Jonas Mekas y la caída de la URSS
‘Lithuania and the Collapse of the USSR’, una película entre el diario filmado y la crónica política, es una de las últimas grandes obras del cineasta de origen lituano
14 abril, 2021 00:10Jonas Mekas atracó en Nueva York el 29 de octubre de 1949 como exiliado político junto a su hermano Adolfas. Dejaban atrás su Lituania natal, invadida en 1944 por las fuerzas soviéticas de Stalin, y una odisea por la Europa ocupada –y luego liberada– como refugiados, en campos de trabajo de prisioneros o escondidos en granjas. A los dos meses de llegar a Williamsburg (Brooklyn), Mekas compraba su primera cámara Bolex de 16mm y, de ahí en adelante, empezaría a fraguarse una figura única en el cine de vanguardia americano.
Mekas regresaría a Lituania en 1971 convertido en una de las voces protagonistas de la escena experimental neoyorquina. En Nueva York ejercía de crítico de Film Culture, del Village Voice –su columna Movie Journal estaba considerada como una de las Biblias del cine experimental–; impulsó el New American Cinema Group, la Film-Makers' Cooperative y el Anthology Film Archives. También comenzó a dirigir piezas seminales de su trayectoria como The Brig (1963) o Guns of Tress (1964), entre otras, además de completar su primer diario filmado, Walden: Diaries, Notes and Sketches (1969).
El cineasta Jonas Mekas
Ese viaje de vuelta a Lituania, a su hogar en el pequeño pueblo de Semeniškiai, iba a tomar, no obstante, un tono agridulce. Sin saberlo entonces, sería la última vez que viera a su familia y el sentimiento de eterno exiliado que le acompañaba desde la Segunda Guerra Mundial permearía aún más en él. “Vivimos en un siglo en el que, al menos para la mitad del mundo, fue imposible quedarnos en casa. Así que ahora suelo decir que el cine es mi hogar”, comentaría años después.
En Reminiscences of a Journey to Lithuania (1972), una de sus películas diarísticas más celebradas, Mekas consiguió cristalizar todas las vivencias de aquel viaje a Lituania. Pasarían veinte años hasta que regresara a su país, aunque ese segundo viaje lo realizaría de manera muy diferente. Cuando en agosto de 1989 la Cadena Báltica, una cadena humana que cruzaba Estonia, Letonia y Lituania, llamó la atención de la opinión pública internacional sobre las aspiraciones independentistas de estos tres territorios, entonces pertenecientes a la USSR, decidió grabar desde el salón de su hogar neoyorquino y con su cámara de vídeo doméstica todas y cada una de las crónicas y debates televisivos sobre ese histórico proceso que acabó desencadenando la caída de los estados soviéticos. El resultado, una obra de tintes operísticos de casi cinco horas de duración titulada Lithuania and the Collapse of the USSR (2008).
Seguir el periplo narrado en esta película no solo supone regresar a un momento clave de la historia del continente europeo en los estertores del siglo XX, sino que implica hacerlo a través de la mirada perpleja y obsesiva de Mekas en relación con aquel presente y con el futuro que se dibujaba en su país de origen a raíz de esos acontecimientos. En la columna No, My Friends, We Won’t Go Slow, publicada el 29 de marzo de 1990 en The New York Times, recordó que la independencia de Lituania iba más allá de proclamas nacionalistas: “Para Alemania, para Francia, para Japón, para Estados Unidos la guerra terminó en 1945. Pero no para Lituania”.
La película que narra ese proceso es, para el cineasta, “un drama griego clásico en el que los destinos de las naciones se modifican drásticamente por la voluntad inquebrantable de un solo hombre, una pequeña nación decidida a recuperar su libertad, respaldada por el Olimpo en su lucha contra la fuerza y el poder, contra lo imposible”.
La publicación de Transcript 04 44' 14". Lithuania and the Collapse of the USSR, obra póstuma de Mekas, fallecido en enero de 2019, permite enfrentarse a ese complejo largometraje. Detrás está la casa italiana Humboldt Books y Francesco Urbano Raggazi, nombre bajo el cual opera el dúo de comisarios artísticos Francesco Urbano y Francesco Raggazi. El tándem, responsable junto al artista Kenneth Goldsmith de que en la Biennale de 2019 Hillary Clinton se prestara a una performance artística en la que leía sus infames correos electrónicos por los que fue investigada por el FBI en 2016, comenzó a trabajar en el libro sobre Lithuania and the Collapse of the USSR por iniciativa del propio director. Ya habían colaborado en The Internet Saga, iconoclasta instalación presentada en Venecia en 2015 que indaga en las transformaciones mediáticas en el arte, pero Transcript 04 44' 14" posee un cariz más reflexivo.
“El valor histórico de esas imágenes era evidente”, afirman Francesco Urbano Raggazi en la introducción de Transcript 04 44' 14", ya que “algunas de estas imágenes no se pueden encontrar en ninguna parte, ni siquiera en los archivos de las cadenas televisivas que las emitieron”. Y señalan: “es uno los excepcionales guiones de Mekas”.
Y en verdad lo es, ya que el cineasta raramente escribía guiones de sus películas. Mekas simplemente filmaba. “Cuando pasas por lo que yo pasé, las guerras, las ocupaciones, los genocidios, los campos de trabajos forzados, los campos de personas desplazadas […] entonces ya no entiendes a los seres humanos. Nunca los he entendido desde entonces, y solo filmo, grabo todo, sin juzgar, lo que veo”, contaba. Para cuando los estados Bálticos empezaron a desafiar a un politburó en profunda crisis, Mekas estaba comenzando a familiarizarse con la tecnología digital, pero su metodología creativa no había cambiado: filmar para capturar el momento y después, más pronto o más tarde, montar y cohesionar ese cúmulo de imágenes y vivencias.
A pesar de que todo el material de Lithuania and the Collapse of the USSR se grabó entre 1989 y 1991, no fue hasta veinte años más tarde cuando esas imágenes acabaron viendo la luz bajo la forma, primero, de una instalación artística, presentada en noviembre de 2008 en la neoyorquina Maya Stendhal Gallery. Al cabo de pocos meses, ya bajo la forma de largometraje en cuatro episodios, la película iniciaba su recorrido en el circuito de festivales de cine independiente considerada una de sus películas más superlativas. Incluso hoy, sigue siendo una de sus obras más disruptivas, si no la más radical.Su carácter híbrido, que bascula entre el diario personal, la crónica política y el análisis discursivo de los medios, sin duda tiene mucho que ver. “El material con el que está formado la película ni siquiera es material de archivo, aunque pueda parecerlo”, apunta Urbano Raggazi. “Es un diario personal y político. Está la presencia de Jonas, los ruidos de su casa y de su estudio en el SoHo, sus hijos, su mujer, alguien que tose, la batería que está a punto de morir. Está la mirada de Lituania y la Unión Soviética desde Nueva York. Todo eso está en la pantalla".
Extracto del libro dedicado a Jonas Mekas Transcript 04 44' 14". Lithuania and the Collapse of the USSR / LES PRESSES DU RÉEL
Aparte de la intersección entre vida y cine indisociable de la figura de Jonas Mekas, la película da cuenta de la envergadura política que supuso que el Parlamento Lituano aprobara el 11 de marzo de 1990 la declaración de independencia de la URSS así como del dilatado alcance que tomaría esa decisión. En el filme, las noticias de ese día histórico aparecen muy tempranamente, alrededor del minuto 30. “Creo que vamos a ser testigos de mucha más agitación”, comenta Gregory Treverton, asesor de asuntos internacionales, adelantando el sentir de lo que estaba por venir.
El segundo y tercer tramo, de hecho, narran la escalada de tensión que se produjo en los meses siguientes entre el gobierno de Vytautas Landsbergis, el de la URSS y el de Estados Unidos, presionado para que se implicara sin tesituras en el proceso de independencia del país báltico. La película muestra ese tira y afloja en el tablero de la escenificación política. “Cualquier intento de coacción, intimidación o de intervención por la fuerza contra el pueblo lituano está destinado a ser contraproducente”, advertía casi inmediatamente George Bush al líder soviético Mijail Gorbachov ante la campaña de intimidación de la otrora URSS.
En mayo de 1990, la primera ministra lituana Kazimira Prunskiené viajaba a Washington para reunirse con Bush, en busca de la implicación de EE.UU. en el proceso: “El presidente me ha dejado lo suficientemente claro que sus motivos son y en general con la situación política mundial y el equilibrio de fuerzas a nivel mundial”. El ataque en enero de 1991 de las torres de televisión de Vilnius y la incipiente Guerra del Golfo toman el arranque del último tramo de la película, que, si bien obvia el Golpe de Agosto y las sucesivas independencias de Ucrania, Bielorrusia, Moldavia y Azerbaiyán, pone en escena el progresivo debilitamiento de Gorbachov ante una unión cada vez más fuera de control. El 17 de septiembre de 1991 marca el final de Lithuania and the Collapse of the USSR, fecha en que Naciones Unidas admitía entre sus miembros a Lituania, Estonia y Letonia, además de las dos Coreas y otros nuevos estados.
En total, la película aglutina en sus casi cinco horas a 130 personajes, más el cineasta y su familia, en un viaje mediático y doméstico que capta con heterodoxia, pero obsesivamente, un momento único de la historia reciente. El relato de Mekas, que es asimismo una reconfiguración del relato los medios de comunicación de Estados Unidos, revela también las modulaciones de las relaciones políticas, económicas y sociales entre Europa del Este y Occidente en aquella época, en un momento en que el ciclo de noticias 24/7 comenzaba a imponerse al calor de la agitación global. Por su parte, Doug Johnson, de News Channel 7, resumía ese momento clave sin demasiados miramientos, tal y como lo recoge Mekas: “Ya no existe el muro de Berlín. En realidad, ya ni existe la Unión Soviética. Así que es un nuevo mundo el que Naciones Unidas afronta cuando comienza su Asamblea General, en su 46ª sesión anual”.