugatxe, una pequeña isla frente a la costa de Bermeo, en el País Vasco, que, literalmente, está a punto de morir de éxito.

El paraje, convertido en Rocadragón en la serie, se ha convertido en centro de interés para los adictos a la serie, atraídos por la belleza de un enclave tan singular. De hecho, los restaurantes de la zona están encantados con el empuje que ha supuesto la llegada de turistas de todo el mundo.

Robo de piedras

No obstante, la masificación de turistas está suponiendo un problema. Muchos de quienes se acercan a visitar el enclave no se conforman con una foto y buscan llevarse algún presente de San Juan. Así, muchos optan por coger piedras para guardarlas como recuerdo.

“Nos están robando las piedras de las escaleras, paredes y barandillas”, ha lamentado el miembro de la Comisión de Voluntarios de San Juan de Gaztelugatxe Juan Barturen en declaraciones a la Cadena Ser. Este, de 74 años, ha denunciado que luego tienen que ser los voluntarios quienes tienen que “subirlas al hombro con las 241 escaleras”.

Daños en la campana

Asimismo, Barturen ha asegurado que se ha tenido que quitar las piedras colocadas bajo la campana de la iglesia y dejar el suelo liso ante la imposibilidad de frenar la extracción. De hecho, son voluntarios los que deben realizar las tareas.

Otro de los puntos críticos es la propia campana de la iglesia, sobre la que existe la tradición de que quien la visita puede tocarla tres veces y pedir un deseo. Tal es la llegada de turistas que hace dos años, en pleno apogeo, hubo que cambiarla por otra.