Si a Guadí se le trata de genio es por algo. Más allá de la Sagrada Familia y la cantidad de turistas que atrae, el arquitecto de Reus creo todo un movimiento arquitectónico único en el mundo. Su combinación de materiales de trabajo, la voluntad de recrear las formas de la naturaleza a sus edificios y diseños y los aportes al mundo de la arquitectura forman parte de la historia.
Encontrar una obra desconocida del catalán es muy extraño. Pero todavía existen, incluso en Barcelona. La Casa Vincens de Gràcia abrió hace poco, la Colonia Güell queda a las afueras de la Ciudad y Bellesguard tiene la desventaja de quedar en la zona alta, apartado de los lugares más turísticos.
Dónde está
El no reparar en estas obras no es un delito, pero quien no las visite se pierde algunos de los detalles más extraordinarios de la arquitectura de Gaudí. Un claro ejemplo es lo que sucede con el citado edificio que se erige en lo alto del barrio de Sant Gervasi.
En realidad, esta obra fue rescatada. Primero fue palacio de reyes; más adelante, refugio de bandoleros. Situado en la falda de la montaña de Collserola era idóneo para ambos. A los primeros les ofrecía tranquilidad y salvaguarda del resto del vulgo. A los segundos, un lugar donde esconderse cerca de la montaña cuando huían de la policía.
(Con) Quién la hizo
Pero Gaudí le dio otro aire muy distinto a estas ruinas del castillo medieval allí ubicado. A principios del siglo XX. Gaudí diseñó y construyó junto a Domingo Sugrañes una vivienda particular, la Casa Corominas para su propietario, el comerciante Jaume Figueras.
Íntimo amigo del arquitecto modernista, quería construir una residencia para su familia en un enclave único y lleno de significado político. El antiguo castillo de Martín I fue el lugar elegido. Y Sugrañes ayudó en la financiación.
Cuándo se hizo
Los trabajos de ambos se fusionan a la perfección. El de Reus trabajó entre 1900 y 1909, los trabajos secundarios que finalizó su compañero se finalizaron en 1916. El resultado: la última e increíble obra modernista con toques neogóticos de Gaudí.
Bellesguard es tal vez una de las obras más oscuras de Gaudí, al menos en cuanto al aspecto. Se puede apreciar esto por sus formas. Al querer mantener la relación con la historia del lugar, el arquitecto quiso darle una forma similar a un castillo, torre incluida. En este caso, coronado con una cruz blanca que brilla en las alturas.
Cómo es
Las curvas propias de las obras de Gaudí se convierten aquí en líneas rectas, pero los elementos naturales no dejan de aparecer. Más allá de usar los restos del castillo por el jardín, las piedras con las que está diseñada recuerdan a los troncos de los árboles de Collserola. Su tono recuerda también a los arcos y las cuevas del Park Güell.
Pero aquí se prometía de hablar de la obra olvidada de Gaudí y Bellesguard no lo es tanto, en cambio, sí uno de sus detalles. Si no se entra en detalle en los mosaicos de su interior o en el trabajo con el hierro forjado de la fachada, es porque en el jardín se oculta un tesoro.
El misterio de los bancos
Los dos bancos hechos del famoso trencadís guardan dos detalles más que curiosos. Con una forma ovalada y una largada fuera de lo común, resultan extremadamente cómodos por su diseño ergonómico. Pero también por lo idóneo que resulta para contarse confidencias a distancia.
Aunque parece que es algo imposible, el diseño de este elemento arquitectónico hace posible que una persona que esté en un extremo del banco pueda escuchar los susurros que se dicen en el otro. Hay quien dice que es para que los enamorados se hablasen casi a la oreja saltándose la estricta vigilancia de la concubina que les impedía estar cerca el uno del otro.
Coordinado con el sol
Pero las anécdotas no se acaban allí. Los bancos semicirculares están situados estratégicamente. El banco en el que se aprecian las figuras de dos ángeles portando el escudo de la Corona de Aragón mira hacia al este, de modo que queda iluminado cuando sale el sol.
Enfrente queda el banco de otro par de ángeles, aquellos que llevan el escudo del Casal de Barcelona, la cruz de Sant Jordi, y la corona condal. Unas figuras que brillan a la hora del ocaso.
Cómo llegar
Con todos estos elementos y muchos más, la Torre Bellesguard fue declarada bien de interés cultural en 1969. Sus puertas permanecieron cerradas durante años. A finales de los 90 empezaron a abrirlas a las visitas y desde hace poco, además de las visitas guiadas, se pueden reservar las instalaciones para todo tipo de eventos, bodas incluidas.
Llegar hasta allí en transporte público es posible. Uno debe llegar hasta plaza Kennedy, donde llega la línea 7 de FGC y allí coger el bus 196 que acaba directamente en la puerta de la obra de Gaudí.