Ya se sabe que los romanos no es la única civilización que estuvo por tierras catalanas. Las ruinas que hay en Castelló d’Empúries dan buena de fe de ello. Cataluña es y fue un lugar estratégico para el comercio gracias a su salida al Mediterráneo. Lo que poco se esperaba es descubrir en pleno siglo XXI que aparecería un nuevo poblado de aquella época. Y a pie de costa.
Todo empezó en el epicentro de la Costa Dorada, en Salou (Tarragona). Allí, un equipo de arqueólogos trabaja desde 2010 en un área de más de 550 metros cuadrados en un yacimiento que se encuentra en terrenos del puerto de Tarragona, que ha financiado los trabajos.
Último descubrimiento
Desde los primeros hallazgos, todo apuntaban al mundo helénico y los investigadores buscaban corroborar las hipótesis e indicios que tuvieron hace 14 años. Pero la fecha clave llegó este 2024.
En agosto, los arqueólogos dieron con unos elementos de cobertura de techos y fueron a indagar sobre su origen. Esas ruinas pertenecen a la Grecia clásica. “Todas las casas tienen una estructura muy similar, que va de los 90 a los 120 metros cuadrados, y parcelas muy igualitarias”, señala Ivan Cots, codirector de las excavaciones.
El origen de la excavación
Determinar su origen no ha sido fácil, porque si bien han dado con que este poblado, llamado La Cella de Salou, tuvo su fundación con el pueblo griego, los investigadores subrayan que se trataba de una población “multicultural”, donde convivían íberos y púnicos. De hecho, este nuevo descubrimiento tiene que ir a más.
La campaña de excavaciones La Cella que comenzaron a principios de este mes de agosto, siguen para recabar más información. Aun así, el equipo de arqueólogos, encabezado por el profesor del Departamento de Historia e Historia del Arte de la Universidad Rovira i Virgili (URV), Jordi Diloli, y por el arqueólogo y codirector de la excavación, Ivan Cots, ya ha logrado los primeros resultados.
Uno de los objetivos principales era determinar quién fundó este poblado. Era una de las incógnitas pendientes de resolver desde hace años. Siempre se apuntó al mundo helénico, pero no ha sido hasta este Aunque los indicios apuntaban a los griegos, hasta este 2024 que no se ha podido demostrar.
Desde el trazado, los materiales y los tipos de construcciones daban pistas. Los nuevos elementos constructivos hallados fueron clave. “Hemos encontrado un tipo de cobertura de techos, que también encontramos en asentamientos griegos y, posteriormente, romanos”, asegura Diloli.
Pistas iniciales
Otro factor que apuntan al origen griego son el tipo y tamaño de las edificaciones encontradas en la excavación. “Es un urbanismo muy bien definido, muy bien ortogonal, que está formado por diferentes estancias, pero todas ellas siguiendo siempre un mismo patrón”, indica Cots. De hecho, destaca que las parcelas eran muy igualitarias.
Hace cerca de 14 años que están investigando y dando con estas pistas, pero este año, las excavaciones se han centrado en las zonas adyacentes a la parte ya excavada y consolidada por el Ayuntamiento de Salou, que es el otro propietario. “Como hemos duplicado casi la extensión del yacimiento, también hemos podido duplicar nuestra hipótesis de trabajo”, asegura Cots.
Y es que La Cella, como se conoce a este poblado de Salou, es un yacimiento “singular” en todo el litoral mediterráneo peninsular, apuntan los investigadores. Se trata de un asentamiento “complejo y diferenciado” del conjunto de otros poblados protohistóricos de la Cessetania, tanto por sus singularidades constructivas como por una cronología inusual, ya que data desde inicios del siglo IV hasta mediados del siglo III a.C., es decir, aproximadamente del 400 al 250-40 a.C.
Los responsables de la excavación explican que ni su fundación ni su abandono responden a los parámetros “más habituales” en esta región en época ibérica. “Actualmente, no hay ningún otro asentamiento en Cataluña, con esta cronología, que tenga un sistema urbanístico de estas características, con la casa más pequeña de 90 metros cuadrados; eso es impensable en cualquier otro asentamiento indígena que tengamos actualmente”, detalla Diloli.
Tierra de vino
Otro dato curioso de la excavación es que se encontraron recipientes que prueban la existencia de vino en el poblado. Sin embargo, los trabajos no han podido confirmar si se producía allí. Primero, porque tenían cerámicas tanto indígenas como de fuera y además porque el vino está muy asociado tanto al mundo griego como al púnico, y previamente, al fenicio. “Los íberos lo hacen suyo, por lo tanto, es una zona donde sabemos que desde muy antiguo había viñedos. No me extrañaría nada que se produjera aquí”, apunta.
En cuanto a los hallazgos, los arqueólogos señalan que han encontrado una “gran cantidad” de materiales de importación, alrededor del 30%. Estos proceden de los intercambios comerciales que se realizaban entre Ebussus (isla de Ibiza), las colonias griegas de Massalia (Marsella), la Magna Grecia (Sicilia y sur de Italia). Por todo ello, los expertos sostienen que estos vestigios demuestran la existencia de muchas culturas en el emplazamiento salouense, que acogió a íberos, griegos y cartagineses.
Proyecto a futuro
Una vez se excave todo el sector meridional, el equipo de arqueólogos documentará fotográficamente las estructuras arqueológicas localizadas y se levantará la planimetría correspondiente en soporte digital, así como los niveles estratigráficos exhumados que también serán acotados. El objetivo de estas actuaciones será mantener una reproducción “fiel” de todos los paramentos originales para consolidarlos y adecuarlos más adelante.
Según Diloli, la museización del espacio aún no tiene fecha ni presupuesto. “La museización permitirá que cualquier persona que venga pueda entender lo que hay aquí. Por eso, también trabajamos con la realidad virtual, los modelos 3D, tenemos alguna casa que ya hemos terminado”, concluye el profesor.