No es la Capadocia: la iglesia del siglo XVI oculta entre las montañas de Tarragona tiene unas vistas de infarto
- Este rincón de Cataluña es el preferido para los aficionados a la escalada y el senderismo
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Tal vez alguien haya leído el titular y pensado en una zona de Cataluña ideal para subirse a un globo y tener una vista increíble de una zona rocosa, como pasa en la Capadocia turca. Bien, aquí no llega a tanto, tampoco hay gente que vive en cuevas, pero sí que el pueblo está directamente incrustado entre las rocas de allí que algunos establezcan esta relación.
Este rincón desconocido de Tarragona se llama Margalef, un pequeño pueblo de apenas 106 habitantes que se esconde entre las montañas y nos sorprende con una iglesia del siglo XVI con vistas impresionantes. Tanto que los influencers tratan de acercarse allí para hacer sus videos de viajes.
Dónde está
Lo cierto es que la potencia de la zona puede eclipsar este rincón de Cataluña. Margalef de Montsant se encuentra precisamente en un entorno famoso por sus viñedos, aunque la montaña que lleva su nombre y la sierra de Llena, no le tienen nada que envidiar.
El pueblo se extiende a lo largo del valle del río Montsant, en un desfiladero que dibuja las calles del lugar. El atractivo de este pintoresco lugar es precisamente este, su ubicación y su arquitectura.
Casas entre las rocas
Las casas están construidas literalmente en la roca, como si fueran una extensión natural de la montaña, uniendo perfectamente arquitectura y paisaje. Recorrer sus calles es descubrir cómo la historia y la naturaleza se dan la mano para crear un entorno realmente singular.
Una de sus vías más curiosas es la calle Les Covetes, donde las casas parecen sostenerse sobre una base rocosa que les da un aire misterioso. Ya en el centro, el edificio más destacado del núcleo urbano es la iglesia de Sant Miquel, de estilo neoclásico y construida en el siglo XVIII.
Una iglesia encajonada
Pero sin duda, lo que más llama la atención es la ermita de San Salvador, una joya del siglo XVI situada bajo una roca, a unos tres kilómetros del pueblo. Esta iglesia no solo ofrece unas vistas espectaculares del entorno, sino que también es un testimonio del ingenio de quienes la construyeron, integrándola perfectamente en el paisaje montañoso.
Se trata de una ermita cuyos orígenes se remontan a la Edad Media. Se calcula que es del siglo XVI cuando los edificios eclesiásticos se ubicaban en lugares apartados, para recogerse y meditar en calma. Una paz que fue destruida en 1936 a causa de un incendio. Pero si por algo destaca es por su curiosa campana, hecha de una bomba reaprovechada.
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Origen de Margalef
Más allá de estas construcciones que desafían a la naturaleza, la historia de este municipio vale la pena ser contada. Todo empieza con la llegada de los árabes. Su nombre de hecho es original de este pueblo y hace referencia a los conglomerados de marga que rodean el pueblo.
La historia de este lugar se remonta al año 1200, cuando el rey Pere I cedió estas tierras al obispo de Tortosa para repoblar la zona bajo la jurisdicción de la Baronía Episcopal de Cabacés. Aunque el pueblo experimentó un notable crecimiento hasta finales del siglo XIX, la llegada de la filoxera y otros factores llevaron a una disminución de su población, como ocurrió en muchas partes del Priorat.
Qué ver
La zona también es otro atractivo. Margalef se ha convertido en un destino muy apreciado por los escaladores, tanto a nivel nacional como internacional. Las montañas que lo rodean, especialmente el Montsant, ofrecen retos únicos que han puesto a este pequeño pueblo en el mapa de la escalada deportiva. Pero Margalef no solo es ideal para escaladores; también ofrece rutas de senderismo y oportunidades para la espeleología.
Las cuevas del entorno, como la Cueva de la Taverna y la Cueva del Filador, invitan a los visitantes a explorar el subsuelo de la región, ofreciendo una ventana al pasado prehistórico del lugar. Estas grutas y formaciones rocosas son ideales para quienes se inician en la espeleología o simplemente desean disfrutar de un paseo diferente y lleno de aventura.
Cómo llegar
Llegar a Margalef es sencillo y el recorrido es parte del encanto de la experiencia. Desde Lleida, se toma la C-12, continuando hacia La Granadella y luego la C-242. Desde Barcelona, Girona o Tarragona, se sigue la AP-7 hasta Reus y después la N-420 hacia Falset, para finalmente tomar la T-702 que lleva directamente al pueblo.