Deconstruyendo a Larry, en 'Larry David'
La serie 'Curb your enthusiasm', traducida como 'Larry David' es el retrato furibundo de la elite judía del mundo del espectáculo en California, a través de un vengador catódico
28 julio, 2023 19:37El verano es una estación muy adecuada para los maratones de series televisivas, tanto da si se trata de novedades como de revisiones de antiguas producciones, aunque yo me inclino por estas últimas, como demuestra el hecho de que haya pasado las últimas noches volviendo a ver episodios –a veces al azar, a veces porque los recordaba con especial agrado- de Curb your enthusiasm (Aparca tu entusiasmo, aquí traducida simplemente por el nombre de su creador y protagonista, Larry David), cuyas once temporadas (¿llegará algún día la número doce? Misterio) pueden encontrarse en el archivo de HBO Max. Los fans de Larry no necesitan que se lo diga, pero aquellos que aún no lo conozcan deben saber que estamos ante una de las cimas del humor televisivo de todos los tiempos y que su artífice es uno de los personajes más singulares del entretenimiento norteamericano actual.
Lawrence Gene David nació en Brooklyn, Nueva York, en 1947, de padre alemán y madre ucraniana, judíos ambos (lo cual no impidió que nuestro hombre, ateo declarado, haya dedicado gran parte de su humor a hacer bromas sobre los judíos y los creyentes de cualquier otra religión, con especial predilección por los católicos y su supuesta obsesión por Jesucristo, que en los hombres se le antoja filo gay). Desempeñó todo tipo de empleos variopintos antes de dedicarse a la stand up comedy. Pasó por el célebre programa de televisión Saturday night live (1980 – 1982), donde presentó dos veces su dimisión, para reaparecer al cabo de dos días como si no hubiera pasado nada. A finales de los años ochenta, creó a medias con su amigo Jerry Seinfeld, otro cómico de micrófono, la serie Seinfeld, definida por ambos como “una serie sobre nada”, que cosechó un éxito inesperado que la mantuvo en antena entre 1989 y 1998 (en Seinfeld, realmente, no ocurría nada relevante, pero bastaba con los dimes y diretes de sus protagonistas para mantenerte siempre al borde de la carcajada). En 1999, HBO le encargó a David un programa especial que daría origen a Curb your enthusiasm, que lleva en activo desde el 2000, aunque dejando pasar cada vez más tiempo entre una temporada y otra. Curb your enthusiasm también es, en el fondo, una serie sobre nada, pero con un acercamiento aún más radical a la nada que Seinfeld.
La serie está protagonizada por el propio David, que se interpreta a sí mismo o, mejor dicho, a una versión especialmente delirante de sí mismo. El hombre vive en Los Ángeles como Dios, gracias a los royalties de Seinfeld, y divide su tiempo entre su mujer, Cheryl (Cheryl Hines), su agente, Jeff (Jeff Garlin), la mujer de éste, Susie, que le detesta (Susie Essman), las fiestas a las que se ve obligado a acudir (y, a ser posible, arruinar) y el campo de golf, donde vive sometido, como todos los socios, a la tiranía del director del centro, un asiático irritado e irritante cuyas estrictas normas sacan de quicio a cualquiera (en un episodio, Larry mata por error, con un palo de golf, a uno de los cisnes que el asiático ha repartido por el campo para darle un toque de distinción).
A lo largo de sus once temporadas, el personaje de Larry evoluciona. A peor. En las primeras, se trata de un hombre acosado por la imbecilidad y el bullshit californianos que se defiende como puede de tales amenazas. A partir de la cuarta, el tipo que hacía frente cómo podía a la tontería circundante, se va convirtiendo en una especie de vengador social que es como una versión cómica de Charles Bronson: harto de que le hagan la vida imposible, decide hacérsela él a los demás. La víctima se convierte en verdugo sin perder la simpatía y la comprensión del espectador. Lo hemos visto robando un ramo de flores de un funeral para acudir a otro (lo acaban pillando), divorciarse de su mujer, que ya no puede más con él (¿reacción?: encender a la vez todas las luces de casa para vengarse de las medidas ecologistas de la bienintencionada Cheryl), acoger a una familia de negros apellidados Black y procedentes de la catástrofe del Katrina (mientras se hace amigo de Leon, un primo caradura que vive en Los Ángeles, pero descubre que se está mejor en la mansión de Larry que en su chamizo), sacar de quicio a la mujer de su agente, Susie, que lo considera un tarado incurable, siempre por culpa de funestos malentendidos (mientras pasa por alto las salidas de pata de banco del propio Jeff, que en un episodio le da por masturbarse en el dormitorio de la casa a la que ha sido invitado a cenar porque, según él, se trataba de una emergencia)…
Curb your enthusiasm es el retrato furibundo de la elite judía del mundo del espectáculo en California pintado por un tipo al que le da lo mismo ocho que ochenta y que, harto de la tontería y la hipocresía y el falso progresismo que lo rodean, decide convertirse en un cafre. Los resultados son hilarantes, como he vuelto a comprobar durante estos últimos días, en los que el calor no me permitía concentrarme en nuevas propuestas. Envidio a los que aún no conozcan a Larry David, pues, si siguen mi desinteresado consejo, les espera un mundo de risa desquiciada y a veces 'subnormal' que se agradece mucho. Muchísimo. Sobre todo, porque en España (y en Cataluña, y en Barcelona) también andamos rodeados de un bullshit que va creciendo de forma exponencial. Y Larry puede convertirse para nosotros en lo que ha sido para muchos estadounidenses atormentados por su lucidez: un vengador catódico.