¿La torre más alta del mundo en Barcelona?

¿La torre más alta del mundo en Barcelona?

Historia

No es la Sagrada Familia: este es el edificio de Cataluña que fue el más alto del mundo

Los barceloneses anunciaban a los foráneos que lograron esa proeza en la Edad Media

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El ser humano lleva años queriendo desafiar las leyes de la naturaleza, desafiar a los dioses y queriendo conquistar el cielo, lo imposible. La misma Biblia da fe de ello cuando habla de la Torre de Babel, aquella con los hijos de Moisés, tras el diluvio universal quisieron construir un edificio que llegara hasta el cielo. Un desafío que fue respondido por Dios, haciendo imposible el entendimiento entre las personas que vivían allí y siguieron con el proyecto. No fue el primer desafío a los dioses. Prometeo y Sísifo también fueron castigados por ello.

Más allá de eso, la voluntad de seguir construyendo hacia lo alto ya es una realidad y un hecho posible, que no desafía a nadie, ni tiene la voluntad de alcanzar el cielo. De hecho, para algunos arquitectos, los rascacielos de decenas de pisos son la única alternativa a la falta de espacio de las ciudades y de la crisis habitacional. Pero antes que fueran posibles, ya había torres altas de defensa que se elevaban a centenares de metros para vigilar que ningún enemigo accediera al territorio.

Torres de defensa

Las torres de guatlla o de vigilia, en catalán, vienen a ser esto. Hay varias repartidas por el mundo, ya que en la Edad Media las guerras eran todavía más constantes. Cataluña no se queda atrás. Fue un territorio muy disputado. Desde los griegos a los romanos pasaron ya por aquí, construyeron sus ciudades, con sus respectivas murallas de defensa. Luego vinieron los musulmanes, las cruzadas y demás.

En esa época, fue donde más se construyeron este tipo de edificios. Uno de ellos llegó a ser considerado el más alto de todo el mundo. Y estaba en Barcelona. Al menos, de eso alardeaban los barceloneses.

El mirador del ret Marti

El palacio real del barrio gótico, justo al lado de la muralla, tenía una torre de forma rectangular y grandes arcos como ventanales, que sorprendía a todo el mundo por su tamaño y su original composición.

Para poner en contexto, era el año 1555 cuando eso sucedía y una torre de más de 200 metros hecha de piedra causaba más que impresión. Y más cuando allí vivía gente de gran poder.

El palacio real de Barcelona

El Palau Reial Major fue hogar de los condes de Barcelona y posteriormente de los reyes de la Corona de Aragón. Su origen se remonta a la época visigoda y evolucionó a lo largo de los siglos IX al XV, reflejando en su estructura los cambios políticos y artísticos de la ciudad. 

El palacio original, conocido como el Palacio Condal, data de los siglos IX y X y fue reconstruido en estilo románico tras ser saqueado por Almanzor en el año 985. Durante el reinado de Jaime I, el edificio adquirió importancia política y fue ampliado para albergar cortes y eventos oficiales, además de incluir patios interiores y estancias decoradas con elementos góticos. Más tarde, bajo el reinado de Pedro el Ceremonioso, se añadió el Salón del Tinell, una impresionante sala de arcos diafragma que se convirtió en uno de los espacios más significativos del complejo.

Además del mirador, otro elemento destacado es la capilla de Santa Ágata, construida en 1302. Combina arquitectura de estilo gótico y románica y su tribuna elevada, destinada a los reyes, y  su torre octogonal ya dan fe del esplendor del palacio en la Edad Media, que fue a más. 

En el siglo XV, el palacio se amplió con jardines y un paso elevado hacia la catedral, evidenciando la relación entre la monarquía y la iglesia, quienes ostentaban el poder político y religioso en la ciudad. Pero si algo brilla por encima de todo es el llamado mirador del Rei Martí, la que fuera el edificio más alto del mundo.

El mirador

Este mirador se erigió en 1555. Tenía y tiene la altura de cinco pisos que se elevaban sobre una altura de otros cinco. En aquella época lo más parecido era la torre Vittoria en Como (Italia) o las torres de la población toscana de San Gimignano, lo que les hacía creer a los barceloneses que era el edificio más alto del mundo.

Vistos los libros de historia cuesta de creer. La catedral de Santa Sofia en Estambul o la catedral de Santiago. ¿Aires de grandeza de los reyes? ¿De los barceloneses? Ellos así lo vendían y así lo sintieron.

Una torre particular

Lo que no se puede negar es que su construcción es más que curiosa. La torre es literalmente un mirador. Nunca fue concebido para alojar a nadie, sino para avistar. No hay puertas, es una atalaya para ver si se acercan los enemigos. Pero, además, tiene otra función.

Las grandes arcadas no sólo sirven para tener un amplio mirador, también para dejar pasar el aire. De hecho, servía a modo de aire acondicionado. Pero claro, los datos parecen cuestionar las teorías de los barceloneses.