Hubo un tiempo en que la Iglesia tenía el monopolio de la educación. Era en plena Edad Media, cuando en los monasterios se almacenaban, custodiaban y retenían los principales libros publicados en el mundo. Sucedió en Europa y, por tanto, Cataluña no fue una excepción. Y algo de eso, por en su versión democrática se va a recuperar en pleno siglo XXI. Un monasterio catalán va a alojar una universidad.
Se trata del monasterio de Sant Feliu de Guixols, un conjunto arquitectónico que se ha convertido el máximo exponente patrimonial de la localidad. De hecho, a partir de su constitución, se fue desarrollando el pueblo.
Este espacio, que ha tenido ya varios usos, no sólo es uno de los principales atractivos de este municipio de la Costa Brava por su historia. Desde hace décadas, aloja el Espai Thyssen, que realiza diversas exposiciones en las que se exhiben parte de la colección de arte de la Carmen Cervera, hija del lugar.
Ahora, además, va a alojar una universidad. El Ayuntamiento de Sant Feliu de Guíxols y la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) de Girona han firmado un convenio que tiene como objetivo principal llevar estudios de grado universitarios al municipio. Este acuerdo pretende impulsar la formación entre la población con cursos, actividades, talleres y programas formativos, al tiempo que se fomentan la cultura y el conocimiento, y se mejora el aprendizaje de idiomas. Y el monasterio tiene allí un papel importante.
Qué estudiar en un monasterio medieval
Este conjunto arquitectónico medieval, junto con la Casa Palet, son los espacios que, de entrada, cede al Ayuntamiento para que se puedan llevar a cabo estas actividades y formaciones. Una formación que ya empieza este curso 2024-25 con la oferta de 40 créditos que corresponden al tercer curso del Grado en Educación Infantil. En concreto, se ofrecerán créditos de tercer curso.
Se trata de los primeros estudios universitarios de grado de este centro que se llevarán a cabo en el municipio. Aunque es la primera vez que se estudiará un grado, esta universidad ya impartía clases aquí. Hasta ahora se han impartido cursos de idiomas y el programa UNED Senior, dirigido a personas mayores de 50 años y que repetirá su oferta formativa por tercer año consecutivo.
Pacto con el Ayuntamiento
El Ayuntamiento cede estos espacios para que los estudios del Grado en Educación Infantil se puedan seguir desde allí o para que los alumnos hagan tutorías. Así, el monasterio benedictino, que en su día alojó buena parte del conocimiento de la Edad Media, vuelve a tener un importante peso en la formación de la población de Sant Feliu.
Los estudiantes de la UNED ahora van a poder entrar a este monumento que conserva elementos tan importantes como la románica Porta Ferrada en su parte más antigua. Eso sí, la iglesia de la Mare de Déu dels Àngels y las torres del Corn y del Fum, que también forman parte del conjunto monacal, quedan excluidas, ya que son parte del Centro de Arte Colección Catalana Carmen Thyssen–Bornemisza.
Bien Cultural de Interés Nacional
El monasterio de Sant Feliu de Guíxols es uno de los conjuntos monumentales más emblemáticos de la Costa Brava y está considerado Bien Cultural de Interés Nacional. La construcción de la citada porta Ferrada, indica que sus orígenes datan del siglo X, aunque se ha documentado que el templo religioso se asienta sobre antiguas estructuras romanas.
Esta construcción fortificada también fue sometida a diversas fases constructivas a lo largo de los siglos, hasta alcanzar su apogeo en el siglo XVIII con la construcción del gran edificio barroco que hoy en día caracteriza el conjunto. Uno de los elementos más destacados es el Arc de Sant Benet, una puerta barroca del siglo XVIII que daba acceso al recinto monacal, donde se puede apreciar el escudo del monasterio y la escultura de Sant Benet, una obra restaurada en 1999 por el escultor Domènec Fita tras la destrucción de la original en 1936.
Qué ver en Sant Feliu
Pero si desde la Edad Media y en el siglo XXI también, este monasterio ha sido un pozo de cultura, historia y conocimiento, también fue clave para el desarrollo de la ciudad de Sant Feliu de Guíxols. Esta joya de la Costa Brava nació al abrigo del templo religiosos y a pesar de ellos. De hecho, a medida que la población crecía, se armaba de poder y luchó durante siglos por liberarse de las exigencias feudales impuestas por los abades.
La revuelta, vistos los resultados, no les fue mal. Sant Feliu creció más allá del monasterio. Con industrialización, se convirtió en un eje importante para la industria corchera, un factor histórico que se puede apreciar en las casas modernistas de la playa de Sant Pol o en las elegantes casas señoriales del paseo del Mar. El histórico casino de la Constancia, que se encuentra en la el frente marítimo, es otra prueba de ello.
Precisamente, las playas de Sant Feliu son otro de los atractivos del municipio. Su arena gruesa, el turquesa de sus aguas y las calas escondidas por el Camí de la Ronda atraen a miles de catalanes y turistas extranjeros durante todo el año.
Pero no todo se acaba aquí. Otros puntos de interés cultural incluyen el Museo de Historia del Juguete, el Museo del Salvamento Marítimo, la Casa Irla y la Ermita de Sant Elm, que ofrece uno de los miradores más impresionantes de la Costa Brava, famoso por haber sido el lugar desde donde Ferran Agulló bautizó a la región.
Cómo llegar
Sant Feliu de Guixols se encuentra a una hora y 20 minutos en coche desde Barcelona y a cerca de dos horas en autobús, ya que es el único transporte público que llega hasta allí. El tren apenas llega a la Costa Brava.
Para llegar en vehículo privado, se recomienda ir por autopista gratuita AP-7 en dirección a Girona/Francia y tomar la salida 9A-9B en dirección Sant Feliu de Guíxols/Platja d’Aro por la carretera C-35. Allí aparece el desvío a la C-65, que lleva directo al destino.