Sergi Belbel, el dramaturgo que hace divertido a Hamlet
El también director de escena presenta la segunda parte de este ambicioso proyecto en el Teatre Nacional de Catalunya tras encontrarse con muchas puertas cerradas
14 septiembre, 2024 16:43Noticias relacionadas
Sergi Belbel es, tal vez, uno de los dramaturgos más conocidos por el público teatral catalán. Desde las conocidas Caricies i Forasters, que luego llevaría a la pantalla Ventura Pons, a Després de la pluja, Morir, con la que obtendría el Premio Nacional de Literatura Dramática, a la más reciente Lali Symon, estrenada en 2022, apenas se detuvo unos años. Aunque para dirigir obras ajenas. Conocido es el tándem que forma el director de escena con el también dramaturgo Jordi Galcerán. Juntos levantaron el éxito internacional de El método Gronholm y siguieron colaborando posteriormente hasta las recientes FitzRoy y la recién estrenada Turisme rural.
Pero a Belbel le gustan los retos. Y escribir, dice tener algunas obras propias en el cajón todavía por estrenar que “ya vendrán”, sólo están esperando su momento. Por ahora, está metido de lleno en un proyecto tan ambicioso como personal, hacer de Hamlet una comedia.
El dramaturgo nunca se lo había planteado. Afirma que nunca pudo llegar a entender toda la obra de Shakespeare debido a su basta riqueza. Tampoco quería montarla, añade. Asevera que vio la mejor y más perfecta puesta en escena de Hamlet en “la cours du Palais des Papes” del Festival de Avignon. Allí Patrice Chéreau subió a 104 actores y actrices para hacer esta legendaria pieza shakespeariana. Querer levantar la obra tras eso, le parecía un menester para el que no estaba preparado. Pero lo ha hecho y va a seguir haciéndolo.
Todo cambió justo antes de la pandemia. Se cruzó un día con el actor Enric Cambray, con el que ya coincidió en el pasado en el Teatre Nacional de Cataluña (TNC), en La Florentina, donde hacía cuatro personajes distintos. Lo cierto es que “a partir de allí empezó a surgir una relación” profesional y de amistad y cuando se topó de vuelta con él en 2019 le preguntó por qué no trabajaba más. Cambray lo atribuyó a “no pertenecer a ninguna familia” del teatro catalán y que ya tenía más de 30 años y “nadie le daría ya un Hamlet”. Esta frase fue definitiva.
Si bien pensó que nunca la dirigía, “como autor nunca dije que no le metería mano”, matiza. Y así fue. Al escuchar esas palabras de Cambray imaginó como sería hacer del actor un Hamlet “comentador de la propia obra de Shakespeare”. Y no sólo hizo eso. Ha hecho del personaje un monologuista propio de El club de la comedia que narra las peripecias de su personaje en la obra de Shakespeare. Un cómico con muchas cosas que decir.
La propuesta de Belbel es hacer de cada uno de los cinco actos una obra en sí misma. La primera fue Hamlet 0.1, estrenada en la sala DAU al sec de Barcelona en 2021, la segunda, Hamlet 0.2, se estrena este 18 de marzo en el Taller de Pintura del TNC, allí donde se encontraron juntos profesionalmente la primera vez.
Dónde antes ensayaron La Florentina, ahora muestran el Hamlet más cómico. Un espacio que abre por primera vez al público, con 202 butacas rodeando al actor y donde esta tragedia shakesperiana promete hacer reír al espectador. Puede parecer difícil, pero sucedió.
El mismo Sergi Belbel, entrevistado por Crónica Global, no sabe explicar como ha hecho que este intenso drama se vuelva cómico. “Es que es muy difícil. No sé qué decirte. Surgió del propio trabajo con Enric Cambray. Y del actor también. Pensar que tenía que ser para Enric ya me dio ese tono, no sé cómo decirlo. No hubo una reflexión previa de que tenía que hacerlo así, fue como si se impusiera, tenía que ser así”. Y así es.
Durante 15 días, del 18 de septiembre al 6 de octubre, el público podrá disfrutar de esta particular versión del segundo acto de Hamlet, para el que no se requiere ver la primera parte. “El código del stand up comedy ya es conocido por el espectador”, recuerda Cambray. Y tampoco es necesario conocer la obra.
Eso sí, si los asistentes a la obra quieren tenerla leída antes, van a detectar más matices. Y si se quiere ver antes la primera parte, los dos primeros domingos de funciones hay una maratón de Hamlet 0.1 y 0.2 a partir de las 17 horas de la tarde e intermedia de una hora. De allí que el actor tenga un bien merecido descanso los lunes y martes. Si uno no se atreve a ver las dos seguidas, Crónica Global trata de desentrañar los secretos de este Hamlet cómico de Belbel en esta entrevista.
- Dice que tras leerlo y ver muchas puestas en escena de 'Hamlet' sentía que había partes que no acababa de entender, que se le escapaban. ¿Qué es lo que has descubierto de la obra, trabajándola tan en profundidad?
- Descubres, primero, el poder del teatro. Yo creo que Shakespeare es probablemente la persona que en su momento capturó la grandeza del teatro. Entendió que con el teatro puedes llegar muy lejos. Porque tú puedes decir, “oh, ¡qué bosque tan maravilloso!”, y no hay nada allí. Y, sin embargo, tú como espectador lo ves. Luego habla del poder, de la política, de los sentimientos, del sexo, de la muerte, del amor, trasladándose de un género a otro con una facilidad tremenda, con una libertad absoluta. Se te pone la piel de gallina al ver cómo este hombre capta, entiende el poder del teatro. Luego, ves que es una gran esponja. Cuando rastreas sus obras, ves que él no se inventó nada. Siempre saca una leyenda, una historia que ha visto por ahí, una obra que vio el año pasado de su amigo Marlowe, un no sé qué, lo junta todo y lo expulsa. Por lo tanto, Shakespeare es esa persona, ese artista que sabe extraer lo mejor de su entorno y lo vierte en su obra con una genialidad y una originalidad bestial. Es que no se acaba nunca.
- Sin duda, Shakespeare es puro teatro y lo alaba e introduce en su obra. En Hamlet, también, pero en este segundo acto, los actores son destinados, al principio, con una misión perversa, distraerlo de sus objetivos que perjudican a rey.
- Sí, pero allí también hay toda una reflexión muy divertida. Apunta a que van de gira porque fracasaron con las últimas obras que hicieron. Entonces, se produce un debate entre los actores maduros y los actores jóvenes. Y me preguntaba por qué tiene tanta importancia esto, por qué Shakespeare le da tanto espacio. Bien, cuando él hizo Hamlet, ya estaba un poco consolidado como autor, y ya aparecían grupos de actores jóvenes que iban en contra de Shakespeare. Uno de ellos, capitaneado por Ben Jonson, que era un autor más joven que él. Jonson atrae a estos jóvenes actores para crear un grupo contra los del Globe, porque ya eran los estándares. Entonces Shakespeare aprovecha Hamlet para hacer un ataque contra aquellos que lo atacaban. Es muy fuerte descubrir que un genio, en su momento, también se sintió atacado por los jóvenes que aparecen. Shakespeare tenía 35 o 36 años cuando escribió Hamlet. No era tan mayor, pero como Ben Jonson tenía poco más de 20, y ya era su rival. Entonces, aprovecha Hamlet para lanzar una indirecta a Ben Jonson. ¡Por eso ocupa tanto espacio, porque Shakespeare se siente herido por estos jóvenes que lo atacan!
- ¿Cómo lo hace?
- Hamlet llega a decir que esta juventud que empieza ahora y van contra el establishment es que gritan mucho, pero no se entiende nada de lo que dicen porque tienen una dicción pésima. Lo hace traslado a Dinamarca, pero está hablando del Londres de su época. O sea, ya había estas batallas en esa época. Y en nuestra versión lo aprovecho para preguntar “¿pero qué os pensáis, que estas rivalidades vienen de ahora?” Dice, ya venían de los trágicos griegos que se mataban entre ellos por conseguir un simple trofeo. Y es que es cierto, en la tragedia griega había premios, y todos querían ganar el primer puesto. Eurípides ya quería tener los premios que tenía Sófocles, y Sófocles los que tenía Esquilo, ¿no? En cualquier caso, luego eso desemboca en el tercer acto, donde Hamlet hace que los actores representen una obra en que los actores están interpretando y simulan la muerte de su padre, y que su tío la vea. ¡Y ahí está el poder del teatro!
- Por tanto, en esta parte muestra que el teatro puede servir para lo peor y lo mejor.
- Y no sólo. Puede servir para divertir y al mismo tiempo para desenmascarar, porque se desenmascara al culpable a través del teatro.
- ¿Su versión cómica también desenmascara algo de la sociedad actual?
- Más que de la sociedad, el hilo conductor en este segundo acto es el teatro. Entonces sí, de alguna manera hablo del teatro de mi tiempo, o tal como lo veo yo. En este sentido, también aprovecho las reflexiones de Hamlet sobre el teatro para hacer las mías propias.
- ¿Qué piensas del teatro catalán actual?
- Pienso que el teatro de ahora, al menos el nuestro, tiene una vitalidad que no ha tenido nunca, en ningún momento de su historia. Con los equipamientos que tenemos --el Teatre Nacional, el Teatro Lliure, todos los teatros privados…--, la cantidad de autores que hay, yo estoy encantado con el teatro que tenemos.
- En cualquier caso, este año hay polémica por la cantidad de reposiciones que hay en la cartelera barcelonesa.
- A mí no me parece mal que los teatros privados lo hagan. Me parecería mal que lo hicieran los teatros públicos. Pero para los privados está bien, porque si una obra puede tirar, ¿por qué no hacerlo? Lo que pasa es que llegará un momento en que hacer mucha reposición signifique no hacer algo nuevo. El modelo sería bueno si tuviéramos más teatros. Es decir, creo que ahora, por el nivel de producción que hay en el país, nos faltan salas. Y, específicamente, nos faltan salas de formato mediano. Ese es el gran déficit de Barcelona: no tenemos teatros de formato mediano. Porque estas obras que van muy bien en un teatro de 200 espectadores, si llenan cada día, significa que podría tener 300. Dime qué teatros tienen 300 localidades. La Villarroel y..., creo que ya. No hay.
- ¿Y cambiar la forma de programar? En países como Argentina, la mayoría de salas programan varias obras por semana y éstas se prolongan durante meses o años.
- En Argentina y Alemania. No solo ahí, en más lugares. Ojalá se pudiera. Pero es el teatro de repertorio. El teatro de repertorio que existía, desapareció. A veces una compañía tiene tres espectáculos, y entonces se hacen a demanda. Esto lo está haciendo La Calòrica ahora mismo, pero son los únicos.
- Usted también está con más proyectos, porque en una semana ha presentado este 'Hamlet 0.2' en el TNC y 'Turisme rural', en el Borràs. ¿Cómo lo compagina?
- Mal (ríe). Lo he podido hacer bien porque primero hice Turisme rural y luego Hamlet. Ahora se estrenan al mismo tiempo, pero al momento de hacerlos los fui sacando adelante. En cualquier caso, se compagina perdiendo horas de sueño (sonríe).
- Un Hamlet que primero tuvo que pagar de su bolsillo porque nadie se lo programaba y ahora, tras el éxito del 'Hamlet 0.1', llega al público su segunda parte, y las dos para dos maratones. No sé cómo sienta eso.
- Bueno, cuando recibí dos o tres rechazos de la primera, decidí no mostrarlo más. Y no, no sienta bien, pero eso le pasa a todo el mundo. Yo pensé que no sabían leerlo, o que les resultaba pesado. Me imagino que en la página 4, si no tienes la voz y la presencia de Enric Cambray o no te imaginas que tiene que ser ese otro actor, a lo mejor llegas a la cuarta página y dices, “no entiendo qué es esto”. Pero claro, Enric Cambray hace lo que está escrito, no se inventa nada.
- ¿Tampoco en la sorpresa distinta que promete que va a ver en cada función?
- Hay espacio para las sorpresas, sí, pero no dice nada que no esté escrito. No lo sé, a veces creo que, los que lo leyeron, no se imaginaban el formato. Al final no lo di más porque no quería otro rechazo, así que decidí hacerlo yo. Tuve la suerte de conseguir un pequeño fondo para poder arrancar, el Premi Sant Jordi de Novela que recibí, y la sorpresa es que fue bien.
La entrada al Teatre Nacional es una prueba de ello.