Marjane Satrapi: “Es muy fácil decir que alguien es un monstruo"
Con la publicación del primer volumen de 'Persépolis', su cómic autobiográfico sobre su infancia y juventud en Irán, Marjane Satrapi es ya una leyenda del cómic
14 febrero, 2021 00:00Marjane Satrapi (Rasht, Irán, 1969) no tiene pelos en la lengua. Hija de una familia progresista de Teherán, sus padres la enviaron a estudiar a Europa --primero a Viena y después a París-- para que escapase de la opresión del régimen islamista, y desde entonces ya no ha vuelto a su país. Su primer trabajo, Persépolis (2000), una novela gráfica donde narra sus recuerdos de infancia en Irán después de la Revolución de 1979, la convirtieron en un referente del cómic europeo. Más tarde, con su posterior adaptación al cine, se estrenó como directora de cine. Su motivación, sin embargo, sigue siendo la misma: defender las libertades, especialmente la de las mujeres. Prueba de ello es que cuando hace dos años le pusieron sobre la mesa el guión de una película sobre la científica polaca Marie Curie, no dudó en decir que sí.
“Marie Curie, igual que yo, fue una inmigrante en París y educada para ser una mujer independiente”, comentó Satrapi en una charla online realidada durante el Hay Festival de Medellín el pasado enero. “Pero lo que más me gusta de ella”, remarcó, “es que fue un genio, con todo lo que implica ser un genio: no ser una persona fácil con quien convivir. Y mientras a los hombres se les perdona fácilmente este detalle --“son genios, ya se sabe, gente muy difícil”-- las mujeres tienen que estar siempre guapas y ser amables, o llevar bien el pelo”.
Trailer de la película Persépolis basada en la novela gráfica de Marjane Satrapi / VÉRTIGO FILMS
Si hay algo que irrita a Satrapi, es que los medios de comunicación traten a las mujeres --no solo a las iraníes-- de víctimas, de “ay pobres”. “De acuerdo, las leyes no están de nuestro lado, pero eso no significa que no nos defendamos. Somos luchadoras, precisamente porque desde pequeñas sabemos que nadie nos va a regalar nada”, dijo.
Mujeres un poco 'malas'
Según Satrapi, en un mundo donde los hombres siguen fijando las normas, las mujeres tienen que ser un poco “malas” y “menos apologéticas”, porque “si somos demasiado dulces, no nos sirve. Para llegar lejos hemos de ser un poco mal educadas”, añadió la artista franco-iraní, que no tiene problemas para definirse como una persona de carácter fuerte y un poco asocial.
“Soy una persona muy solitaria. Me gusta trabajar por mi cuenta. Por eso, cuando una amiga me propuso hacer una adaptación cinematográfica de Persépolis me pareció una mala idea, pero luego pensé: eres tonta, vas aprender algo nuevo y te van a pagar”, recordó. “Fue más la curiosidad lo que me llevó a hacer cine. Pero así descubrí que la colaboración, trabajar con otras personas, era guay. Con pasión y colaboración se pueden hacer cosas más grandes”, reconoció.
Publicado en el año 2000, Persépolis narra varias anécdotas de su infancia y juventud tras la revolución islamista (que al principio su familia apoyó) aunque Satrapi ha repetido en varias ocasiones que no pretendía ser una autobiografía. “Mi propósito era contar la historia de Irán a través de mi propia historia, con mi nombre, para no parecer una socióloga o una historiadora. Solo soy una persona que nació en un tiempo y lugar concreto y fui testigo de algo”, explicó en la charla del Hay Festival. Y lo que pasó es que “un sueño se convirtió en pesadilla y luego en infierno”, explicó.
El hecho de instalarse en París la ayudó a tomar distancia de lo sucedido. “Al principio estaba llena de rabia y ganas de venganza, usaba la misma retórica de los que yo odiaba, así que tuve que parar. ¿Cuál era la diferencia entre ellos y yo, si ellos también trabajaban desde las emociones?”, comentó, en referencia al régimen fundamentalista. Y añadió: “Es muy fácil decir que alguien es un monstruo, pero nadie nace siendo un monstruo. Lo importante es darse cuenta y tratar de averiguar por qué alguien se ha convertido en un monstruo. Y así, entendiendo la situación, es como paras de crear monstruos”, añadió Satrapi.
Esfuerzo para convivir
Para la ilustradora, no hay duda que ser emocional solo es bueno en el amor, en la política genera fanáticos. Y, lamentablemente, siempre seremos los no-fanáticos los que tendremos que hacer el esfuerzo para convivir: “Los fanáticos son por definición estúpidos, por eso se convierten en fanáticos: se activan cuando aprietas el botón emoción. No se puede combatir el fanatismo con guerra, tienes que luchar con tolerancia: ellos no nos entienden, pero nosotros a ellos sí, porque tenemos cerebro”, concluyó.
Según Satrapi también es importante entender que “el enemigo de la democracia” no es solo una persona --Jomeini, Trump, Putin...-- sino la cultura. “Mira Rusia, hicieron la revolución en 1917 pero el zar sigue allí, se llama Putin. Porque la cultura no ha cambiado.. Y se tarda mucho en lograr eso”, comentó.
También explicó el choque cultural que supuso la llegada de la minifalda a Irán, en 1960, a pesar de estar bajo el régimen “modernizador” del Sha: “La minifalda llegó a Occidente después de la revolución sexual y la independización de la mujer, pero a Irán llegó cuando la mayoría de la sociedad aun creía que las mujeres debían llegar vírgenes al matrimonio. Había solo una apariencia de modernidad”.
¿Cómo deben vestir las mujeres?
La cultura de una sociedad, según Satrapi, se cambia despacio, y el peor obstáculo son las tradiciones que ella detesta. Sin embargo, es crítica con cualquier intento de restringir las libertades de cada uno, como por ejemplo, las propuestas de leyes para prohibir el velo en Francia. “A mí no me gusta el velo. Pero no voy a obligar a nadie a no llevarlo porque a mi no me guste. Libertad es poder vivir de acuerdo con mis propias creencias, lo que me gusta para mí”, dijo. “Además, ¿qué hay de los hombres? ¿por qué la sociedad siempre nos dice cómo las mujeres tienen que vestir? ¿No pueden dejarnos en paz?”, se rió.
Satrapi admite que a veces le gustaría haber nacido hombre y medir dos metros, porque lo que más le gusta del mundo es caminar de noche por París y, siendo mujer, le da miedo. Sin embargo, no le gusta hablar mal de los hombres. En Irán fueron precisamente sus amigos hombres los que la animaron a volcar su vida en viñetas. Así que a todas las mujeres que sueñan con ser artistas, les aconsejó: “olvídate de que eres una mujer, dite a misma lo que quieras decirte, y en el momento que salga de ti, creará una reacción. A algunos les gustará, a otros no. Y no pasa nada”, concluyó.