La iglesia medieval del siglo XIV oculta en una cueva de Cataluña: fue hospital durante la Guerra Civil
En esta pequeña ermita se reza a una virgen para evitar la sequía y el calor
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En un país de tradición católica como España, las iglesias no faltan. Cataluña no es una excepción, además, siempre ha tenido una estrecha relación con la Iglesia. Escoger una como la más bonita, linda, espectacular o lo que sea es difícil. Y cada una tiene su historia, a cuál más curiosa.
Una de las que tiene una historia y una ubicación particular es la Ermita del Remei de Flix. En el pueblo famoso por la cercanía con la central nuclear, se alza una capilla alejada del pueblo y metida dentro de una gruta. Pero que nadie espere una cueva en sí misma, sino un agujero en la montaña. Este es uno de los principales atractivos de la iglesia, este ejemplo de arquitectura enclavada en la naturaleza.
Una virgen para el campo
La historia, por eso, también es interesante, porque la Ermita del Remei está envuelta en leyendas y devoción popular. Según la tradición, fue el ermitaño Dionís quien, hacia el año 1600, edificó un santuario inicial para venerar una imagen de la Virgen que ya se adoraba en la iglesia parroquial de Flix.
Lo curioso es que la virgen adorada era María, no se llamaba Remei, pero por consenso popular se estipuló que la ermita se consagraría a la virgen de los Remedios. De hecho, tenía sentido por la actividad de la zona. Esta virgen es a la que se venera para evitar el calor y para proteger los campos de la sequía.
La historia de la ermita
La historia de su construcción es algo más corriente. Como muchas iglesias, este lugar sagrado pasó por varias etapas de destrucción y reconstrucción, siendo destruido el original románico durante la Primera Guerra Carlista y reconstruido en el siglo XIX, cuando también se añadió un edificio para albergar al ermitaño y a los devotos. Pero lo destacado es su ubicación.
La ermita fue erigida originalmente en la Edad Media, entre los siglos XIII y XIV, pero no en cualquier lugar. Desde sus inicios, el templo se encuentra parcialmente excavado en una gruta natural bajo un saliente rocoso. De hecho, al llegar allí se puede ver esta apertura superior de la gruta que parece rodear la iglesia.
Dónde está
A los lugareños no les importó, la devoción era tal que caminaban los seis kilómetros que la separan del pueblo y accedían a la gruta, pasara lo que pasara. El problema fue que, con el tiempo y el creciente fervor de los habitantes de Flix por la imagen de la Virgen del Remei se tuvo que llevar a cabo la construcción de un templo más amplio y digno. Eso sí, mantuvo como baldaquino natural la roca de la cueva. Y así se mantiene.
En el siglo XX, la ermita también fue protagonista de la historia de España. La más trágica. Más allá de ser un espacio de culto, esta pequeña ermita jugó un papel crucial durante la Guerra Civil.
De ermita a hospital de guerra
Durante la contienda sirvió, este santuario del Remei, sirvió como hospital de sangre para los heridos en la Batalla del Ebro. Frente a su plaza se encuentra una fosa común con soldados anónimos, recordatorio silencioso de los tiempos de guerra.
Sobre su estructura y composición, la Ermita del Remei es un templo de una sola nave con un ábside cuadrado integrado en la roca natural de la zona. Está cubierta por una bóveda de cañón con lunetos, destacando una cúpula esférica sobre tambor y pechinas en la zona cercana al presbiterio.
Cómo es
La roca original de su emplazamiento también está presente, atraviesa el presbiterio, fusionándose con la estructura arquitectónica. Los pilares cuadrados con capiteles compuestos sostienen las bóvedas, mientras que el templo se ilumina con vitrales de colores situados en la cúpula y los muros laterales.
La fachada principal, rebozada y blanqueada, tiene un portal rectangular de piedra, con un entablamento decorado y un campanario de espadaña en lo alto que la hace lucir imponente en la gruta. A eso se le suma la preciosa cúpula exterior cubierta de teja y de forma octogonal.
Junto al templo, integrado en la roca, se encuentra una pequeña capilla de planta cuadrada con una entrada de medio punto. La construcción combina piedra y mortero de cal, y sus acabados destacan por su sencillez y armonía con el entorno natural.
Más allá de que la cueva no sea lo que uno imagina, la ermita sí se mantiene lejos del pueblo, concretamente a unos seis kilómetros al norte de Flix. Eso sí, es accesible por la carretera C-233 y siguiendo el desvío del Racó de l’Ermita.
Cuándo visitarla
Aunque permanece cerrada la mayor parte del tiempo, abre sus puertas los domingos y celebra actos tradicionales como el Aplec del 25 de marzo, la reunión sardanística del primer lunes de octubre y celebraciones pascuales. Estas fechas son una oportunidad única para descubrir este santuario singular y su historia.
Cómo llegar
Llegar a la Ermita de la Mare de Déu del Remei desde Tarragona toma una hora y 20 minutos. Se va por la carretera C-12 en dirección a Flix hasta llegar al pueblo. Allí se debe seguir la carretera C-233 hacia el norte durante unos 6 kilómetros. Luego, en el desvío señalizado hacia el “Racó de l’Ermita”, se accede al camino que lleva directamente al templo. El último tramo es una carretera secundaria.
Partiendo de Barcelona, el viaje ya es de dos horas y diez. Se toma la AP-7 en dirección sur hasta la salida 34 hacia Lleida/Tarragona, conectando luego con la C-12 hacia Flix.