El Pirineo catalán está lleno de pequeños pueblos que brillan con luz propia. Algunos son medievales, con calles estrechas, casas de piedra, iglesias románicas y de otros estilos arquitectónicos e incluso fortalezas. Otros son más nuevos, también algo más pijos, con sus casitas blancas acabadas con un techo de pizarra.
Este último caso es el de un pueblecito de menos de 900 habitantes que puede decir que vio nacer a uno de los filántropos más polémicos de Cataluña. El famoso es Rossend Arús, el municipio donde nació, Alp.
Dónde está
Esta localidad de apenas tres letras está situado en el corazón de La Cerdanya, lo que lo convierte en un destino ideal para los amantes de la naturaleza, el esquí y la gastronomía tradicional catalana. Ubicado estratégicamente a solo 12 minutos en coche de Bellver de Cerdanya y rodeado por los núcleos de La Molina y La Masella, Alp es el lugar perfecto para los amantes del esquí. Pero tiene mucho más.
Este municipio, que abarca desde el llano ceretano hasta la Collada de Toses, ofrece a sus visitantes una red de más de 50 kilómetros de senderos señalizados que atraviesan extensiones de bosque, terrenos alpinos y zonas de pasto, convirtiéndolo en un paraíso para los excursionistas. En verano es fácil ver a aficionados y expertos de la BTT circular por allí y en otoño, más de un buscador de setas se planta en las montañas de su alrededor para ver qué encuentra.
Qué hace en Alp
Durante los meses de invierno, Alp es cuando está en plena ebullición, se transforma en un punto de encuentro para los aficionados a los deportes de nieve. Con dos de las estaciones de esquí más importantes de Europa, La Molina y La Masella, el dominio esquiable Alp2500 ofrece 135 kilómetros de pistas para todos los niveles.
Además del esquí alpino, los visitantes pueden disfrutar de otras actividades como el esquí de fondo, esquí de montaña, paseos con raquetas de nieve y descensos en trineo. Las instalaciones de Alp están perfectamente equipadas con escuelas de esquí, alquiler de material y monitores, asegurando que todos, desde principiantes hasta expertos, puedan disfrutar de una jornada en la nieve.
Qué ver
Pero Alp no solo es atractivo durante el invierno. En primavera y verano, este pueblo de montaña ofrece una amplia gama de actividades al aire libre y culturales que destacan por su belleza y autenticidad. El patrimonio arquitectónico de Alp, visible en cada rincón de sus calles de piedra, incluye la iglesia de Sant Pere, una antigua fortaleza del siglo XII que alberga pinturas históricas de San Cristóbal. En las cercanías se encuentran los restos del monasterio de Sant Esteve i Sant Hilari d’Umfred y la imponente Torre del Riu, un castillo declarado Bien Cultural de Interés Nacional que se erige como uno de los monumentos más emblemáticos de la región.
Qué comer
Además de su casco urbano, el entorno natural de Alp también integra una pequeña parte del parque natural del Cadí-Moixeró y la Reserva Nacional de Caza de La Cerdanya, ofreciendo rutas de senderismo gran belleza paisajística y biodiversidad.
También destaca por la oferta gastronómica, es otro de los grandes atractivos de Alp. Con una rica tradición culinaria basada en productos locales, los restaurantes y bares de la zona sirven platos típicos como el Trinxat de La Cerdanya y la Sopa de La Cerdanya, utilizando ingredientes frescos y de proximidad como la patata, la col y la carne de cerdo.
El filántropo de Alp
¿Y que hay del filántropo? Bien, Rossend Arús es hijo de una familia acomodada que nació en 1845 en este pequeño pueblo de Cataluña y tuvo una carrera meteórica. A pesar de que estudió de Derecho en la Universitat de Barcelona, lo que siempre le interesó fue la vida cultural y política.
Escritor de 60 obras de teatro, la mayoría de ellas muy políticas, cuando no satíricas, puede presumir de haber publicado en Nueva York la primera obra impresa en catalán en los Estados Unidos. Se trata de Cartas á la dona, una narración en verso con sus impresiones de la Exposición Universal de Filadelfia que salió a la luz en 1877.
Un pasado oscuro
Pero si por algo es conocido es por su actividad filántropa y por unas asociaciones cargadas de leyendas oscuras. El catalán de Alp, fue miembro de la francmasonería catalana desde 1866, y llegó a ser Venerable Maestro. Su colección de obras sobre este colectivo es toda una joya que se conserva en una de las bibliotecas de Barcelona que pasan más desapercibidas, la Casa Arús.
Conservador de grandes textos de literatura política, masona y cultural, el dramaturgo encargó al arquitecto Bonaventura Bassegoda reconvertir el edificio del número 26 de Passeig Sant Joan para situar allí su biblioteca y albergar sus colecciones de libros y arte. Claro que con el paso de los años, este inmueble se ha convertido en todo un referente de la masonería y la historia de España, albergando una impresionante colección de más de 70.000 volúmenes que abarcan temas como la masonería, el anarquismo y otros movimientos sociales. Un lugar que también esconde una Estatua de la Libertad.