El antropólogo José Masilla, en una imagen de archivo / CG

El antropólogo José Masilla, en una imagen de archivo / CG

Artes

"Airbnb hace negocio con lo más íntimo que tienes: tu casa"

El antropólogo José Mansilla habla sobre la pugna ayuntamiento-Airbnb: "Barcelona está en conflicto y debe ganarlo lo público"

9 febrero, 2017 00:00

"Airbnb hace negocio con lo más íntimo de las personas: tu casa". Esta es una de las tesis que desgrana José Mansilla, antropólogo y miembro de dos grupos de investigación sobre el conflicto urbano de la Universidad de Barcelona (UB), del Instituto Catalán de Antropología y de Grecs, observatorio centrado en la exclusión y el control social. En conversación con Crónica Global, analiza el último choque entre Airbnb y el ayuntamiento de la capital catalana.

-Pregunta. ¿Airbnb provoca algún efecto sobre los barrios?

-Respuesta. El punto de partida es muy complejo, porque las ciudades lo son. Pero sí, genera un efecto.

-¿Cuál es?

-La gente tiene derecho a sobrevivir en el medio urbano. Meter a gente en tu casa es algo que siempre se ha hecho. Alquilaré a un estudiante para ganar algo, se decía antes. El gran cambio es que ahora alguien, sea Airbnb u otra plataforma, intermedia en ello.

-¿Qué diferencia hay? ¿No es lo mismo? Yo alquilo a un estudiante y aquel a un turista...

-No. En el momento en el que interviene Airbnb, se generan intereses distintos. La plataforma tiene interés en aumentar su cuota de mercado, por lo que presiona sobre la oferta. Al presionar sobre un pool de viviendas escaso, contrae la oferta, intenta aumentar la demanda y hace que los precios del alquiler aumenten.

-Entonces, no es culpa de Airbnb, sino de la escasez de vivienda de alquiler.

-En parte. A diferencia de otras ciudades como Viena, Barcelona tiene un parque de alquiler reducido. Las Administraciones, además, han dejado que sea el mercado el que lo gestione. Cuando alguien intenta que esa bolsa aumente en rentabilidad, crecen los precios.

-¿Cómo aumenta rentabilidad?

-Airbnb o sus rivales presionan sobre una oferta escasa. Hacen que la gente extraiga renta de su bien más íntimo: su casa. Ello distorsiona un sector que debería estar muy cuidado por las Administraciones, que es el de la vivienda.

-Frecuentemente se dice que parte de la clase media no llegaría a fin de mes sin alquilar una habitación.

-Y es lícito. Pero tengamos claras las causas. El núcleo de esto es la retirada del Estado en los años 70. Se apartan las Administraciones de la sanidad, educación y vivienda, y las dejan en manos del mercado.

-¿Y las consecuencias?

-Podemos aislar cuatro: concentración de la vivienda; efectos sobre la vida vecinal en los puntos más saturados; el cambio de uso de la ciudad: ahora será un espacio de negocio y no de convivencia, y la idea de que el turismo no genera externalidades.

-¿Qué efectos genera el turismo sobre una ciudad?

-Según Airbnb, pocos. La plataforma genera un discurso pseudoprogresista, edulcorado. El de integrarse en los barrios y vivir como un vecino más. En realidad, esconde las consecuencias colaterales: la gentrificación, expulsión de los vecinos. 

-(...)

-Como la admisión de que Ciutat Vella está saturada. Hasta la web lo reconoce. Y aporta como solución la limitación de propiedades. Pero ese no es el debate. La idea que debemos tener clara es, ¿queremos convertir las viviendas en commodities?

-Que sean pisos turísticos legales, ¿lo solucionaría?

-No. Porque no atacaría la raíz del problema. La vivienda como derecho básico sometido a los vaivenes del mercado. Con escasa intervención pública. Y, además, con el espacio más íntimo, los pisos, en los que se produce la reproducción social, como negocio.

-¿Qué sucede si la gente decide que ese negocio le es beneficioso?

-Que hay barreras de entrada. Que sólo pueden alquilar algunos, los que se lo pueden permitir.

-¿Es necesario multar a Airbnb? ¿Por qué judicializar la relación entre ayuntamiento y el portal?

-Se judicializa porque hay una infracción administrativa. Y una parte la recurre y acaba en el juzgado. La excusa de la judicialización es un argumento espurio para evitar la regulación, que es lo que las grandes empresas quieren. Que el Estado, o el ayuntamiento, no intervenga.

-Airbnb ha llegado a acuerdos con muchas ciudades. ¿No es posible entablar un diálogo en positivo en Barcelona?

-La plataforma ha llegado a acuerdos porque ha sido forzada u obligada por lo público. No ha sido por principios o voluntad propia.

-El Peuat no recoge la figura del 'homesharing', o compartir casa, que practican una buena parte de los usuarios de Airbnb. ¿Hemos perdido una oportunidad?

-El Peuat, con sus carencias, es un paso adelante en la regulación de la oferta turística en la ciudad. Seguro que no ha contentado a todo el mundo, pero ha cumplido su cometido, que es apuntalar el dominio de lo público sobre lo privado.

-¿Hay un conflicto entre ambos campos?

-Evidentemente. La ciudad es un espacio de conflicto. Quitémonos de la cabeza la idea de esa ciudad apacible en la que todo el mundo vive en armonía. Hay choque de intereses, y algunos ganan y otros pierden. Y la batalla de Barcelona debe ganarla lo público.