El alma de un asesino en serie
La serie 'Reckoning' es un intento serio de ir mucho más allá del análisis del Hombre del saco y ese refiere a esa banalidad del mal de la que hablaba Hannah Arendt
20 junio, 2020 00:00Aunque ha pasado prácticamente desapercibida en la parrilla de Movistar, la serie Reckoning tiene su punto y no cede en nada a la hora de mantenerlo. Aunque hay en ella un asesino en serie, Reckoning, que podríamos traducir por Ajuste de cuentas, no es la típica historia morbosa sobre un demente que se dedica a matar mujeres para entretenerse, sino una especie de estudio pormenorizado de la mente de un serial killer, convirtiendo la propuesta en una mezcla de thriller tradicional y drama psicológico que avanza a ritmo pausado durante diez episodios (algunos lo calificarían de moroso) hasta llegar a un peculiar final abierto y a la frase “Sé que eres tú”.
No les diré quién pronuncia esa frase para evitar spoilers, solo que la suelta uno de los dos protagonistas, para los que la trama es prácticamente un mano a mano: sabemos desde el principio que el RRK (Russian River Killer) es uno de los dos; a media serie descubriremos cuál; hasta entonces, ambos acumulan las suficientes rarezas para resultar sospechosos: el inspector Mike Serrato (Aden Young, al que descubrimos en la serie de Sundance Rectify, interpretando a un tipo que lo han soltado tras 19 años en la cárcel, acusado de haber asesinado a su novia), un poli aparentemente obsesionado con el RRK, y Leo Doyle (Sam Trammell, el tabernero licántropo de True Blood), profesor y consejero espiritual en un instituto del pueblo californiano en el que transcurre la historia (aunque la producción es australiana y lo que pasa por California es en realidad Nueva Gales del Sur).
La banalidad del mal
Toda la trama gira en torno a estos dos personajes, aunque hacia la mitad se centra más en el RRK (tranquilos, no les diré quién es, por si se animan a verla), en su extraña mente, en su turbio pasado, en su previa condición de víctima, en su capacidad para compaginar una pulsión salvaje con una existencia aparentemente normal de padre de familia...Yo diría que Reckoning es uno de los pocos intentos rodados hasta ahora de ir al fondo de la cuestión con el tan comercial subgénero de los serial killers, frecuentemente presentados como el tradicional Hombre del Saco que sale de las sombras para eliminar a atractivas jovencitas. El creador de la serie, David Hubbard, apunta más hacia esa banalidad del mal de la que hablaba Hannah Arendt refiriéndose a los nazis: no hace falta ser siempre un monstruo para comportarse en ocasiones como tal.
Aunque el final de la serie deja la puerta abierta a una nueva temporada, su escaso éxito comercial parece alejar esa posibilidad, pues solo se alarga lo que funciona de maravilla. Tampoco hace falta. El final es abierto y ambiguo, pero el objetivo de la historia se ha cumplido y nos hemos asomado, como espectadores, a la mente (y el alma) de un asesino en serie bastante más complicado y verosímil que los Hombres del Saco a los que estamos acostumbrados. El autor parece haberse inspirado más en el Raskolnikov de la novela de Dostoievski Crimen y castigo que en el Freddy Krueger de la saga creada por Wes Craven Pesadilla en Elm Street. Y el espectador en busca de un acercamiento distinto al tema y que no busca una historia llena de sangre y sustos, sale claramente ganando.