Hay una conexión directa entre Antonio Gaudí y uno de los pueblos más bonitos de Cataluña. Apenas se comenta, aunque si uno indaga en publicaciones especializadas o se habla con expertos en la obra del genio modernista uno puede dar con ello.
El arquitecto de Reus fue conocido por su innovación y visión en el uso de materiales, en darle un uso distinto, peculiar, original, en definitiva, único. Eso lo hizo con las cerámicas y el trencadís e incluso con los cristales de una botella de champagne que están incrustados en una de las chimeneas de la Pedrera. Eso sin contar con las formas que supo darle al hierro forjado.
Otro de los materiales a las que dio usó fue el cobalto. Este mineral lo usó en varios de sus edificios, pero en uno cobra más importancia. Tal vez, porque tiene una procedencia muy particular. Y porque ahora este lugar forma parte del Patrimonio de la UNESCO. Hablamos de la Cripta de la Colonia Güell.
En este templo religioso de las afueras de Barcelona lucen dos imponentes columnas que sujetan esa bóveda de forma única. Estas columnas tienen una denominación de origen casi y es que el cobalto empleado para darles forma procede de las canteras de Castellfollit de la Roca.
De dónde sale el cobalto de Gaudí
Sí, ese lugar tan particular, conocido por estar emplazado en un tremendo acantilado, también es conocido porque se erige sobre un terreno rico en cobalto, mineral que fue muy usado en el pasado. Gaudí no dudó en acudir allí.
La cantera, ahora ya cerrada, de Castellfollit de la Roca dio origen a esta joya arquitectónica. Una excusa más para visitar este lugar tan increíble de las tierras catalanas.
Dónde está
Situado en la comarca de la Garrotxa, este pequeño pueblo esconde una combinación única de belleza natural, historia y geología que lo ha convertido en uno de los destinos más fascinantes de la región. Lo que diferencia a Castellfollit de la Roca de otros lugares turísticos no es solo su atractivo visual, sino también su sorprendente formación natural, resultado de la actividad volcánica de hace más de 200.000 años.
En la Garrotxa, la región con mayor concentración de volcanes de toda Cataluña (aunque todos ya están inactivos), se encuentra este pintoresco pueblo. Ubicado en lo alto de un acantilado de roca basáltica, Castellfollit de la Roca es una parada obligatoria para aquellos que desean explorar el Parque Natural de la Zona Volcánica de la Garrotxa, uno de los principales exponentes del paisaje volcánico en la península ibérica. Este parque natural, con más de 40 conos volcánicos y 20 coladas de lava, ofrece un entorno inigualable para los amantes del senderismo y la naturaleza.
La imagen de Castellfollit
El distintivo perfil de Castellfollit de la Roca, con sus casas aparentemente suspendidas sobre un precipicio de unos 50 metros de altura, es una imagen icónica que no deja indiferente a nadie. Este risco basáltico se formó a partir de antiguas erupciones volcánicas y la posterior erosión de los ríos Fluvià y Toronell, creando una plataforma natural que hoy sostiene al pueblo. Desde este mirador natural, los visitantes pueden disfrutar de vistas panorámicas de los valles y montañas circundantes, un espectáculo que combina la belleza de la geología y la arquitectura.
El campanario de la iglesia de Sant Salvador, construido en el siglo XIII, se alza sobre las casas, marcando el horizonte del pueblo. Esta estructura es uno de los símbolos más reconocibles de Castellfollit de la Roca, y su presencia destaca aún más en la fotografía desde cualquier punto del mirador. La iglesia ha sido reconstruida varias veces a lo largo de su historia debido a desastres naturales y conflictos, pero su resiliencia refleja el carácter indomable del lugar y sus habitantes.
Qué ver
Más allá de su impresionante geografía, Castellfollit de la Roca es un lugar que ha sabido mantener su esencia medieval en sus calles empedradas y plazas, como la plaza de Josep Pla, que se ha convertido en un punto de encuentro para turistas y locales. La utilización de la roca basáltica, no solo en sus estructuras, sino también en sus calles, le da al pueblo un aspecto que recuerda a la época medieval y a la arquitectura que Antoni Gaudí usó en el Park Güell.
Uno de los aspectos más destacados de esta localidad es su oferta gastronómica y cultural. El Museo del Embutido es una parada esencial para los amantes de la gastronomía, donde se puede conocer el proceso de elaboración de uno de los productos estrella de la región. Además, el Museo del Vietnam es otra visita peculiar que sorprende a los visitantes con su colección dedicada a la historia y los acontecimientos de esta guerra.
Un entorno único
Para quienes desean prolongar su estancia y explorar más a fondo la naturaleza que rodea Castellfollit de la Roca, las rutas de senderismo que parten desde el pueblo son una excelente opción. Estas rutas llevan a los visitantes a través de los senderos del Parque Natural de la Zona Volcánica de la Garrotxa, una región que abarca alrededor de 11 municipios y se extiende por unas 15.000 hectáreas. Encinares, robledales y hayedos conforman un paisaje único que cambia con las estaciones, ofreciendo siempre un espectáculo natural.
El acceso a estas rutas es fácil y están diseñadas para todos los niveles de experiencia, lo que permite a cualquier visitante disfrutar del aire libre y de la tranquilidad del entorno. Desde aquí, es posible explorar otros pueblos cercanos como Olot, conocido por sus volcanes, y otros parajes naturales que amplían la experiencia de estar inmerso en una de las zonas más verdes de Cataluña.
Qué comer
Ninguna visita a Castellfollit de la Roca estaría completa sin disfrutar de su oferta gastronómica. Restaurantes como Ca la Paula, en la plaza Sant Roc, ofrecen platos tradicionales de la cocina mediterránea con un toque local, perfectos para recargar energías después de una caminata por el parque. Por otro lado, el restaurante Mont Roc, situado en las afueras del pueblo, destaca por su cocina casera y tradicional que deleita a todos los que lo visitan.
Para los más golosos, Cal Tuset es una parada obligatoria, un paraíso para los amantes de los dulces con una amplia selección de magdalenas y otros postres que no dejan indiferente a nadie. Este lugar se ha ganado la reputación de ser uno de los mejores en la región para llevarse un sabor dulce del Empordà de regreso a casa.
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