El actor Yon González / PABLO MIRANZO

El actor Yon González / PABLO MIRANZO

Cine & Teatro

Yon González: "Ahora no tengo proyectos. No es fácil este oficio"

El actor presenta 'Érase una vez en Euskadi' junto a Manu Gómez y resalta las dificultades con las que se encuentra en su profesión

2 noviembre, 2021 00:00

Yon González es el rostro perfecto para los proyectos de época. Esta vez, el actor conocido por su papel en Las chicas del cable se ha trasladado a los años 80 para trabajar en Érase una vez en Euskadi, una mirada inocente de una de las épocas más oscuras del País Vasco, vista a través de los ojos de cuatro niños de doce años.

Un filme autobiográfico para Manu Gómez, director, que nace de "esa necesidad de volver a tu propia infancia, inmortalizar aquellos momentos y dar un salto en el tiempo hacia atrás para descubrir que tuviste una niñez muy particular respecto a otra gente". "Cuando eres un niño de 12 años, eso forma parte de la cotidianidad y no nos afectaba, convivíamos con eso", asegura el director.

Memoria histórica

Unos años marcados por la inmigración nacional hacia Euskadi que marcaron la vida de Manu: "Me afectó en algo de lo que hoy me siento orgulloso, que es de no ser nacionalista, ni vasco ni español. De alguna manera, nosotros éramos un poco esos niños sin patria, porque ni éramos españoles ni éramos vascos. El producto de todo eso es que hoy por hoy aborrezca cualquier tipo de bandera".

Una película que recupera la memoria histórica, algo que los entrevistados consideran "vital". "Desde la cultura tenemos la oportunidad de contar ciertas cosas y, al margen de entretener, recordar que ocurrieron cosas. La mejor manera de que no se repitan es enseñarlas a las nuevas generaciones", apunta el creador del guion.

Yon Gonzalez y Manu Gómez / PABLO MIRANZO

Yon Gonzalez y Manu Gómez / PABLO MIRANZO

Entrevista

Yon González expone su visión de una etapa marcada por las drogas, el terrorismo de ETA y el sida en una entrevista con Crónica Directo junto a su primo y director del proyecto, Manu Gómez. Puede leer las declaraciones del creador de la película aquí

--¿Cómo ha sido trabajar con esos cuatro niños actores?

--Los niños son tan buenos, frescos, dinámicos... Han hecho un casting increíble, la verdad. Viven el presente muy fuerte, te miran, y es aquí y ahora. Hacen que tu trabajo sea muy simple, muy sencillo. Es unirte a ese juego y simplemente disfrutar.

--¿Qué aprendió de ellos?

--Yo creo que, más que aprender, es no olvidar y recordar eso que tienen los niños que, como en este caso en la película, se lo tomaban absolutamente desde el juego. No había un juicio de cómo. Tenían esa ilusión fresca, ese impulso que con los años y con la vida, sin querer, se va perdiendo. Está bien trabajar con ellos para volver a esa gran intensidad y verlo, recordarlo y que no se te olvide.

--¿Cómo le llega el proyecto y por qué acepta?

--Para empezar, Manu es mi primo hermano y le tengo mucho cariño, pero independientemente de eso, me ofreció el guion, me lo leí y me emocioné leyéndolo porque está muy bien escrito. Sea familia o no, es una película que a cualquier actor le gustaría hacer. Sobre todo, trabajar con él que tiene ese punto, igual que los niños, que hace que el trabajo sea desde un juego y no haya un peso a la hora de tener que sacar el día. Al final, no deja de ser un negocio y hay que acabar la jornada y hay que cumplir haciéndolo bien.

--¿Qué puede explicar de su personaje?

--El personaje yo lo hago desde un chico que tiene profundamente ese sentimiento de querer integrarse en la sociedad. Realmente es gente que emigró dentro de su propio país. Y es un chico que defiende de manera férrea esas ideas y que piensa que, aunque haya alguna víctima, van a hacer un bien común para todos. Un poco desde ese lugar, no desde el punto de la maldad gratuita porque sí. En este caso, es maldad producida pensando que haciendo esto va a hacer algo positivo.

--¿Se inspiró en alguien real?

--Yo soy de Vergara, un pueblo que está a 9-12 km de Mondragón. Yo no viví los 80 porque es cuando nací, viví los 90. Pero todo esto que aparece en la película también existía en los 90. Yo tenía un compañero de karate, por ejemplo, que era muy simpático y dejó de venir. Era muy simpático y muy buen hombre, pero entró en la cárcel porque pertenecía a ETA. Supongo que toda esta gente que se metió ahí en un momento pensaba que realmente estaba haciendo el bien, si no, es que hacían el mal gratuito porque sí.

--¿Las drogas estaban tan normalizadas en aquella época?

--Sí, porque yo creo que también era la falta de información. Igual que está bien recordar la memoria histórica para que la gente esté informada, en aquel momento la gente no tenía información de lo peligrosa que realmente era esa droga. Es una droga que, por lo visto, la pruebas y tiene una adicción tan fuerte que la primera vez que la pruebas ya estás enganchado ya para siempre. Teniendo en cuenta eso, más la falta de información, y lo agradable que es esa droga, era muy fácil caer.

--Tiene experiencia en las películas de época, ¿cómo surge?

--Yo creo que al final las cosas son según van saliendo. Hoy en día escoger, incluso yo que por suerte no he parado en este oficio, es complicado. No salen muchos proyectos. Supongo que, al no dejar de ser esto un negocio y ver que hay una persona, en este caso yo, que, haciendo las series de época, han funcionado y han sido un éxito a nivel empresarial, a tiro hecho. Además, con tirón mediático, que es la combinación perfecta para seguir haciendo época. Aunque estoy preparado para hacer de todo.

--¿En qué proyectos está trabajando?

--Para mí, por ejemplo, ahora no hay ni proyectos de época. Creo que es un oficio de paciencia y espera, y la historia de esa paciencia y espera es poder tenerla. Es fácil decir que vas a dejar tiempo, pero entonces dices: ¿ahora como sigo con mi día económicamente? No es fácil este oficio en ese sentido.