A la derecha de la imagen, Cristian Gallardo, responsable de la nueva etapa de Luz de Gas
La doble trifulca del pasado viernes 28 de noviembre en la mítica sala barcelonesa Luz de Gas supone también un toque de atención para Cristian Gallardo, responsable de la nueva etapa del emblemático local.
Es cierto que gestionar una sala de estas dimensiones —con personal propio, seguridad externalizada y cientos de clientes en una noche— no es tarea fácil. Pero lo ocurrido la madrugada del pasado viernes deja entrever fallos de control interno en un momento especialmente sensible para el local.
El primer altercado con parte de lesiones y denuncia ante los Mossos llega poquísimas semanas después del esperado regreso de la histórica sala barcelonesa. Y no hablamos de un episodio aislado protagonizado por terceros, sino de un incidente en el que dos trabajadores internos del establecimiento ("los de la casa") quedaron señalados por su actuación, dejando claro que la polémica no corresponde al personal de seguridad externo.
Un pequeño tirón de orejas para Gallardo y su equipo: si bien muchos confían plenamente en el resurgir de Luz de Gas, este tipo de incidentes empañan una reputación construida durante décadas, y exige reforzar los protocolos internos para evitar que la nueva etapa nazca marcada por sombras que podrían haberse evitado.