La comisaria de la exposición 'Mujer x Mujer' Marisa Santamaría / IVF

La comisaria de la exposición 'Mujer x Mujer' Marisa Santamaría / IVF

Artes

Mujer x Mujer: Marisa Santamaría expone a quince diseñadoras españolas de hoy y de mañana

Las diseñadoras defienden una nueva tendencia, la sostenibilidad sistémica, en la que se integra la tradición más cálida con la tecnología

4 febrero, 2023 20:15

Este viernes fui a la inauguración de Mujer x Mujer, Nuevos tránsitos sostenibles. Es la segunda edición de una muestra colectiva de diseño contemporáneo, que tiene lugar en 2B space to be, espacio expositivo del estudio de arquitectura y diseño Moneo Brock, en Madrid. Como la anterior edición, reúne ejemplos de creación de objetos y espacios desde una perspectiva femenina.

Este año el proyecto Mujer x Mujer introduce el concepto de sostenibilidad sistémica. Se trata de quince piezas –unas de diseño industrial; otras, seriadas, en número corto; otras, finalmente, “únicas” o “on command”--, de otras tantas autoras. Las piezas parecen de una solvencia creativa e interés altísimo, como no podía ser menos siendo la comisaria de la exposición Marisa Santamaría, una exquisita investigadora en diseño contemporáneo, organizadora de mil eventos y experimentos relacionados con la disciplina, y personalidad bien conocida en el mundo del diseño en Madrid, Valencia, Barcelona, Milán, París… y hasta en Pekín.

Pude hablar con ella unos minutos sobre el concepto “en tránsito”: creo, me dijo, que responde al espíritu de los tiempos; aunque la idea y la sensación de tránsito sea condición consustancial y constante de la naturaleza humana y de su aventura en el Tiempo, en el siglo XXI esa percepción se ha acentuado, todos sentimos que estamos en un mundo cambiante y en tránsito hacia algo desconocido, y además a enorme velocidad.

Imagen de la exposición 'Mujer x Mujer'

Imagen de la exposición 'Mujer x Mujer'

Es verdad. En cuanto al acento en la autoría exclusivamente femenina: según Santamaría, a las mujeres en la profesión todavía les cuesta hacerse ver o dejarse ver. Desde luego, aclara, no es por culpa de los compañeros varones o de un ninguneo por parte de los medios de comunicación, sino una dinámica de las mismas mujeres, una tendencia a no dejarse ver tanto, a quedarse a un lado. Reunirlas, como se hace aquí, invita a dar un vuelco importante a la hora de mostrar cómo se está trabajando ahora. También es una ocasión para conocerse,  incluso empiezan a colaborar entre ellas y se establecen vínculos mutuamente beneficiosos.

Tradición y tecnología

El elemento en común entre las 15 autoras de esta edición es que todas siguen procesos que empieza con una experimentación previa con los materiales, desde el reciclaje y los residuos, pero también desde la tecnología. La mayoría de ellas imprime en 3D, aplican color con láser, o utilizan el diseño digital o virtual de forma muy fluida… o sea, que prestan mucha atención a las tradiciones y a la artesanía pero sin dejar de lado las nuevas tecnologías.

La mayoría de las quince trabajan desde periferias: desde ámbitos rurales, incluso de aldeas, o de la periferia de las ciudades. Ya España no es un país que destaque especialmente por su industria del diseño. Y dentro de España, la misma Madrid, sostiene Santamaría, es una periferia respecto a las ciudades grandes del diseño, que son Barcelona y Valencia, aunque esto está también evolucionando mucho, en tránsito, porque hoy se puede estar trabajando desde cualquier lugar para el mundo.

Mencionaremos ahora algunos ejemplos de esta dinámica periferia-mundo practicada por las participantes en la exposición: 

Gema Gutiérrez: ayer precisamente estaba recibiendo el premio Oro de diseño nacional alemán, por un espacio que ha diseñado en Milán. La esencia de ese espacio es la roca natural, diferentes descartes de mármol. Y lo que genera en sus interiores y en sus objetos es una ambientación muy potente. En Mujer x Mujer presenta una serie de prototipos que se convertirán en apliques de luz.

Helena Rohner: está produciendo industrialmente unas mesas –mediante la empresa vasca Ondarreta, fábrica de diseño español regida por dos hermanas, segunda generación de propietarias--, la colección UDA, en que el material parece piedra pero está hecho con un proceso de reciclaje especial de botellas de plástico.

Desde una minúscula aldea gallega Inés Rir está experimentando con la tradición del tejido de la lana merina y teje también con tecnología 3D. Movilizando a otras mujeres del campo. Así llega a unos acabados de otra dimensión. Lo percibimos de forma distinta. Al mismo tiempo trabaja en todo el mundo, desarrollando proyectos. 

Marina Fernández Ramos: desde el año 2013 hace tejidos con las tejedoras locales de los pueblos del extremeño valle de La Vera. Se trata de unas telas muy coloristas que procuran sombra en verano a las calles de diferentes pueblos expuestos a un sol inclemente. Para esta confección Fernández Ramos reutiliza plásticos. Es el clásico proyecto donde se moviliza a las mujeres locales, constituyen pequeñas comunidades de trabajo y luego resultan un producto beneficioso no solo para dar sombra sino para aportar a los pueblos un entorno original y precioso.

Ima Bermúdez es una profesional muy conocida, premio Nacional de Diseño de este año, diseña para IKEA y otras grandes empresas multinacionales pero lleva muchos años trabajando sobre materiales rústicos y tradicionales en una zona rural de Valencia. En Madrid presenta unas alfombras que recuperan tradiciones ancestrales. El efecto es muy interesante, porque al aplicar a esa tradición los códigos de innovación contemporáneos se proyecta el pasado hacia el futuro y se genera un impacto muy especial.

El lector habrá advertido que en todos estos trabajos hay un hilo común, un hilo que Marisa Santamaría detectó hace ya unos años y que explica así: “Desde la crisis del 2008 hay en el diseño una evolución muy clara hacia la autoproducción. Hay producciones menores que conectan de manera muy directa con la sensibilidad de las personas. Apareció entonces la necesidad de la artesanía, y sobre todo después de la pandemia está creciendo la necesidad, o el deseo, de rodearse de objetos en los que se note la mano humana, incluso aunque sea mediante las imperfecciones.

Ésta es una tendencia global. Se busca calidad y calidez al mismo tiempo. La tecnología nos envuelve y envolverá cada vez más, pero a la vez el ser humano necesita más conexión con materiales y superficies como el barro, la roca, todo tipo de tejidos naturales. El diseño ya no se ocupa de crear, por inercia, otro modelo de silla o una nueva colección. Ahora tiene una vinculación mayor con las personas y, por supuesto, con el medio ambiente”.