La cabeza en llamas
'El incendio' es un drama psicológico en el que se analiza lo que subyace en un matrimonio aparentemente feliz, con un enorme David Tennant
13 junio, 2020 00:00Los británicos dominan como nadie el arte de la miniserie. Lo acabamos de volver a comprobar en Filmin con El incendio (Deadwater Fell), un drama psicológico con leves tintes de thriller que en solo cuatro episodios se asoma a lo más oscuro de la mente humana. La trama transcurre en un pequeño pueblo de Escocia en el que todos se conocen. Una noche, tras la celebración de una fiesta popular, el médico de la localidad, Tom (David Tennant, el protagonista de la excelente Broadchurch, junto a Olivia Colman), su mujer, Kate (Anna Madeley) y sus tres hijas pequeñas emprenden tranquilamente el camino a casa.
Unas horas después, esa casa está ardiendo y solo Tom consigue ser evacuado por su amigo, el policía Steve Campbell (Matthew McNulty). Kate y las niñas han muerto y Tom vuelve a la vida tras unos días en el hospital. Todo parece indicar que Kate, una mujer de carácter depresivo y con ciertos problemas mentales, asesinó a sus hijas y luego se quitó de en medio con sendas inyecciones de insulina. La dosis de su marido debió ser menor, ya que consiguió salvar la vida.
Pero las cosas no son tan sencillas como parecen. La extraña supervivencia de Tom empieza a levantar suspicacias, y el espectador se pasará el resto de la serie dudando acerca de quién mató a quién. En el ínterin, una serie de flashbacks nos explican la vida privada de la supuestamente feliz pareja, así como la relación entre el policía, su novia, su ex mujer y sus hijas, que tampoco está exenta de problemas. Pero nuestro principal foco de atención será Tom, ese hombre aparentemente normal y equilibrado que, también a base de flashbacks, resulta ser mucho más complicado de lo que nos imaginábamos.
Estudio profundo sobre lo que subyace en un matrimonio supuestamente feliz, El incendio solo puede considerarse un thriller desde una perspectiva exageradamente laxa. Hay muertos, sí. Y hay un culpable. Pero lo realmente valioso de esta historia escrita por Daisy Coulam es el retrato de unas mentes enfermas que consiguen disimular su condición de puertas afuera. Como es habitual, los actores están magníficos, pero cabe destacar la interpretación de David Tennant (no sé que haría la televisión británica sin él, francamente), inquietante, contenida, reflejando a la perfección la personalidad atormentada de un hombre que nunca acaba de sentirse a gusto en su piel.